- Author: Ricardo Vela
A partir de febrero de este año, las escuelas contarán con una mayor flexibilidad sobre el tipo de leche, granos integrales y contenido de sodio que servirán a sus estudiantes. Los cambios, vistos desde una perspectiva general, no son mayores, pero podrían tener un impacto en la salud de los menores, asegura una experta del Centro para la Nutrición Escolar (CNS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de California en Davis.
Rachel Scherr, investigadora asistente del Departamento de Nutrición de UC Davis y directora del CNS, escribe en la cuarta edición trimestral del 2018 de Nutrition Perspectives, que publica dicho departamento, que los cambios adoptados por la administración del gobierno federal afectan los requerimientos sobre la leche, granos integrales y sodio que se sirven en las cafeterías escolares.
Scherr mantiene que mientras que los cambios han recibido una gran atención por parte de los medios de comunicación que los han calificado como un “relajamiento substancial” de los estándares federales respecto a las comidas escolares, la Administración de Agricultura de EUA (USDA, por sus siglas en ingles), los cataloga como “flexibilidades para planear”.
Hasta ahora, las escuelas, bajo el mandato de la ley Healthy, Hunger-Free Kids de, solo pueden servir leche sin sabor baja en grasa (1%) o sin grasa o leche de chocolate sin grasa. Bajo las nuevas reglas que entran en efecto en febrero, las escuelas tendrán la opción de servir leche de chocolate baja en grasa.
Otro de los cambios tiene que ver con los granos integrales que se sirven a los estudiantes. Bajo la ley que esta a punto de caducar, por lo menos una mitad de los granos que se sirven en las escuelas deben ser integrales, existiendo a la vez una exención por parte del estado para aquellos distritos escolares que pudieran documentar que la regla es causa de dificultad (financiera). Los nuevos requisitos de la USDA anulan esta exención.
Y el tercer cambio afecta los requisitos sobre el contenido de sodio en los alimentos escolares, que se suponía iban a ser implementados en el curso de varios años con el fin de ir reduciendo la cantidad gradualmente en tres etapas. La etapa uno entró en efecto en el 2014, la dos lo haría en el 2017, pero un reglamento interino la postergó hasta el 2019 y la tres entraría en efecto en 2022. Bajo los nuevos cambios, la etapa dos entrará en efecto hasta el 2024 y la tres queda eliminada.
“Es importante notar que los estándares de las comidas escolares son los mínimos que las escuelas deben seguir y no hay nada que prevenga que las escuelas y distritos escolares elijan mantener sus estándares a un nivel más alto”, escribe Scherr. “Mientras muchas escuelas elegirán adherirse a los nuevos mínimos, muchas otras podrían elegir continuar con las regulaciones a las que ya se han acostumbrado y otras irán más allá de lo requerido”.
“En general, estos cambios, a pesar de ser comparativamente menores, podrían llevar a que los estudiantes consuman más sodio y menos granos integrales de los que consumirían bajo los requisitos previos”, continúa Scherr. “Sin embargo, un comunicado de prensa de la Asociación de Nutrición Escolar, alaba los nuevos requisitos, indicando que ‘incentivarán a más estudiantes a consumir comidas escolares saludables, que cumplen con los límites calóricos y ofrecen frutas, verduras y leche’”.
La experta agrega que algunos estudios sugieren que los almuerzos que los estudiantes traen de sus casas tienden a ser menos saludables que los que se sirven en las escuelas, por lo que se requerirá de un estudio para determinar como afectarán los próximos cambios en la salud de los niños.