AUBURN (UC) - Adoptar una alimentación nutritiva para sus hijos no significa privarles de sus alimentos preferidos, sino simplemente hacer algunas modificaciones.
Michele Fisch, representante del Programa Nutrition BEST en las oficinas de Extensión Cooperativa en los condados de Placer y Nevada, explica que hay maneras sencillas de hacer cambios saludables a los platillos que le sirve a sus niños.
“Por ejemplo, si a sus hijos les gusta la pasta con salsa de tomate y carne, compre pasta de trigo integral y carne molida de pavo o magra - por lo menos un 90 por ciento”, indica la educadora. ¿Les encantan las quesadillas? Pues incremente el valor nutritivo de las mismas comprando tortillas de harina de trigo integral y queso bajo en grasa y acompáñelas con zanahorias, ejotes o elote cocidos.
Así mismo, los macarrones con queso, uno de los platillos favoritos de los niños, los puede servir con pollo o pescado a la parrilla y verduras crudas y un aderezo bajo en grasa; y sirva leche baja en grasa o descremada.
Si tiene dudas sobre si lo que está sirviendo a sus hijos es los suficientemente nutritivo, recuerde las recomendaciones de los nutricionistas: asegúrese que la mitad del plato sean frutas y verduras; cambie los panes y tortillas de harina refinada por los de granos integrales; elija carnes magras, y sirva leche baja en grasa o descremada, en lugar de refrescos gaseosos o jugos con un alto contenido de azúcar.
Fisch recomiendan seis pasos para lograr que sus hijos reciban con gusto los alimentos nutritivos que usted les prepara:
- Planee tres comidas diarias alrededor de la misma hora.
- Siéntese junto con sus hijos a comer, sin prender la televisión. ¡Coman y disfruten de los alimentos juntos!
- Prepare alimentos que le gusten a toda la familia.
- Prueben nuevas recetas y alimentos juntos en familia.
- Deje que los niños se sirvan solos, si ya lo pueden hacer. Si usted necesita servirles, hágalo en porciones pequeñas y deje que le pidan más si lo desean.
- Dé un buen ejemplo mostrando buenos hábitos alimenticios a sus hijos. Recuerde que ellos la observan y aprenden de usted. Evite hablar sobre lo mucho o poco que algunos comen. Deje que sus hijos vean lo mucho que usted disfruta de la comida y pare de comer cuando esté llena.
Muchos padres tienen la costumbre de forzar a sus hijos pequeños a comer cuando se muestran renuentes, creyendo que si no lo hacen ponen en peligro la salud de sus hijos. Sin embargo, los expertos recomiendan que permita que sean sus hijos los que decidan cuánto quieren comer.
“Es estresante que alguien, aunque sea el padre, le forcé a comer cuando no quiere”, señala Fisch. “Comer juntos es algo que debe ser divertido, así que evite el estrés, disfruten de lo que comen y creen recuerdos duraderos”.