El recreo escolar es mucho más que juegos

Feb 2, 2011

DAVIS – (UC) – A menudo se piensa en el recreo escolar como una oportunidad que los estudiantes tienen de correr, jugar y gastar energía, mientras que los maestros se toman un merecido descanso. Pero según una especialista en desarrollo juvenil de Extensión Cooperativa de la Universidad de California, el recreo aporta muchos beneficios.

Frecuentemente, el recreo en la escuela es el único rato que tienen los niños de participar en actividades y juegos, sin una organización formal, durante toda la semana. Muchos niños hoy día mantienen una agenda muy ocupada, participando en deportes, arte y otras actividades  después de clases.    

El recreo brinda muchos beneficios físicos, de socialización, y hasta académicos. “La actividad física es esencial para un crecimiento y desarrollo sano”, afirma Sharon Junge. “Entre los beneficios que aporta el recreo se encuentran: aumento en la resistencia aeróbica, incremento de fortaleza muscular y coordinación y control de exceso de peso y los problemas que este conlleva”.

Es al jugar que los niños aprenden acerca de su cuerpo, lo que éste puede hacer, y como controlarlo en distintos entornos.

Según Junge, el recreo también contribuye al desarrollo emocional y social de los niños. “Cuando los niños juegan libremente con sus amiguitos, adquieren habilidades interpersonales que son esenciales para cooperar, ayudar, compartir y resolver problemas. El recreo también suple las necesidades intelectuales y cognoscitivas del niño”.

Los juegos en que se involucran durante los recreos animan a los niños a esperar su turno, a negociar, establecer sus propias reglas e interactuar de una manera amistosa. Los estudiantes aprenden a entablar relaciones, evitar y resolver conflictos y a ver y apreciar el punto de vista de otros. Por otra parte, el recreo les permite a los maestros observar cómo interactúan sus alumnos.

“Vemos como después de estar jugando afuera un rato, al regresar a sus aulas, los niños están menos inquietos y están más listos para aprender”, indica Junge. “Los juegos poco estructurados les brindan la oportunidad de divertirse, explorar cosas nuevas y desarrollar su creatividad”.