RIVERSIDE-(UC)--
El
huevo ha jugado siempre un papel importante en la cultura, tradición y
celebraciones de muchos países. Como símbolo de fecundidad, rejuvenecimiento y
abundancia, al igual que por su forma, estructura y sabor, el huevo es valorado
mundialmente por sus características gastronómicas y artísticas.
“El cascarón del huevo, liviano y fuerte, ha sido motivo de
fascinación para muchos científicos,” explica Gideon Zeidler, especialista en
ciencias avícolas, con la Extensión Cooperativa de la Universidad de California.
“Estas características se han implementado en el diseño y construcción de
aeronaves. La manera en que el huevo, crudo o cocido, absorbe colores, sabores y
aromas, ha hecho del huevo un apetecido alimento y un objeto de
decoración.”
Según Zeidler, uno de los métodos de preparación más antiguos se
remonta a Jerusalén, en tiempos bíblicos. El color de la cáscara y de la clara
puede alterarse, cambiando su color a un café claro, rojo o hasta negro. Para 12 huevos, con el cascarón intacto,
necesitará 2 cuartos de agua, 1/3 de taza de aceite de olivo, 1 cucharadita de
sal y 4 tazas de hojas secas de cebolla egipcia. Coloque los huevos en una olla,
de tal forma que todos estén en el fondo; cúbralos con agua y agregue todos los
ingredientes. Deje que el agua hierva, y reduzca la flama. Déjelos que cocinen
toda la noche, a fuego lento. Una versión más moderna, que data de hace 500
años, recomienda que se coloquen los huevos, con su cáscara, en la olla en que
se esté preparando un guisado a fuego lento. Los huevos, al cocer lentamente,
cambiarán de color y sabor.
En el Oriente, los huevos de pato son muy apetecidos para la
preparación del “Huevo de los Mil Años,” en la cual la clara se vuelve negra y
la yema adquiere un brillo dorado. “En la antigüedad, los huevos se enterraban
por largos períodos de tiempo,” indica el especialista. “Hoy el proceso toma
menos tiempo ya que los huevos se cubren durante 30 a 40 días con una pasta
hecha con barro rojizo, vino, sal y otros ingredientes antes de hervirlos hasta
que estén duros.” Otro método para teñirlos de color café consiste en pelar
huevos duros antes de volver a hervirlos en té o en una solución diluida de
salsa de soya. Ambos métodos son muy populares en el Oriente.
Los
romanos consideraban el huevo un delicioso manjar y colocaban huevos bellamente
decorados en pedestales. Acostumbraban comer varios huevos cocidos como un
aperitivo antes del platillo principal. “El huevo ocupaba también un lugar
especial en diferentes celebraciones y era invitado de honor en la celebración
de la Pascua,” añade Zeidler. “Una pintura de la Última
Cena que forma parte de la colección del Museo de Arte de Fort Worth, en Texas,
muestra a los convidados comiendo huevos cocidos.” El libro de cocina más
antiguo, “El Arte de Cocinar y Comer en Roma Imperial,” escrito por Apicius,
incluye muchas de estas recetas.
Por sus características, el huevo se usó en pinturas al temple. Esta
clase de pintura se adhiere fácilmente a la madera y a superficies decoradas con
finas hojas de oro. Inicialmente, este método fue usado por los egipcios para
decorar los ataúdes de momias; pero el uso de la tempera llegó a su apogeo
durante la Edad Media. Durante esta época, el huevo se convirtió en una de las
herramientas preferidas de los pintores, quienes mantenían en secreto cómo
mezclaban sus pinturas y colores. Miguel Angel usó pinturas a base de huevo al
pintar la Capilla Sixtina. El huevo era también un ingrediente en la decoración
de manuscritos y mapas, al igual que en dibujos y grabados hechos en
tinta.
“Hoy día, el huevo ha sido reemplazado por sofisticados métodos,
pinturas, adhesivos y emulsificadores,” indica Zeidler. “Sin embargo, aún se
encuentran disponibles para proyectos especiales pinturas que contienen huevo.”
La decoración de los huevos para la Pascua se ha convertido en una
tradición en muchos países. Hay un sinnúmero de diseños, dibujos y técnicas de
manufacturación en todo el mundo. Muchas de estas tradiciones tuvieron su origen
en Europa, especialmente en la Península de los Balcanes y en Europa Oriental.
En los Estados Unidos, fueron los immigrantes europeos quienes para recordar las
costumbres y tradiciones en sus países de origen perpetuaron la costumbre de
pintar huevos. Con el paso de los años, esta tradición en el Nuevo Mundo incluye
ahora la búsqueda de los Huevos de Pascua.
“La tecnología moderna y el uso de computadoras han facilitado la
producción de intricados diseños y dibujos multicolores. En una de las técnicas
básicas para decorar huevos, se aplican varias capas de una mezcla de barniz,
alcohol y tintura a huevos cocidos, cuando todavía están calientes. Entre más
capas se apliquen, más brillo se obtiene,” precisa el especialista.
En los útimos años, la decoración de huevos ya no se limita al
Domingo de Pascua; huevos fabricados de varios materiales se decoran de diversas
maneras, fascinando a grandes y chicos por igual en todo el
mundo.