- Author: Myriam Grajales-Hall
Por Joanne Ikeda y Patricia Crawford
Los Estados Unidos encaran una crisis de salud bien documentada que empeorará si no se logra dar marcha atrás a las tendencias actuales de sobrepeso y obesidad infantil y juvenil. Cálculos nacionales de la Encuesta Nacional de 1999-2002 de la Salud y Nutrición indican que más del 15% de niños y jóvenes entre 6 y 19 años de edad tienen sobrepeso. Las tasas de obesidad infantil van en aumento en todos los grupos sociales y étnicos, pero son más elevadas entre la niñez de descendencia latina y entre grupos de indios norteamericanos y niñas afroamericanas. Si bien algunos niños pueden sufrir de una susceptibilidad genética mayor al desarrollo del sobrepeso, todos los niños corren el riesgo de consumir una alimentación inadecuada y llevar un estilo de vida sedentario.
Estas tendencias son especialmente alarmantes porque los grupos étnicos más vulnerables a la obesidad también son los más susceptibles genéticamente a la diabetes tipo 2. En correlación con las tendencias de obesidad, las tasas de diabetes también han aumentado de manera espectacular en la década pasada. Mientras que la preponderancia total en los EE.UU. aumentó un 33% durante este período, el número de casos de diabetes en California aumentó un 67%. Este aumento en la tasa se debe en parte al “envejecimiento de la población” así como a mejoras en pruebas que detectan personas con riesgo de desarrollar la enfermedad y quienes ya sufren de ella. Por otra parte, se están encontrando niños y jóvenes con diabetes tipo 2. Los expertos consideran que este aumento se debe principalmente a los mismos factores que fomentan la obesidad: el estilo de vida sedentario, exceso en el consumo de alimentos y una alimentación poco saludable.
Las consecuencias económicas de estas tendencias son profundas. Un reporte del ex-director de la Dirección General de Salud Pública de los Estados Unidos calculó el costo económico de la obesidad en los EE.UU. en aproximadamente $117 mil millones en el 2000, ocupando el segundo lugar después del uso del tabaco como causa del aumento en gastos nacionales de cuidados de la salud. De este gasto, el costo directo e indirecto de la diabetes a la nación, según cálculos actuales, es de más de $105 mil millones anuales o más del 10% del gasto nacional de cuidados de la salud. La diabetes es una enfermedad progresiva, crónica y costosa que no tiene cura, puede causar daño a casi todos los órganos principales y puede disminuir el largo de la vida por un promedio de 10 a 15 años. La epidemia de obesidad y diabetes es una crisis en la salud sin precedente en California y en el país.
Las nutricionistas pueden identificar ciertos cambios ocurridos durante los 30 años pasados que han contribuido a que se iniciaran estos problemas. El consumo de calorías diarias ha aumentado tanto en niños como en adultos. Es fácil encontrar comida “rápida” económica disponible. Los tamaños de las porciones son de dos a cuatro veces los tamaños “estándar” recomendados por la agencia gubernamental USDA. Las escuelas recaudan fondos al vender bocadillos con muchas calorías y ponen en los pasillos máquinas expendedoras, compitiendo así con el almuerzo escolar regular. Se diseñan campañas de mercadeo agresivas y sofisticadas para convencer a niños y jóvenes que consuman alimentos que no promueven una alimentación con los nutrientes necesarios.
Si bien el consumo de alimentos ha aumentado, hay ahora menos oportunidades en la vida cotidiana para quemar calorías. Las escuelas han reemplazado o reducido los cursos de educación física y los deportes. Algunos consideran los parques comunitarios como lugares peligrosos donde jugar. Algunas comunidades ni siquiera tienen aceras. Asimismo, los lugares de trabajo cuentan con más automatización y los quehaceres del hogar se realizan con equipo que ahorra esfuerzo físico. Los niños ven televisión un promedio de 3 a 4 horas diariamente. Cuando no ven televisión, muchos juegan juegos en la computadora. Caminar y andar en bicicleta han sido reemplazados por el uso del automóvil para todo, menos para las distancias más cortas.
Sin embargo, existe evidencia científica que se puede dar marcha atrás a la diabetes a través de cambios en el estilo de vida, tales como hacer ejercicio con moderación y perder peso. La mejor solución a largo plazo para este problema es crear un entorno en el hogar, el trabajo y la escuela que fomente la selección de alimentos saludables y actividades físicas practicadas regularmente. Esto puede lograrse únicamente a través de la colaboración y esfuerzo de todas las agencias y organizaciones que tratan con la salud nacional.
En apoyo de esta meta, científicos en la Universidad de California en Davis y en Berkeley investigan una multitud de cuestiones fundamentales. Nutricionistas en UC Davis preparan información para ayudar a individuos a tratar la obesidad de manera más efectiva, realizando estudios acerca de actividades no relacionadas a la alimentación y esclareciendo los procesos fisiológicos que son la base de la diabetes, tales como maneras de aliviar las últimas etapas de la falla renal.
En el Centro Occidental de Investigación de la Nutrición Humana en UC Davis, los estudios que se realizarán en los próximos 5 años desarrollarán métodos para reducir los efectos secundarios negativos al hacer dieta, tales como reducción en el funcionamiento mental e inmunológico y en la densidad de los huesos. Otros científicos en este centro identificarán factores que predisponen a individuos a pasar por períodos de aumento excesivo en el peso corporal y que dificultan que bajen de peso.
Investigadores en Berkeley analizan el grado al cual los patrones alimenticios continúan desde el inicio hasta el final de la infancia y la manera en que contribuyen a la obesidad en la niñez. Otro estudio se enfoca en lo que contribuye el embarazo juvenil al cambio en grasa corporal y su distribución. Se investiga también el efecto de eliminar las bebidas muy dulces de las máquinas expendedoras y puestos de bocadillos en las preparatorias. Nutricionistas en Berkeley usan una variedad de métodos, incluso genéticos, alimenticios y farmacéuticos para tratar de esclarecer lo que contribuyen al cáncer del colon la obesidad y la producción alta de insulina.
Los talleres que ofrece Extensión Cooperativa de la Universidad de California llevan los resultados de investigaciones a la población que los necesita. Un estudio en ocho condados investiga la relación paradójica entre el sobrepeso y la percepción del riesgo de no tener suficiente alimento entre familias latinas de pocos ingresos. Los resultados se usarán en el desarrollo de programas de intervención y, a la larga, podrán emplearse para evaluar el efecto de programas estatales y nacionales contra la pobreza y aquellos que proveen asistencia alimentaria.
La Universidad de California está tomando un papel de liderazgo en el ámbito estatal y nacional al llevar a cabo investigaciones básicas y aplicadas, y en atraer a grupos y agencias comunitarias para realizar esfuerzos para evitar la obesidad. Si continuamos ampliando nuestras estrategias para la prevención, tomando en cuenta tanto las necesidades individuales como la problemática de nuestra sociedad, podremos fomentar un ambiente que ayude a nuestra población diversa a adoptar estilos de vida saludables.
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Joanne Ikeda y Patricia Crawford son co-directoras del Centro para el Estudio del Peso y la Salud en UC Berkeley.
Este artículo se basa en el estudio, “Californians face weight and health care crisis,” publicado en la revista California Agriculture, Volume 57, Number 1, edición de enero-marzo, 2003.
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