- Author: Myriam Grajales-Hall
BERKELEY – (UC) – El buen rendimiento escolar de los niños depende, en gran parte, de consumir una alimentación saludable. Comités comunitarios en numerosas escuelas han hecho esfuerzos por mejorar la salud de sus estudiantes estableciendo una huerta escolar, enriqueciendo así sus estudios sobre nutrición y otros temas. Hay indicios de que las comunidades también se benefician de los jardines escolares.
Algunas escuelas han cambiado sus menús y visto un aumento marcado en el interés de los niños por las verduras y ensaladas. Otras han ofrecido también lecciones sobre el sistema de producción de alimentos y el medio ambiente.
Gracias a una iniciativa de 1995 de que toda escuela tuviese una huerta donde los estudiantes pudieran cultivar alimentos y flores, cerca de 1,600 escuelas en el estado han aprovechado esta oportunidad para mejorar la educación que ofrecen sobre nutrición. Algunas se han valido del Programa de Investigación y Educación sobre Agricultura Sostenible de la Universidad de California (Sustainable Agriculture Research and Education Program, SAREP) que ha financiado parcialmente varios proyectos de huertas escolares a través del estado. Otras han obtenido información y subvenciones que ofrece el Departamento de Educación de California para establecer huertas escolares.
Erica Peng, coordinadora del programa de huertas escolares en Berkeley indica que las investigaciones realizadas demuestran que las huertas pueden ser una poderosa herramienta para enriquecer el programa de estudios que exige el estado sobre matemáticas, historia, ciencias, literatura, escritura, arte y música. Los profesores también pueden usar el jardín para enseñar a los niños sobre ciclos, sistemas, cuencas y reciclado de agua y desechos.
En la Escuela Primaria Willard en Berkeley, un comité de padres, maestros y personal del servicio alimenticio de la escuela cambiaron el menú del almuerzo escolar para incluir más alimentos orgánicos, una opción vegetariana y una fruta o verdura fresca con cada almuerzo. En entrevistas informales, los niños indicaron estar muy satisfechos con los alimentos nuevos que ahora incluyen un mostrador de ensaladas.
“Con productos orgánicos locales frescos, como fresas y zanahorias que tienen un sabor excepcional y, ni se diga, color, es difícil que los estudiantes se resistan a comer del mostrador de ensaladas”, señala Jered Lawson, una de las coordinadoras en la escuela Willard. Apunta que aproximadamente 80% de los estudiantes que comen en la cafetería escogen el mostrador de ensaladas en vez de la comida caliente normal. Es de suponer que la novedad va a disminuir,pero programas similares en el sur de California muestran un nivel alto y constante en el consumo de verduras del mostrador de ensaladas establecido en varias escuelas.
El distrito escolar al cual pertenece la escuela Willard es el primero en la nación en adoptar una política que explícitamente integra la salud, los alimentos y la agricultura sostenible como elementos válidos para la educación escolar. La mesa directiva considera también que la escuela, como parte de la comunidad en que se encuentra, puede ayudar a promover la salud de la familia, la agricultura sostenible y la restauración del medio ambiente.
El éxito de las mejores huertas escolares se debe con frecuencia al apoyo de grupos de ciudadanos de diversas organizaciones a quienes les interesa mejorar la salud de los niños y las familias en sus comunidades. Algunas escuelas hasta ofrecen la oportunidad a sus estudiantes de hacer compras en un mercado para granjeros (farmers’ market) y tomar clases de cocina en las que preparan alimentos bajo la dirección de especialistas conocidos en las artes culinarias.
Por otra parte, las comidas escolares mejoran al incluirse frutas y verduras frescas cultivadas localmente. De las 8,000 escuelas del estado que han hecho estos cambios, muchas esperan que también mejore la salud de toda la comunidad al enseñar a los estudiantes y a sus familias maneras de establecer y mantener de por vida costumbres alimenticias saludables a través de la educación sobre nutrición, las experiencias en la huerta escolar y los alimentos que se sirven en las escuelas.
Las granjas familiares pueden también beneficiarse por la presencia de huertas escolares, como se ha visto en Berkeley. El servicio de alimentos del distrito escolar compra alimentos de los mercados de granjeros o de granjas familiares que practican la agricultura sostenible. Esto beneficia a las granjas de la zona.
“El jardín es una manera concreta de enseñar a los estudiantes acerca del todo el ciclo de los alimentos, desde la producción y salud ambiental, hasta cuestiones laborales, procesado, cocimiento y consumo”, agrega Peng. Ella, al igual que muchos otros que apoyan la integración de la huerta escolar y cambios al programa de alimentos, creen que este enfoque no sólo brinda a los estudiantes un almuerzo sano y nutritivo, sino que también asegura que los almuerzos forman parte de la educación general de los estudiantes acerca de un sistema de alimentación seguro y sostenible.
Muchos de los grupos comunitarios involucrados tienen por objetivo, además de aumentar la capacidad del servicio nutricional escolar para proveer alimentos frescos de la temporada cultivados localmente a un número mayor de estudiantes, integrar el programa de estudios con una huerta en cada escuela y lograr que se hagan cambios en políticas gubernamentales. Esperan que dichas políticas aseguren el alimento para todos los estudiantes de su comunidad al brindarles comidas saludables, nutritivas y apropiadas a su trasfondo cultural que incluyan alimentos orgánicos cultivados localmente, sin depender de la situación económica del estudiante.
NOTA: Este artículo se basa en el estudio “School gardens produce food and lesson,” publicado en la revista California Agriculture, Vol. 54, Number 5, edición de septiembre-octubre 2000.
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