- Author: Ricardo A. Vela
En los Estados Unidos muchos de nosotros hemos visto y escuchado algo sobre la celebración mexicana del Día de los Muertos, ya sea por alguna película de terror o en alguna feria comunitaria en donde los niños muestran sus rostros pintados como coloridas calaveras. Esa costumbre es la preservación, de este lado de la frontera, de esa milenaria, radiante y vibrante celebración mexicana.
El Día de los Muertos es más que una calavera colorida pintada en los rostros o un cráneo de azúcar decorado con colores brillantes y grecas atractivas. Es un día festivo para celebrar la vida y renovar el amor a los seres queridos que fallecieron. No es una tradición que tenga como objetivo asustar a alguien como Halloween o Noche de Brujas, no es aterrador en absoluto.
El Día de Muertos es una antigua fiesta prehispánica que se observa en todo México, Centroamérica y en otras partes del mundo. Significa que los mexicanos ven la muerte como una parte natural del ciclo humano, por lo que esta tradición no es un día de tristeza sino de fiesta para que sus seres queridos regresen ese día al mundo de los vivos y celebren con ellos. La celebración del Día de Muertos continua vigente por los mexicanos y otros grupos étnicos que viven en los Estados Unidos porque está arraigada en el amor y la vida.
No es inusual que encontremos altares para el Día de Muertos en escuelas y centros comunitarios. Estos altares adornados con la flor de Cempasúchil (Tagetes erecta), los brillantes y coloridos cráneos de azúcar y las elegantes catrinas junto al pan de muerto se encuentran enlazados con fotografías y artículos personales en memoria de aquellos que han fallecido.
Cada elemento tiene un simbolismo único en el elaborado altar. Se creía que los pétalos de la flor de Cempasúchil, conocidos por los antiguos mexicanos como la flor de 20 pétalos, guiaban al muerto al cielo. Las calaveras y el pan son una fusión del cristianismo y la celebración antigua original.
Cada año la “Mainstream America” parece mirar más de cerca la fiesta del Día de Muertos y crece la fascinación hacia la festividad. Algunos prestigiosos museos como el Smithsonian, el Peabody en Harvard y el museo de arte de Palm Springs entre otros, dedican un espacio importante a este arte exquisito de los altares y la decoración de calaveras, y catrinas.
Para Claudia Díaz, asesora de Desarrollo Juvenil de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California, UC ANR de 4-H en los condados de Riverside y San Bernardino, el Día de los Muertos le trae recuerdos de tiempos vividos en la Ciudad de México. "Mi familia y yo tradicionalmente nos reunimos por la noche, comemos pan del Día de Muertos con chocolate y hablamos de las personas que amamos que ya no están con nosotros," recuerda Díaz.
Mientras que, para Cynthia Orozco, educadora de nutrición de UC ANR en el condado de Los Ángeles, el Día de los Muertos tiene un significado personal e íntimo. "Para mí, el Día de Los Muertos es un día festivo; voy a celebrar a mi hijo que falleció. Recuerdo muchos de los hermosos momentos que mi hijo me dejó," comentó Orozco.
Orozco y Díaz trabajan en condados con alta población de inmigrantes mexicanos y suelen incluir está celebración en su plan de trabajo como parte de la meta trazada por UC ANR de generar un impacto positivo en la vida cotidiana de los californianos.
"Como asesora de desarrollo juvenil de 4-H, tengo la suerte de poder preservar esta tradición entre los niños que tienen herencia hispana", dice Díaz. "En el verano, hacemos un programa donde hablamos del Día de los Muertos, los niños aprenden a hacer altares, y aprenden a escribir poemas especiales llamados Calaveras".
Mientras Orozco incluye en sus talleres de nutrición, opciones para preparar de manera saludable algunas de las comidas que se acostumbra poner en los altares del Día de Muertos. Ella enseña a los niños y adultos cómo los tamales, enchiladas y pozole, que son algunos de los alimentos tradicionales de esta y otras celebraciones mexicanas pueden ser económicos, sabrosos y muy saludables.
La fascinación por el Día de Muertos no es exclusiva de quienes trabajan en zonas urbanas, por ejemplo, después de un viaje a Oaxaca para observar el Día de Muertos de primera mano, Penny Pawl, Maestra del programa Jardineros Maestros de la UC ANR en el Condado de Napa, escribió sobre cómo cultivar la flor de Cempasúchil y todas sus variedades y propiedades medicinales en la Columna de Jardineros Maestros Napa.
El Día de los Muertos es una de tantas maneras en que los mexicanos muestran su pragmatismo al venerar la muerte celebrando la vida.
- Author: Ricardo A. Vela
Many of us in the US have seen or heard something about the Mexican celebration El Dia de Los Muertos (Day of the Dead), whether it's a reference in a horror movie or a community fair where children get their faces painted as colorful skulls. For many, that is the extent of their knowledge of this millenary, radiant and vibrant Mexican celebration.
The Day of the Dead is more than a colorful skull painted on someone's face or a skull made of sugar, and it isn't a tradition that includes scaring someone like Halloween - it is not scary at all. This tradition is about celebrating life and renewing love.
The Day of the Dead is an ancient Aztec holiday celebrated throughout Mexico and nowadays by people elsewhere in the world. Mexican culture views death as a natural part of the human cycle, so the day is not a day of sadness, but rather a day of celebration where loved ones return for that day and celebrate with the living. The Day of the Dead festivity is embraced by Mexicans and other ethnic groups living in the United States because it is rooted in love and life.
Today we often find altars for Day of the Dead in schools and community centers. These altars showcase Mexican marigolds (Tagetes erecta), bright and colorful sugar skulls, and elegant Catrinas next to pan de muerto (Mexican bread for the dead)—all of them entwined with photographs and personal items honoring the lives of those who have passed away.
Each element has a unique symbolism in the elaborate altar. The petals of the marigold, known by the ancient Mexicans as “Cempasuchitl,” or the flower of the 20 petals, were believed to guide the dead to heaven. The skulls and the bread are a fusion of Christianity and the original ancient celebration.
Mainstream America appears to be glimpsing the Day of the Dead festivity more clearly each year, and its fascination with it grows. Prestigious museums, like the Smithsonian and the Peabody museums, as well as the Palm Springs Museum of Art, among others, dedicate important space to this celebration.
For Claudia Diaz, a 4-H UC ANR Youth Development advisor for Riverside and San Bernardino Counties, Day of the Dead brings memories of her time in Mexico City with her family. “My family and I traditionally got together in the evening, ate Day of the Dead bread with chocolate and talked about the people we love who are no longer with us,” Diaz remembers.
For Cynthia Orozco, UC ANR Nutritional educator in Los Angeles County, Day of the Dead has a very personal and intimate meaning. “For me, Día de Los Muertos is a festive day; I am going to celebrate my son that passed away. I remember a lot of the beautiful moments that my boy left me,” Orozco said.
Since both Orozco and Diaz work in counties with a high population of Mexican immigrants, they include this celebration into their curricula as part of UC Agriculture and Natural Resources' mission to impact the daily lives of Californians.
“As a 4-H youth development advisor, I am fortunate to bring the tradition back to the kids that have Hispanic heritage,” Diaz says. “In the summer, we make a program where we talk about the Day of the Dead, kids learn how to do altars, and they learn how to do special poems that we call Calaveras.”
While Orozco includes the Day of the Dead meals in her Eating Healthy classes, she also teaches adults and kids how the traditional foods of this and other Mexican celebrations can be made healthier.
The fascination with Day of the Dead is not exclusive to those who work in urban areas. For instance, after a trip to Oaxaca to experience Day of the Dead firsthand, Penny Pawl, UC Master Gardener of Napa County, was taken by the festivities. She even wrote about how to grow Mexican marigold and all its varieties and medicinal properties in the Napa Master Gardener Column.
Day of the Dead is one of the many ways modern Mexicans show their pragmatic way to revere death by celebrating life.