- Author: Alberto Hauffen
MERCED (UC)- Las lecherías californianas, a pesar de su gran productividad, son fuentes de ingresos que a menudo pasan desapercibidas. Se calcula que cada empleo en la granja lechera genera 222 puestos de trabajo fuera de ella. Eso resulta en más de 63,000 millones de dólares para la economía estatal. De ahí la necesidad de mantener ese importante rubro agrícola, según un experto de la Universidad de California.
“Es muy importante desde el punto de vista de la economía no solamente del estado de California sino a nivel nacional”, señala el asesor de lecherías Alejandro Castillo, de Extensión Cooperativa de la UC en el condado de Merced.
“Hoy, California es el estado número uno en producción de leche de los Estados Unidos. Ha superado a Wisconsin en los últimos 20 años, que fue el estado típico productor de leche norteamericano”, agregó Castillo.
Desde la granja hasta el procesamiento y distribución de todo tipo de productos lácteos, con más de 443,000 puestos de trabajo, la industria láctea supera a la vitivinícola y la del cine y televisión, con 330,000 y 208,000 empleos, respectivamente.
“Casi medio millón de puestos de trabajo generados en California, relacionados con la industria láctea, no están solamente relacionados con la producción directa de leche sino también con otras actividades como el transporte, el procesamiento y la comercialización de la leche”, indica Castillo.
No obstante los enormes beneficios producidos por las lecherías californianas, la continua urbanización sigue creando desafíos para los granjeros, que cada vez tienen que aumentar la efectividad de sus operaciones para reducir el impacto ambiental de los desechos de las vacas.
El número de lecherías en California, que en su gran mayoría son operaciones familiares, bajó de 1,850 en el 2008 a 1,563 el año pasado. A pesar de eso, el estado sigue ocupando el primer sitio en producción láctea que se destina a la comercialización de leche fluida, leche en polvo sin grasa, mantequilla y helados. Aproximadamente el 41 por ciento de la leche se destina a la producción de quesos.
“Una lechería típica californiana tiene alrededor de mil vacas lecheras. Y cada vaca produce alrededor de 30 litros de leche por día”, indicó el especialista en nutrición vacuna.
Los condados con mayor producción de leche son Tulare, Merced, Kings, Stanislaus y Kern, en el Valle de San Joaquín.
Castillo y sus colegas ayudan a mantener la efectividad de las granjas lecheras californianas. Ellos tratan de mejorar los métodos de alimentación para reducir el impacto que los desechos de las vacas tienen en el medioambiente, sin afectar la producción de leche.
La alimentación de las vacas está basada en forrajes -silaje de maíz y heno de alfalfa- y subproductos agrícolas: semilla de algodón, cáscaras de almendras, subproductos de industrias aceiteras, etc.
“El uso de subproductos de cultivos agrícolas en la dieta de las vacas lecheras es de fundamental importancia, ya que no pueden ser usados para alimentar humanos u otros animales (aves o cerdos). Y, si no fueran transformados en leche, podrían ser contaminantes ambientales. En síntesis, nuestras vacas transforman desechos agrícolas en proteínas de alto valor biológico en la leche para el consumo humano", aseguró Castillo.
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Cada vaca bebe unos 30 galones de agua al día, pasa de seis a siete horas comiendo y ocho horas rumiando lo que ha consumido para convertirlo en leche. Las vacas pasan horas echadas, en lo que Castillo denomina camas -suelo cubierto por materiales orgánicos- como parte del proceso de rumia y para brindar máximo confort a la vacas lecheras. Es por ello que se presta mucha atención a la limpieza de esos sitios.
“Esto ayuda que no haya problemas de calidad de leche y las vacas no tengan problemas de salud”, enfatizó el especialista. La limpieza es primordial también en el proceso de ordeño, comenzando con la limpieza de las ubres de las vacas antes de colocarles las pezoneras que succionan la leche.
“Una vez que la vaca termina de todo el ordeño, el equipo se lava de una manera muy especial para eliminar los residuos y que no haya ningún tipo de contaminación de la leche en el próximo ordeño; y desde aquí hacia el consumidor”, indicó Castillo en relación al equipo y espacios dentro de la sala de ordeño.
Hay buenas razones para la rigurosidad de las medidas de higiene en las granjas lecheras; la cantidad de excreciones de las vacas es 20 veces mayor que las de los humanos. El estiércol deben manejarse adecuadamente para evitar la contaminación ambiental, tanto del suelo como agua y el aire.
“La continuidad de la industria lechera es muy importante para la economía californiana. Nosotros nos preocupamos mucho por el cuidado de las vacas y el cuidado del ambiente”, recalcó Castillo, en relación a las medidas para mejorar el confort animal y reducir el impacto de los desechos de las lecherías.
Por ejemplo, él describe los sistemas adoptados por los granjeros para no solo manejar mejor los desechos sino aprovecharlos en otras operaciones agrícolas como fertilizantes.
"Lo cual es muy importante, ya que las vacas consumen los subproductos agrícolas, como mencioné antes; y los cultivos agrícolas consumen el estiércol proveniente de las lecherías previamente transformado en fertilizante”, indicó el especialista.
Este reciclaje de nutrientes es fundamental para la sustentabilidad de los sistemas agrícola-ganaderos del Valle Central de California, según Castillo.
“Básicamente todo el estiércol proveniente de los galpones, incluso de los corrales abiertos es cuidadosamente procesado. Parte de eso pasa directamente a un separador de estiércol. La fracción líquida se almacena en grandes piletas. Y la fracción sólida se procesa en pilas para hacer lo que nosotros llamamos compostaje o fertilizante orgánico”, explicó.
El compostaje es un proceso específico en el manejo del estiércol para lograr una fermentación aeróbica y eliminar todos los organismos patógenos.
“Ese es el gran manejo que están haciendo los productores lecheros californianos en la actualidad”, dijo Castillo.
Tanto el compostaje como el agua de las lagunas se usa para regar y para aplicarlo al suelo como fertilizante en cultivos agrícolas.
“La única forma de aplicar el estiércol al suelo es a través de análisis de la composición química del estiércol, la composición química del suelo y el requerimiento del cultivo al que se va a aplicar”, indicó el especialista de la UC. “De esta manera todos los nutrientes del estiércol son aprovechados por las plantas, minimizando problemas de pérdida de nutrientes que podrían estar afectando al ambiente”.
Encuentre más información relacionada con las lecherías en el sitio del Servicio de Información en Español de la UC (http://espanol.ucanr.org).