La hermosa y saludable pitaya crece en el sur de California
El granjero Arian Williams atiende con éxito 16 acres de aguacates en el área de Temecula conocida como De Luz, pero él y su esposa llegaron al Festival de la Pitaya de la UC, realizado el pasado mes de agosto, para ver si existe un potencial comercial para la producción de esta fruta.
"Nos estamos llevando unas muestras ahora para probarlas”, dijo Williams.
Vanessa Caballero, la esposa de Williams, se mostró entusiasmada sobre la posibilidad. "Me encanta como lucen las pitayas y no hay muchas que se cultiven comercialmente ahora", señaló.
La visita al campo del Centro de Investigación y Extensión South Coast de UC en Irvine incluyó presentaciones con bases científicas sobre estrategias de riego, control de taltuzas, manejo integrado de plagas y el impacto del nematodo agallador de las parras y del cactus de pitaya. Nativo de América Central, este cultivo se ha hecho popular en Asia y el Medio Oriente. La mayor parte de las frutas que se venden en EUA son importadas.
El asesor de Extensión Cooperativa de la UC, Ramiro Lobo, descubrió que el hermoso cactus que da fruto crece bien en el clima del Sur de California. La pitaya se da bien en las regiones donde se producen los aguacates, pero usan mucho menos agua. También son excelentes plantas para jardín, agregando un toque especial a la vez que producen frutos.
El fruto de la pitaya empieza con una flor grande y llamativa que florea durante la noche y que contiene las partes masculinas y femeninas. En muchas de las variedades más populares, las anteras (las partes masculinas que contienen el polen) y el estigma (la parte femenina que necesita ser polinizada) están separadas por una distancia que previene que los polinizadores nocturnos, como las mariposas nocturnas, hagan consistentemente la conexión.
Para que se logre un cultivo abundante y uniforme, Lobo sugiere que se lleve a cabo la polinización manual. El polen se puede colectar agitando una flor sobre un tazón o cortando las anteras con unas anteras sobre una taza. Lobo guarda el polen en el congelador hasta la noche o las primeras horas de la mañana cuando el cactus florea. Luego toma un poquito con una brocha para maquillaje barata y la espolvorea ligeramente sobre el estigma de las flores.
“Es fácil y solo toma unos segundos por flor", mencionó Lobo. "Si no lleva a cabo la polinización manual termina con frutos muy pequeños. Y no hay uniformidad".
La polinización manual también permite que los granjeros hagan una proyección más exacta de su cosecha de pitayas y trabajen con anticipación con las compañías que comercializan la fruta. Lobo señaló que lleva consigo un contador mecánico que presiona conforme poliniza las flores. Cuarenta días más tarde, el número preciso de pitayas estarán listas para ser cosechadas.