- Author: Myriam Grajales-Hall
AUBURN – (UC) - Los niños tienen estómagos pequeños, por lo que los expertos en nutrición de la Universidad de California recomiendan que sus alimentos del día sean distribuidos entre tres comidas regulares y dos o tres bocadillos.
Lo recomendable es dejar un periodo de dos horas entre comidas y bocadillos. Por ejemplo, si sirvió el almuerzo al mediodía, trate de no servir el bocadillo hasta las 2 p.m., y si piensa servir la cena a las 5 p.m., no sirva la botana después de las 3 p.m. Y recuerde, tanto los bocadillos como las comidas deben ser nutritivos.
Algunos niños tienen la tendencia a estar comiendo bocadillos todo el día, algo que los expertos recomiendan a los padres tratar de evitar. Lo que sucede en muchos casos es que los niños comen porque ven comida o bocadillos en la alacena o el refrigerador y no porque tengan hambre. Otras veces lo hacen porque están aburridos. Para ellos es fácil comer en exceso si no se les pone un límite, y esto puede convertirlos en niños obesos.
Los niños que comen bocadillos a toda hora también pueden sufrir de desnutrición, ya que a la hora de comer sus comidas regulares, suelen ya no tener hambre y su alimentación podría carecer o estar baja en proteína, hierro y calcio.
“Ofrezca bocadillos siguiendo un horario establecido. Los bocadillos son importantes, pero su hijo también necesita sentarse a comer con la familia”, señala Michele Fisch, educadora del Programa Nutrition Best de Extensión Cooperativa de la Universidad de California en el condado de Placer.
Los expertos advierten también sobre el valor nutritivo de los bocadillos. Algunos padres suelen caer en la trampa de golosinas que son promovidas como “bocadillos nutritivos”, pero que muchas veces tienen un alto contenido de azúcar, como es el caso de las “gomitas de fruta” (jelly fruit snacks), las cuales en realidad contienen muy poca fruta.
“Es mejor ofrecerles un bocadillo que sea 100 por ciento fruta, sin azúcar agregada”, dice Fisch.
Otra recomendación es no pelar la fruta como duraznos, chabacanos y peras, ya que sus cáscaras contienen mucha fibra, vitaminas y minerales. Simplemente, lávelas y sírvalas con la cáscara.
Hay muchas formas de servirles fruta a los niños; por ejemplo, córtela en pedazos, agréguela a una ensalada verde, sírvala sobre requesón, con yogur bajo en grasa, licúela con yogur y jugo para hacer un batido, agréguesela a su cereal favorito o en pedacitos sobre panqueques o a la harina para panecillos, y decore los platos de la cena con ella.
Antes de servir la fruta:
- Lávese las manos con agua tibia y jabón durante 20 segundos.
- Enjuague la fruta fresca bajo el chorro de agua. Use agua destilada si el agua potable no es segura.
- Use un cepillo limpio para frutas y verduras para lavar frutas de cáscara dura como los melones y sandías.
- Corte las partes podridas o dañadas de la fruta.
- Seque la fruta con una toalla limpia.
“Siempre lave las frutas frescas antes de comerla aún cuando planee pelarlas. Las bacterias puede transferirse de la cáscara a la pulpa de la fruta al cortarla con un cuchillo”, recomienda Fisch.
Es bien sabido que los adultos tienden a comer en exceso cuando se encuentran bajo estrés, y los niños no son la excepción. Para evitar que los niños se refugien en la comida cuando se sienten tensos o nerviosos, los expertos recomiendan:
- Que los rodee del amor de su familia y amigos y los invite a hacer algo todos juntos, como salir de caminata, sentarse a platicar o jugar.
- Permita que su hijo la vea hablar con su familia o amigos cuando se siente estresada.
- Enseñe a su niño a encontrar confort en familiares y amigos en lugar de en la comida.
- Si su hijo busca comida cuando se siente estresado o molesto, puede ser que adopte este hábito más adelante en su vida cuando pase por la misma situación.
Otros recursos sobre este tema:
- Los padres son responsables de la buena alimentación de sus hijos.
- Prepare almuerzos saludables para sus hijos de edad escolar.
- Dientes sanos, caritas felices.
- Inculque buenos hábitos alimenticios a sus hijos.