- Author: Myriam Grajales-Hall
MODESTO – (UC) – Sol, buena tierra y un riego adecuado son elementos indispensables para que las plantas crezcan sanas y fuertes. Sin embargo, así como el agua proporciona a las plantas los nutrientes necesarios para su crecimiento, en exceso, también podría acabar con ellas.
Ed Perry, asesor agrícola en horticultura de Extensión Cooperativa de la Universidad de California, recomienda, especialmente en el caso de árboles y arbustos, el uso de sistemas de riego por goteo.
“Un sistema de riego por goteo debidamente diseñado y operado es el método más eficiente y preciso para proveer agua a árboles y arbustos”, dice Perry. “Un sistema mal diseñado y operado resultará en un crecimiento y salud deficientes de las plantas, y hasta podría secarlas”.
Por ello es importante, según el experto, tomar en cuenta el tipo de suelo a la hora de diseñar el sistema de riego por goteo. Determine si se trata de un suelo arenoso o arcilloso. A diferencia de los suelos arenosos, los arcillosos mantienen mayor humedad, pero requieren de más tiempo y mayor cantidad de agua para mojarse a fondo.
El patrón en el que un suelo arenoso se moja es angosto y profundo mientras que el suelo arcilloso lo hace en forma extendida y superficial o en forma de “cebolla”. Tenga también en consideración que los suelos superficiales de menos de un pie de profundidad, de cualquier tipo de textura, mantienen poca humedad pero son fáciles de saturar.
“Usted necesitará aplicar menos agua y con mayor frecuencia en un suelo superficial que en uno profundo”, indica Perry.
“El número y colocación de emisores (de goteo) requeridos depende de lo ancho y profundo del patrón de riego de un solo emisor”, añade Perry. “En lugar de tratar de adivinar qué tan ancho y profundo penetra el agua en el suelo, haga la prueba usted mismo para asegurarse”.
La forma de saber lo ancho y profundo del patrón de riego, es irrigando con un sólo emisor durante un tiempo determinado, por ejemplo, durante una hora en suelo arenoso y tres a seis horas en suelos arcillosos o francos. Al día siguiente, introduzca una sonda en diferentes partes del suelo (una varilla de acero con punta en un extremo y con una agarradera soldada en el otro es una buena herramienta para revisar la humedad del suelo y cada persona que da mantenimiento a los jardines debería llevar una consigo). La sonda penetrará fácilmente en el suelo mojado y se detendrá al alcanzar el nivel más seco. Use esta técnica para determinar lo ancho y profundo del patrón de riego.
“Si lo desea, puede repetir esta prueba con diferentes tiempos de riego. Su meta debe ser mojar el suelo a una profundidad de 18 a 30 pulgadas en la zona donde se encuentran las raíces de mayor absorción de las plantas leñosas”, explica Perry, agregando que “una vez que sepa cuánto tiempo se lleva mojar el suelo a una profundidad de por lo menos 18 pulgadas, cada vez que riegue, use el mismo periodo de tiempo”.
El experto señala que riegos frecuentes pero superficiales producen sistemas de raíces también superficiales y plantas que no soportan climas calientes y secos. Asimismo, las plantas que se debilitan debido a un exceso de riego son más susceptibles a enfermedades causadas por hongos que se originan en la tierra y pudren las raíces y las copas. Es importante dejar que el suelo se seque un poco entre riegos.
Tenga en cuenta que si planea cambiar el sistema de riego de árboles y arbustos maduros de uno de aspersores o por inundación, a uno de goteo, necesitará agregar varios emisores por planta para mojar un sistema de raíces que se encuentra ya completamente desarrollado. Un árbol que ha crecido siendo regado por un sistema de aspersores por lo general posee un sistema de raíces extendido y extenso y podría sufrir de sequía si sólo se utilizan uno o dos emisores de goteo para reemplazar a los aspersores.