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La industria apícola contribuye con más de 4,700 millones de dólares a la economía nacional
La industria apícola de los Estados Unidos está prosperando, de acuerdo con un nuevo estudio del Centro para Asuntos Agrícolas de la Universidad de California (University of California Agricultural Issues Center) o AIC, por sus siglas en inglés. El estudio reveló que la industria nacional de la miel de abeja generó en el 2017 más de 22 mil trabajos y su contribución total a la economía fue de 4,740 millones de dólares. Esta aportación incluye el efecto directo, como la contratación de trabajadores para mover las colmenas y la compañía de suministros para empacar productos hechos con miel y por otro lado, los efecto inducidos, como los salarios que los trabajadores de la industria gastan en los negocios locales.
El estudio fue dirigido por Daniel A. Sumner, economista y director de AIC, un instituto que ha estudiado el impacto económico de muchos productos agrícolas básicos. La industria apícola está conformada por apicultores, importadores, empacadores y procesadores.
"La industria apícola nacional contribuyó significativamente con trabajos y actividad económica a lo largo de los estados y regiones de Estados Unidos", mencionó Sumner. "Además de sus contribuciones económicas directas, al ser un importante ingrediente, la miel de abeja contribuye con su sabor a una amplia variedad de productos y estimula su demanda en toda la industria alimentaria."
En el 2017, la industria apícola contribuyó con aproximadamente 2,100 millones de dólares en valor agregado al producto interno bruto de EUA (GDP, por sus siglas en inglés). En comparación, el arce de Vermont contribuyó con 34 millones de dólares a la economía de Vermont en el 2013.
"Aunque la apicultura es un trabajo de amor y verdadera esencia de una industria artesanal, el tamaño y alcance de la industria de la miel muestra que su producción marca un impacto significativo en la economía de nuestro país", manifestó Margaret Lombard, directora general de la Junta Nacional de la Miel de Abeja. "Desde los apicultores en el estado de Washington, hasta los empacadores de Maine, el impacto de la industria de la miel de abeja es evidente en todo el país, así como en el GDP de EUA en general".
En el 2017, la industria apícola empleó a más de 22 mil personas en la producción en todo el país, importación y embalaje de la miel y sus derivados. La industria del endulzante de maple en Vermont empleó a 4,021 personas en el 2013.
Además de la pujante industria, el apetito estadounidense por la miel de abeja está creciendo. En el 2017, los estadounidenses consumieron 596 millones de libras de miel o el equivalente a 1.82 libras por persona, lo que representa un incremento del 65 por ciento en el consumo entre el 2009 y 2017.
Para conocer más sobre el Centro de Asuntos Agrícolas de la Universidad de California, visite https://aic.ucdavis.edu. Encontrará el estudio completo, en inglés, titulado “Contribuciones de la Industria Apícola de EUA en la Economía de EUA” aquí. Para más información sobre la Junta Nacional de la Miel de Abeja, visite www.honey.com.
La Junta Nacional de la Miel de Abeja
La Junta Nacional de la Miel de Abeja (NHB, por sus siglas en inglés) es un grupo de promoción agrícola financiado por la misma industria, cuyo trabajo se enfoca en educar a los consumidores sobre los beneficios y uso de la miel de abeja y sus productos a través de investigaciones, mercadotecnia y programas promocionales. El trabajo de la junta, financiado por un impuesto especial cargado a la miel doméstica y de importación, está diseñado con el fin de incrementar el conocimiento y uso de la miel por parte de los consumidores, la industria de servicios alimenticios y productores de alimentos. La junta, compuesta por diez miembros nombrados por el secretario de agricultura de EUA, representa a productores (apicultores), empacadores, importadores y una cooperativa de mercadeo. Para más información, visite www.honey.com.
Datos sobre el Centro de Asuntos Agrícolas de la Universidad de California de UC Davis
El Centro de Asuntos Agrícolas de la Universidad de California (AIC, por sus siglas en inglés) fue establecido en 1985 para investigar y analizar importantes tendencias y asuntos sobre políticas que afectan a la agricultura y recursos naturales y humanos que se interrelacionan en California y el oeste del país. El centro, que consiste de un director, varios directores asociados, un personal profesional reducido y una junta asesora, provee información, basada en investigaciones, acerca de una gama de asuntos agrícolas emergentes críticos, como los mercados para alimentos y productos agrícolas básicos, el valor de la investigación y desarrollo agrícola, los costos y rendimientos agrícolas, las consecuencias de las políticas alimentarias y agrícolas, recursos rurales y el medioambiente. La audiencia para las investigaciones y alcance de AIC incluye a los responsables de tomar decisiones en la industria, organismos gubernamentales y al mismo gobierno, así como académicos, periodistas, estudiantes y público en general.
Miel de abeja: un verdadero milagro
Esa simple petición, precedida de una expresión de cariño, por si acaso, significa que hay miel de abeja en la mesa.
Y debe de haber. Como hija, nieta y bisnieta (y más allá) de apicultores, crecí con miel de abeja en la mesa. (Y en mis dedos, cara y ropa).
Mi favorita en ese entonces era la miel de abeja de trébol, de las exuberantes praderas y campos de nuestra granja de 300 acres en el suroeste de Washington. Mi favorita ahora es la miel de abeja del abrepuño amarillo (yellow starthistle) del sur de California, derivada de las flores de esta maleza altamente invasiva, Centaurea solstitialis, a la que los granjeros odian (y con mucha razón) y los apicultores aman.
“Casi todas las mieles de abeja tienen su propio sabor único, aun cuando es del mismo varietal”, señala Amina Harris, directora del Centro de Miel de Abeja y Polinización de UC Davis (UC Davis Honey and Pollination Center). “Existen características que aprendemos a buscar, pero aun dentro de esa variedad, la miel de abeja diferirá de acuerdo con el área en la que es recolecta. Por ejemplo: la miel del aguacate se le conoce por ser de un tono ámbar oscuro con un sabor parecido a la melaza, regaliz o anís. Sin embargo, una vez que empiezas a probar una selección de ellas, algunas saben a licor de melaza y regaliz muy negro. Otras tienen un sabor casi a frutas como higos o ciruelos secos. La mayoría de las personas no notan la diferencia y luego están los nerdos de la miel, ¡como yo”!
“Mi miel favorita de todos los tiempos es una a la que sigo regresando. Me gusta la de trébol dulce de las Altas Planicies con ese toque de canela —las características picantes es algo que me encanta”, expresó Harris. “Mi “miel impresionante” favorita es la del cilantro. Recogida cerca de Yuba City, el cultivo de semilla nos da una miel que pareciera como si camináramos a través de un bazar de especies con toques de cardamomo, canela, pimienta de Jamaica, nuez moscada y — chocolate”.
El Centro de Miel y Polinización de UC Davis, localizado en el Instituto Mondavi para Vinos y Ciencias Alimenticias en Old Davis Road, ofrece cursos periódicamente sobre la evaluación sensorial de la miel de abeja, así como degustaciones de miel. Próximamente: el centro ofrecerá degustaciones gratuitas de miel en su sede principal durante el evento denominado 105th Annual Campuswide Picnic Day, que se llevará a cabo el 13 de abril y en el Festival de la Miel de Abeja de California, en el centro de Woodland, el 4 de mayo. Otra degustación de miel de abeja muy popular: la apicultora de Extensión de California, Elina Lastro Niño, con base en el Departamento de Entomología y Nematología de UC Davis, ofrecerá una degustación de miel de abeja en el Briggs Hall durante el Día de Campo anual.
Hay más sobre la miel de abeja que lo que experimenta el ojo — o el paladar. El Centro de Miel y Polinización llevó a cabo, en octubre, un curso certificado de tres días sobre la Evaluación Sensorial de la Miel de Abeja, en el que se usaron “herramientas y métodos de evaluación sensorial para educar a los participantes sobre los matices de la varietal de la miel de abeja”, dijo Harris. La estación de radio pública KQED del norte de California destacó el curso en su programa “Taste This”.
Y todo se lo debemos a las abejas melíferas.
El ecologista en polinización Stephen Buchmann de la Universidad de Arizona (quien obtuvo su doctorado en entomología en UC Davis, estudiando con el especialista en polinizadores nativos, Robbin Thorp), escribe en su libro titulado Honey Bees: Letters from the Hive (Abejas meliferas: cartas desde la colmena) que cada abeja obrera “realiza de cuatro a diez o más viajes diariamente desde el nido, para visitar cientos o muchos miles de flores para recoger el néctar y polen. Durante toda su vida, una abeja obrera puede haber volado de 35 mil a 55 mil millas colectando alimento para ella y sus compañeras de nido. Una libra de miel almacenada en la colmena puede representar 200 mil millas de vuelos y néctar de hasta cinco millones de flores”.
Toma un frasco de 16 onzas de miel de abeja en el supermercado. Eso representa “el esfuerzo de miles de abejas volando un total de 112 mil millas para obtener el néctar de alrededor de 4.5 millones de flores”, escribe Buchmann.
Por su puesto, nosotros apreciamos a la abejas melíferas principalmente por sus servicios de polinización (una tercera parte de los alimentos que comemos son polinizados por las abejas) pero la miel es solamente un pensamiento posterior.
Ha sido descrita como “oro líquido”, “néctar de los dioses” y “el alma de un campo de flores”. Francamente, no es nada menos que milagroso.
Y bueno, así debería ser.
Una abeja melífera succiona miel de un panal. (Fotografía de Kathy Keatley Garvey)
Honey: Nothing short of miraculous
That simple request, prefaced with a term of endearment for good measure, means there's honey on the table.
And well there should be. As the daughter, granddaughter and great-great granddaughter (and beyond) of beekeepers, I grew up with honey on the table. (And on my fingers, face and clothes.)
My favorite then was clover honey from the lush meadows and fields of our 300-acre farm in southwest Washington. My favorite now is Northern California yellow starthistle honey, derived from the blossoms of that highly invasive weed, Centaurea solstitialis, which farmers hate (and rightfully so) and beekeepers love.
“Almost every honey has its own unique flavor-- even when it is the same varietal,” says Amina Harris, director of the UC Davis Honey and Pollination Center. “There are characteristics we learn to look for, but even within that variety, the honey will differ from each area collected. For instance: avocado honey is known for being very dark amber with a flavor reminiscent of molasses, licorice or anise. However, once you start tasting a selection, some will taste like blackstrap molasses and very black licorice. Others will have almost a fruity flavor like dried figs or prunes. Most folks can't tell the difference – and then there are the honey nerds, like me!”
“My favorite all-around honey is one I keep returning to. I love sweet clover from the High Plains with its cinnamon hit —the spicy characteristic is just something I love,” Harris said. “My favorite ‘shock honey' is coriander. Collected near Yuba City, this seed crop gives us a honey that is like walking through a spice bazaar with hints of cardamom, cinnamon, allspice, nutmeg, coriander and — chocolate.”
The UC Davis Honey and Pollination Center, located in the Mondavi Institute for Wine and Food Science on Old Davis Road, periodically offers courses on the sensory evaluation of honey, as well as honey tastings. Next up: the center will host free honey tastings at its home base during the 105th Annual Campuswide Picnic Day on April 13, and at the California Honey Festival in downtown Woodland on May 4. Another popular honey tasting: California Extension apiculturist Elina Lastro Niño, based in the UC Davis Department of Entomology and Nematology, hosts a honey tasting at Briggs Hall during the annual Picnic Day.
There's more to honey than meets the eye — or the palate. The Honey and Pollination Center recently hosted a three-day Sensory Evaluation of Honey Certificate Course last October, using “sensory evaluation tools and methods to educate participants in the nuances of varietal honey,” Harris said. Northern California public radio station KQED spotlighted the course on its “Taste This” program.
And we owe it all to honey bees.
Pollination ecologist Stephen Buchmann of the University of Arizona (who received his doctorate in entomology from UC Davis, studying with native pollinator specialist Robbin Thorp), writes in his book, Honey Bees: Letters from the Hive, that each worker bee “may make four to ten or so flights from the nest each day, visiting hundreds or many thousands of flowers to collect nectar and pollen. During her lifetime, a worker bee may flown 35,000 to 55,000 miles collecting food for her and her nest mates. One pound of honey stored in the comb can represent 200,000 miles of combined bee flights and nectar from as many as five million flowers.”
Take a 16-ounce jar of honey at the supermarket. That represents “the efforts of tens of thousands of bees flying a total of 112,000 miles to forage nectar from about 4.5 million flowers,” writes Buchmann.
Of course, we primarily appreciate honey bees for their pollination services (one-third of the food we eat is pollinated by bees) but honey is more than just an after thought.
It's been described as “liquid gold,” “the nectar of the gods” and “the soul of a field of flowers.” Frankly, it's nothing short of miraculous.
And well it should be.
A honey bee sips honey from honeycomb. (Photo by Kathy Keatley Garvey)
A honey bee sips nectar from a lavender blossom. (Photo by Kathy Keatley Garvey)
La salud de las abejas melíferas es crucial para el bienestar de especies importantes
Nuestras amigas las abejas de miel hacen posible que nosotros devoremos una abundancia de productos a base de almendras. En el 2016, el cultivo de almendras de California alcanzó los 2,150 millones de libras valoradas en 5,200 millones de dólares. Para cultivar el 80 por ciento de las almendras de todo el mundo en California se requiere de muchas abejas para la polinización, casi dos colmenas por acre de almendros. Se calcula que California cuenta con 1.3 millones de acres de almendros que se extienden a lo largo de las 400 millas entre Bakersfield y Red Bluff.
California se encuentra entre los cinco principales estados productores de miel de abeja de la nación. El consumo per cápita de miel en EUA es de alrededor 1.3 libras por año. Nuestras zumbadoras amigas visitan millones de flores, haciendo posible la polinización de las plantas a la vez que recogen el néctar para llevarlo de regreso a sus colmenas. Para nuestra fortuna, las abejas producen más miel de la que necesitan sus colonias permitiendo que los apicultores recojan el exceso de miel y la envasen para que nosotros la disfrutemos.
Las abejas también son animales
Las abejas son uno de los animales del planeta más importantes. Producen miel y son las principales polinizadoras para una mayoría de cultivos especializados de alto valor, cosechados en los estados contiguos de California y Oregón, como nueces, frutas de hueso, verduras y bayas. Un problema amenaza a nuestras amigas animales, las abejas. La pérdida de colonias es grande debido a una variedad de causas medioambientales y biológicas incluyendo enfermedades bacterianas. Históricamente, los apicultores han auto prescrito antibióticos para controlar estas enfermedades.
UC Davis y la Universidad del Estado de Oregón se han unido para auxiliar a los apicultores a enfrentar el problema de resistencia a los antibióticos y el uso antimicrobiano en la alimentación y agua de animales productores de alimentos, concretamente para proteger la salud y seguridad de las abejas. La estrategia general se dirige a un suministro alimentario más seguro porque se reduce el potencial de la resistencia al antibiótico.
El Instituto del Oeste para la Seguridad y Protección Alimentarias (WIFSS, por sus siglas en inglés), la Extensión Cooperativa de UC y la Facultad de Veterinaria de UC Davis se han unido con la Universidad del Estado de Oregón en un proyecto multi estatal de cultivos de especialidad financiado por la USDA con el fin de crear una capacitación continua para veterinarios sobre la salud de las abejas y el uso de antibióticos, una práctica que en la actualidad es regulada bajo la Directiva de Alimentos Veterinarios (Veterinary Feed Directive), conocido por sus siglas en inglés como VFD. El proyecto ofrecerá a veterinarios y educadores de apicultura un curso integral, en línea, sobre biología apícola y práctica para preparar al capacitador. Los objetivos principales son proteger al cultivo de especialidad, la miel, de la contaminación con residuos antibióticos, con el fin de proteger la salud y seguridad de las abejas, las cuales son esenciales para la agricultura de California y finalmente, para apoyar el control veterinario sobre el uso de antibióticos, lo cual llevará a una reducción general en el medioambiente de bacterias resistentes a antibióticos.
El premio de 483,278 dólares abordará las necesidades únicas de la industria apícola que ha venido experimentando una gran pérdida de colonias desde el 2006. También se enfocará en nuevas reglas establecidas por la Administración de Alimentos y Medicamentes de EUA sobre el uso de antibióticos que se utilizan para el control de ciertas enfermedades que afectan a las colonias de abejas.
La investigadora principal es Elina L. Niño, especialista del Departamento de Entomología y Nematología de la Extensión Cooperativa de UC. El líder del proyecto es Bennie Osburn, director de divulgación y capacitación de WIFSS. En el proyecto también colaboran Jonathan Dear, del Departamento de Medicina y Epidemiología de la Facultad de Veterinaria de UC Davis y el colaborador del estado asociado es Ramesh Sagili, del Departamento de Horticultura de la Universidad del Estado de Oregón. Un equipo de diseñadores gráficos e instructivos de WIFSS trabajará con los doctores Niño, Dear y Sagili, para traducir la ciencia en información fácil de usar para veterinarios y apicultores.
Educando sobre la salud de las abejas
Dear, quien colabora con WIFSS para producir un módulo, en línea, de enseñanza práctica para capacitar a veterinarios sobre apicultura y la salud de las abejas, señala que “las abejas de miel son una parte muy importante en nuestra economía y como cualquier animal productor de alimentos, pueden verse afectados por enfermedades prevenibles y tratables”.
Él está entusiasmado con el proyecto y expresa que “nuestra esperanza es que, al educar a los veterinarios sobre la salud de las abejas, puedan jugar un papel importante en mantener la salud y bienestar de esta importante especie”.
Con los esfuerzos de los especialistas de extensión, veterinarios y diseñadores gráficos e instructivos, los apicultores y veterinarios trabajarán unidos para navegar las regulaciones de VFD y los consumidores continuarán disfrutando del azúcar de la naturaleza”.
Honey bee health key to wellbeing of important species
Our friends the honey bees make it possible for us to devour an abundance of almond products. In 2016 the California almond crop totaled 2.15 billion pounds valued at $5.2 billion. Growing 80 percent of the world's almonds in California takes a lot of honey bees for pollination, roughly two hives for every acre of almond trees. It's estimated that California has 1.3 million acres of almonds, stretching 400 miles between Bakersfield and Red Bluff.
California is rated in the top five honey producing states in the nation. The U.S. per capita consumption of honey is around 1.3 pounds per year. Our buzzing friends visit millions of blossoms, making pollination of plants possible and collecting nectar to bring back to the hive. Lucky for us bees make more honey than their colony needs allowing beekeepers the opportunity to remove the excess honey and bottle it for us to enjoy.
Bees are animals too
Bees are one of our planet's most important animals. They produce honey and they are the primary managed pollinators for a majority of high value specialty crops grown in the contiguous states of California and Oregon, such as nuts, stone fruits, vegetables, and berries. A problem looms for our animal friends, the bees. Colony losses are high due to a variety of environmental and biological causes including bacterial diseases. Historically, beekeepers have self-prescribed antibiotics to control these diseases.
Enter UC Davis and Oregon State University to aid beekeepers in addressing the problem of antibiotic resistance and antimicrobial use in the feed or water of food-producing animals, namely, protecting the health and safety of bees. The overall strategy leads to a safer food supply because the potential for antibiotic resistance is reduced.
The Western Institute for Food Safety and Security (WIFSS), UC Cooperative Extension, and UC Davis School of Veterinary Medicine are partnering with Oregon State University in a USDA funded multi-state specialty crop project to develop CE training for veterinarians on bee health and antibiotic use — a practice that is now regulated under the Veterinary Feed Directive (VFD). The project will offer a comprehensive bee biology online course and train-the-trainer practical training for veterinarians and apiculture educators. The ultimate goals are to protect the specialty crop — honey — from becoming contaminated with antibiotic residues; to protect the health and safety of bees, which are essential to California agriculture; and, finally, to support veterinary oversight in the use of antibiotics, which will lead to an overall reduction of antibiotic resistant bacteria in the environment.
The $483,278 award will address the unique needs of the beekeeping industry that have been experiencing high colony losses since 2006. It will also focus on new rules established by the U.S. Food & Drug Administration on the use of antibiotics which are used to control certain diseases affecting bee colonies.
The principal investigator is Elina L. Niño, a UC Cooperative Extension specialist with the UC Davis Department of Entomology and Nematology. Project leader is Bennie Osburn, director of outreach and training at WIFSS. Collaborating in the project is Jonathan Dear, from the Department of Medicine and Epidemiology at UC Davis School of Veterinary Medicine, and the partner state collaborator is Ramesh Sagili from the Department of Horticulture at Oregon State University. A team of graphic and instructional designers from WIFSS will work with Drs. Niño, Dear, and Sagili, to translate the science into user friendly information for veterinarians and beekeepers.
Educating about honey bee health
Dear who is collaborating with WIFSS to produce an online and hands-on module to train veterinarians about beekeeping and honey bee health, points out that, “Honey bees are such an important part of our economy and, like any food producing animal, they can be affected by preventable and treatable diseases.”
He is enthusiastic about the project and says, “Our hope is that by educating veterinarians about honey bee health, they can play a key role in maintaining the health and wellbeing of this important species.”
With the efforts of extension specialists, veterinarians, and graphic and instructional designers, beekeepers and veterinarians will work together to navigate the VFD regulations, and consumers will continue to enjoy nature's sugar.
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