Consejos con base científica para una seguridad alimentaria
Realizada en cooperación con la Universidad Estatal de Ohio, la conferencia atrajo a 430 escritores independientes, estudiantes, editores, periodistas, funcionarios de información pública y otros amantes de las ciencias y literatura científica. Yo había solicitado una beca para viajes para funcionarios de información pública, para asistir a la misma y fui afortunado de ganar una otorgada por NASW, lo cualhizo posible mi asistencia.
Uno de los eventos a los que los asistentes podían asistir fue el almuerzo con un científico en la Universidad Estatal de Ohio, localizada a pocas millas de donde se llevaba a cabo la conferencia. Yo escogí al profesor Jeffrey LeJeune, microbiólogo de enfermedades infecciosas y epidemiólogo, porque el enfoque de su investigación es la seguridad alimentaria, uno de sus temas incluidos en la Iniciativa Alimentaria Global de la UC (UC Global Food Initiative), la cual fue lanzada el 1 de julio pasado por la presidenta de la UC Janet Napolitano.
El día del almuerzo, fuimos a la Universidad Estatal de Ohio en autobuses que esta institución facilitó. Nos reunimos en el vestíbulo de Ohio Union (se celebraba el evento de bienvenida o homecoming en el campus y muy cerca de allí se llevaba a cabo la maratón de Columbus) y nos llevaron hasta las mesas de los científicos que elegimos. La universidad de manera gentil y ¡segura! nos sirvió el almuerzo.
En la mesa de LeJeune's, nos presentamos unos a otros. LeJeune inició su presentación ante sus 15 invitados rechazando la regla de los cinco segundos (five-second rule). De acuerdo con esta regla, los alimentos que caen al suelo no se contaminan con bacteria si se les recoge dentro de los primeros cinco segundos de haberse caído.
LeJeune dijo que no funciona. “Comer algo del piso viola todo consejo sobre prevención de enfermedades causadas por alimentos”, advirtió el experto.
Quizás porque todos en su audiencia éramos escritores científicos, el continuó hablando sobre los retos de comunicación a los que se enfrentan los científicos. Dijo que el mayor énfasis en la formación de los estudiantes es sobre hacer descubrimiento, y que se pone muy poca atención a cómo comunicar estos descubrimientos en un lenguaje simple para el beneficio del público en general. Otro reto que mencionó es la explosión de información que estamos atestiguando, resultando en oídos sordos a las voces de muchos científicos y las barreras lingüísticas entre científicos y periodistas que dificulta una comunicación efectiva.
A continuación, LeJeune, presentó el tema de la leche cruda o bronca. Dijo que mientras que el consumir leche cruda es peligroso (datos de la CDC de entre 1973 y 2005 muestran que un 56 por ciento de los brotes de enfermedades asociados con lácteos se atribuyeron a la leche cruda o quesos fabricados con ella) menos del uno por ciento de la leche que se consume en Estados Unidos es cruda.
“Las pasteurización de la leche fue de gran beneficio para la salud de los humanos”, dijo el experto. “La mayoría de los quesos de Estados Unidos son productos pasteurizados”.
Le hicimos muchas preguntas. Él las respondió todas. Nos explicó que los Estados Unidos cuenta con el suministro alimentario más seguro. Advirtió que, a pesar de ello, los patógenos pueden introducirse a la cadena alimentaria a través de animales vivos. Además de que la refrigeración puede ser inadecuada. El experto dijo que alrededor de un 80 por ciento de la contaminación de alimentos y verduras ocurre fuera de la granja. Su consejo acerca de qué se debe comer cuando se viaja: “Evite alimentos crudos o sin cáscara. Es mejor comer lo que está bien cocido y caliente”.
LeJeune hizo notar que no existe evidencia que sugiera que los productos genéticamente modificados o GM, como se les conoce por sus siglas en inglés, sean problemáticos desde una perspectiva de seguridad alimentaria.
“Existen algunas preocupaciones de seguro”, señaló. “Pero estas son principalmente de índole económico y político. En el aspecto nutritivo, los alimentos GM pueden ser benéficos. Desde el punto de seguridad alimentaria y nutritivo, tampoco veo una diferencia significativa entre productos orgánicos y no orgánicos o frutas y verduras regulares. Podría haberla, sin embargo, sería sobre el impacto medioambiental relacionado con los diferentes sistemas de producción”.
Continuamos haciendo preguntas.
La discusión sobre la bacteria E. coli tomó impulso, específicamente sobre cómo la E. Coli se infecta con un virus y cómo, cuando este virus decide dejar la E. Coli, libera la toxina Shiga, la cual a su vez, daña las células que recubren el riñón.
Estábamos tan absortos en la discusión que nos sorprendió cuando uno de los organizadores del almuerzo entró en la habitación para informarnos que nuestra hora con el científico había terminado y que el autobús que nos había transportado a la Universidad Estatal de Ohio estaba a punto de partir.
Conforme nos levantamos de prisa de nuestras sillas agradecimos a LeJeune por su presentación, la cual fue clara y precisa – cualidades que todos los escritores científicos, y otros escritores apreciamos. Sabíamos que tenía otros temas para discutir con nosotros: ¿Puedo cocinar mi calabaza tallada después de Halloween? (La respuesta es “No si ha permanecido afuera durante más de dos horas”). ¿Son las dietas de alimentos crudos para perros una preocupación para la salud publica? (La respuesta es: “Su perro es más proclive a tener Salmonella si está comiendo alimentos crudos).
Aun cuando no discutimos estos temas, él nos dejó una amplia y útil información sobre seguridad alimentaria. De regreso a la conferencia, el ruido de la conversación entre los varios grupos llenaba el autobús: qué se aprendió, cuál es la mejor manera para comunicarlo y cómo cada uno de nosotros hizo un nuevo amigo en la universidad.