BAKERSFIELD-(UC)— Hasta
1895, cuando se inventó el tubo de rayos X, la única radiación en existencia era
la que naturalmente emite el cosmos, el mundo y nuestro cuerpo. Al año se
descubrió la radioactividad natural, y se inició su uso en investigaciones y
tratamientos médicos al servicio de la humanidad. Actualmente, la irradiación de
los alimentos, aunque controvertida, brinda beneficios importantes a la salud
pública.
“Nuestro mundo
es radioactivo por naturaleza y nuestro cuerpo contiene sustancias de
radioactividad natural”, apunta Margaret Johns, especialista en asuntos de la
familia y del consumidor con Extensión Cooperativa de la Universidad de
California. “La radiación cósmica está presente en el aire y en el espacio que
nos rodea, así como en sustancias naturales y artificiales que consumimos
diariamente”, observa.
En 1934, se
logró la producción de los primeros materiales radioactivos artificiales, que
han sido usados para la protección del consumidor en muchos ámbitos. Con ellos,
se esteriliza equipo médico como guantes y vendajes quirúrgicos, artículos de
higiene personal femenina y envases de plástico herméticamente sellados que
contendrán cantidades individuales de, por ejemplo, crema para manos y cuerpo.
Desde el 11 de septiembre del 2000, se usa también para desinfectar el
correo.
En dosis mucho
más pequeñas que las usadas al procesar el correo y tras años de
investigaciones, la irradiación, que es solamente un tipo de energía, ha quedado
aprobada para destruir bacterias y gérmenes en los alimentos, evitando así la
propagación de enfermedades. Evita también el crecimiento de microorganismos que
causan moho, alarga el período de maduración de frutas y verduras y puede
prologar la frescura de muchos otros alimentos.
En los
EE.UU., se ha venido irradiando alimentos por más de 30 años sin peligro al
consumidor, aprobando la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) su uso en
carnes frescas (incluyendo carne de res molida, de cerdo, cordero y aves de
corral), frutas y verduras frescas, semillas para germinar, especias y los
huevos en su cascarón.
Más de 40
países alrededor del mundo también aprueban el uso de esta tecnología. Su
proceso expone alimentos empacados o a granel por un tiempo específico a
cantidades de radiación ionizada controladas cuidadosamente.
“El beneficio
más importante de la irradiación de los alimentos es a la salud pública”,
observa Johns, “al reducir de manera dramática o eliminar las bacterias y otros
organismos que producen enfermedades, algunas graves”.
De haberse aplicado con mayor frecuencia, podría haber evitado o reducido los ya conocidos brotes de enfermedades causadas por salmonela, escherichia coli, staphilococo aureus, listeria monocitógena, campilobacter jejuni y toxoplasma gondii.
Extensión en Español ofrece la publicación “Alimentos más seguros con la irradiación/Safer Foods with Irradiation ”, disponible en su bliblioteca de publicaciones en línea en: http://extensionenespanol.net.