- Author: Adina M. Merenlender
- Editor: Hannah Bird
- Contact: John Bailey
El Centro de Investigación y Extensión (REC, por siglas en inglés) de Hopland esta localizado en las tierras tradicionales, ancestrales y no cedidas de los pueblos de Shóqowa y Hopland, cuya relación histórica y espiritual con esta zona continua hasta el día de hoy (para más información sobre la historia de las tierras y del pueblo que lo habita vea este mapa histórico). Para este pueblo indígena ha sido difícil progresar en el Valle de Shanél después de haber sido forzado a salir de sus fértiles tierras y reasentarse en zonas montañosas relativamente pequeñas y lejos de fuentes de agua dulce.
El personal de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California (UC ANR, por sus siglas en inglés), y académicos del REC de Hopland trabajan con ellos para fomentar la relación con la Banda de Indígenas Pomo de Hopland quienes viven y trabajan al lado en las Rancherías Hopland y Nacomis.
El director del REC en Hopland, John Bailey, está comprometido a fomentar esta relación con la intención de habilitar los máximos beneficios para las comunidades tribales locales.El presidente de la tribu, Sonny Elliot y el concilio han ayudado a identificar las formas para colaborar después de una larga historia de desconfianza y del hecho de que la universidad se estableció con fondos provenientes de las tierras expropiadas (Ley de Universidades de Concesión de Tierras de 1862) y de que ha habido una continua ocupación de los territorios indígenas en California. Bailey trabaja con tribus locales con el fin de definir la recientemente creada posición de asesor académico con la que se busca fomentar las relaciones, impulsar la política de UC en torno al trabajo con las tribus y restaurar las buenas prácticas del uso del fuego con la ayuda de profesionales de la cultura tradicional.
“Hemos obtenido los fondos para contratar a un estudiante universitario de origen indígena para ayudarnos a revitalizar los pantanos eco culturales en Hopland este verano”, dijo Bailey. El pasante hablará con los indígenas que viven en el bosque de robles de la costa norte de California y desarrollará un plan para la administración de sitios ecológica y culturalmente importantes en el Centro de Investigación y Extensión de Hopland junto con la Banda de los indígenas Pomo de Hopland y expertos locales en conocimientos ecológicos tradicionales. Esta pasantía ofrece una oportunidad para que uno o dos estudiantes universitarios indígenas nativos aprendan sobre los sistemas de pantanos y conocimientos ecológicos tradicionales y compartan su experiencia con otros miembros de la comunidad tribal.
Existen oportunidades para que los jóvenes tribales y sus familias tengan acceso a sitios de caza y recolección de plantas para materiales para sus canastos artesanales. Deseamos que se lleven a cabo más ceremonias culturales donde generaciones del pueblo Pomo vivieron cerca de vías navegables que atraviesan el REC de Hopland. Finalmente, juntos estamos explorando formas para modificar el acceso de los caminos existentes en el REC de Hopland para permitir una posible evacuación de emergencia para los residentes de Ranchería.
Esperamos que haya más.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Ricardo Vela
- Author: Ricardo A. Vela
En los Estados Unidos muchos de nosotros hemos visto y escuchado algo sobre la celebración mexicana del Día de los Muertos, ya sea por alguna película de terror o en alguna feria comunitaria en donde los niños muestran sus rostros pintados como coloridas calaveras. Esa costumbre es la preservación, de este lado de la frontera, de esa milenaria, radiante y vibrante celebración mexicana.
El Día de los Muertos es más que una calavera colorida pintada en los rostros o un cráneo de azúcar decorado con colores brillantes y grecas atractivas. Es un día festivo para celebrar la vida y renovar el amor a los seres queridos que fallecieron. No es una tradición que tenga como objetivo asustar a alguien como Halloween o Noche de Brujas, no es aterrador en absoluto.
El Día de Muertos es una antigua fiesta prehispánica que se observa en todo México, Centroamérica y en otras partes del mundo. Significa que los mexicanos ven la muerte como una parte natural del ciclo humano, por lo que esta tradición no es un día de tristeza sino de fiesta para que sus seres queridos regresen ese día al mundo de los vivos y celebren con ellos. La celebración del Día de Muertos continua vigente por los mexicanos y otros grupos étnicos que viven en loEstados Unidos porque está arraigada en el amor y la vida.
No es inusual que encontremos altares para el Día de Muertos en escuelas y centros comunitarios. Estos altares adornados con la flor de Cempasúchil (Tagetes erecta), los brillantes y coloridos cráneos de azúcar y las elegantes catrinas junto al pan de muerto se encuentran enlazados con fotografías y artículos personales en memoria de aquellos que han fallecido.
Cada elemento tiene un simbolismo único en el elaborado altar. Se creía que los pétalos de la flor de Cempasúchil, conocidos por los antiguos mexicanos como la flor de 20 pétalos, guiaban al muerto al cielo. Las calaveras y el pan son una fusión del cristianismo y la celebración antigua original.
Cada año la “Mainstream America” parece mirar más de cerca la fiesta del Día de Muertos y crece la fascinación hacia la festividad. Algunos prestigiosos museos como el Smithsonian, el Peabody en Harvard y el museo de arte de Palm Springs entre otros, dedican un espacio importante a este arte exquisito de los altares y la decoración de calaveras, y catrinas.
Para Claudia Díaz, asesora de Desarrollo Juvenil de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California, UC ANR de 4-H en los condados de Riverside y San Bernardino, el Día de los Muertos le trae recuerdos de tiempos vividos en la Ciudad de México. "Mi familia y yo tradicionalmente nos reunimos por la noche, comemos pan del Día de Muertos con chocolate y hablamos de las personas que amamos que ya no están con nosotros," recuerda Díaz.
Mientras que, para Cynthia Orozco, educadora de nutrición de UC ANR en el condado de Los Ángeles, el Día de los Muertos tiene un significado personal e íntimo. "Para mí, el Día de Los Muertos es un día festivo; voy a celebrar a mi hijo que falleció. Recuerdo muchos de los hermosos momentos que mi hijo me dejó," comentó Orozco.
Orozco y Díaz trabajan en condados con alta población de inmigrantes mexicanos y suelen incluir está celebración en su plan de trabajo como parte de la meta trazada por UC ANR de generar un impacto positivo en la vida cotidiana de los californianos.
"Como asesora de desarrollo juvenil de 4-H, tengo la suerte de poder preservar esta tradición entre los niños que tienen herencia hispana", dice Díaz. "En el verano, hacemos un programa donde hablamos del Día de los Muertos, los niños aprenden a hacer altares, y aprenden a escribir poemas especiales llamados Calaveras".
Mientras Orozco incluye en sus talleres de nutrición, opciones para preparar de manera saludable algunas de las comidas que se acostumbra poner en los altares del Día de Muertos. Ella enseña a los niños y adultos cómo los tamales, enchiladas y pozole, que son algunos de los alimentos tradicionales de esta y otras celebraciones mexicanas pueden ser económicos, sabrosos y muy saludables.
La fascinación por el Día de Muertos no es exclusiva de quienes trabajan en zonas urbanas, por ejemplo, después de un viaje a Oaxaca para observar el Día de Muertos de primera mano, Penny Pawl, Maestra del programa Jardineros Maestros de la UC ANR en el Condado de Napa, escribió sobre cómo cultivar la flor de Cempasúchil y todas sus variedades y propiedades medicinales en la Columna de Jardineros Maestros Napa.
El Día de los Muertos es una de tantas maneras en que los mexicanos muestran su pragmatismo al venerar la muerte celebrando la vida.