LOS
ANGELES-(UC)--El
aumento en la demanda de maestros, escuelas, viviendas y servicios sociales
resultante del crecimiento de la población, especialmente la inmigrante, es
palpable en todo el estado, haciendo notar que es imprescindible invertir más en
las infraestructuras necesarias.
Algunos
condados, como los Angeles y Orange, han sido tradicionalmente lugares donde
muchos niños de inmigrantes tienen dificultades para integrarse al sistema
escolar norteamericano, en gran parte por falta de conocimientos del inglés,
según estudios de William A.V. Clark, profesor de geografía de la Universidad de
California en Los Angeles. Pero con los cambios de las últimas décadas, la
necesidad de encontrar maestros bilingües y multilingües, y de construir más
escuelas para dar cabida al aumento en el número de estudiantes, ha dejado de
estar relegada a ciertos condados; todo el estado se ve
afectado.
No
resulta sorprendente, opina Clark, que muchos niños inmigrantes en zonas
rurales, sujetos a mudarse de un lado a otro al buscar sus padres nuevos
trabajos de temporada, encaren una situación de desventaja en las escuelas, en
comparación a quienes viven bajo condiciones estables y de mayor prosperidad.
Lograr integrar a estos nuevos estudiantes al sistema educativo norteamericano
requiere que el distrito escolar de cada localidad afectada reclute a los
maestros necesarios y tome un papel activo en lograr tal
objetivo.
Las
condiciones de inestabilidad a que viven sujetos los inmigrantes usualmente
contribuyen a niveles educativos bajos; estos también están relacionados con los
altos niveles de embarazo entre adolescentes. Los condados de Fresno, Kern,
Kings, Yuba, Merced, Madera y Tulare sobrepasan marcadamente el nivel nacional.
Además, la cuarta parte de las jóvenes embarazadas no reciben cuidados
prenatales o los reciben hacia el final del embarazo.
Por
otra parte, el crecimiento de la población estatal generó la necesidad de
construir más viviendas: 200,000 casas y apartamentos anuales, según cálculos
del Plan Actualizado de Vivienda Estatal. Sin embargo, la producción de nuevas
viviendas apenas llegó a poco más de 100,000 cada año, faltando principalmente
el tipo multifamiliar.
A
pesar de no ser un número adecuado, las nuevas viviendas en condados
tradicionalmente rurales han incrementado las presiones por controlar la
expansión de pueblos y ciudades y limitar la conversión de tierras agrícolas a
usos urbanos. "Esta continua urbanización amenaza también a zonas de recursos
naturales y representa un reto para California: Hallar un balance entre la
demanda por viviendas y la necesidad de proteger tierras actualmente no
urbanizadas", subraya Clark.
En
las regiones agrícolas del Valle Central la vivienda es inadecuada. Resultado
del deficiente ritmo de construcción, la vivienda inferior en esa zona es de 20
a 25% del total, mientras que a nivel estatal es de sólo 12%. La falta de
vivienda adecuada también fomenta el que un número excesivo de personas viva en
cada vivienda, lo cual ocurre particularmente entre familias hispanas, que
conforman más de las tres cuartas partes de todos los hogares que sufren de un
problema serio de superpoblación; en zonas rurales y en época de cosecha,
frecuentemente viven 10 personas por habitación.
Otro
aspecto que impacta a comunidades urbanas y rurales está relacionado con la
inconsistencia en decisiones sobre uso del suelo. Al faltar una política
regional o estatal, colindan comunidades que han decidido controlar su
crecimiento con otras que proponen casi ninguna reglamentación que limite la
urbanización. Esta situación afecta al Valle Central más que a otras regiones
del estado.
"En
las próximas décadas, el reto para California será encontrar la manera de
invertir en educación y servicios sociales necesarios para asegurar que los
flujos venideros de inmigrantes al estado lo enriquezcan de la misma manera en
que olas anteriores prepararon la base para los actuales avances sociales y
económicos del estado", precisa Clark.
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