DAVIS (UC) – ¿Qué pensaría si la próxima vez que esté disfrutando de una sabrosa y picosita salsa a base de chile, tomate y cebolla, alguien le dijera que parte de esa cebolla está ayudando a producir energía eléctrica en algún lugar?
Seguramente no lo creería. Pero la verdad es que hoy día hay una empresa productora y procesadora de cebollas, que se está ahorrando miles de dólares al transformar los desperdicios de cebollas en energía eléctrica.
Esta empresa se llama Gills Onions y opera en California. En 1983 la empresa La Victoria contrato sus servicios para abastecerles con grandes cantidades de cebolla picada para sus salsas de chile. En ese entonces, la empresa que sólo contaba con 16 empleados, inventó un sistema para pelar, rebanar, picar y entregar los primeros cargamentos de cebolla picada fresca.
Pero hace diez años, el negocio de cebollas estaba teniendo tal auge, que estaba a punto de ahogarse en su propio éxito. Para el año 2000, Gills Onions y sus 400 empleados estaban procesando semanalmente millones de libras de cebollas picadas para restaurantes, productores de salsas y supermercados. Había logrado situarse como la principal empresa a nivel nacional en su ramo. Pero estaba literalmente enterrándose en desperdicios de cebollas –las partes no usadas y la cáscara—que representan el 40 por ciento de la masa original de la cebolla.
Previamente su solución había sido transportar estos desperdicios desde su planta procesadora en Oxnard hasta los campos de cultivo aledaños donde se usaban como abono. Sin embargo, esta solución era costosa y ecológicamente no sustentable. Por lo que fueron en busca de alternativas y las encontraron en las mentes brillantes y laboratorios de un equipo de científicos y estudiantes de la Universidad de California en Davis.
La profesora de ingeniería de UC Davis, Ruihong Zhang, líder innovadora en tecnología para transformar desperdicios de comida en energía, determinó que el jugo de cebolla era una buena fuente de alimento para microbios que producen gas metano. Con la información obtenida de su investigación, los ingenieros de Gills Onions y una firma de contratistas desarrollaron un sistema digestivo anaeróbico que convierte los desperdicios de ceb
La profesora de ingeniería de UC Davis, Ruihong Zhang, líder innovadora en tecnología para transformar desperdicios de comida en energía, determinó que el jugo de cebolla era una buena fuente de alimento para microbios que producen gas metano. Con la información obtenida de su investigación, los ingenieros de Gills Onions y una firma de contratistas desarrollaron un sistema digestivo anaeróbico que convierte los desperdicios de cebollas en electricidad.
Como parte del sistema se exprimen las cebollas y se alimenta con el jugo a los microbios, los cuales secretan el gas metano con el que hacen funcionar una celda de combustible.
Hoy día, esa electricidad es la que hace funcionar a la planta de Gills Onions, la cual anticipa que ahorrará 700,000 dólares en facturas de electricidad y 400,000 en costos de transportación de los desperdicios de cebollas. Aunque tuvo que invertir 9.5 millones de dólares en el nuevo sistema, la empresa espera recuperar esta inversión en seis años.