Marzo es el Mes Nacional de Nutrición.
DAVIS (UC) – Aproximadamente 25 millones de niños y adolescentes estadounidenses sufren o se encuentran en riesgo de sufrir de obesidad, algo que ha sido calificado por expertos en la materia como una “severa crisis de salud”, que de no resolverse pronto, podría traer graves consecuencias médicas y económicas a toda la nación.
Según estudios previos citados en un artículo publicado recientemente por un grupo de especialistas de Extensión Cooperativa de la Universidad de California, una sexta parte de todos los niños en edad escolar del país que sufren de obesidad han experimentado ya factores de riesgo de enfermedades cardiacas, incluyendo hipertensión y problemas de colesterol. Además, se proyecta que, si no se logra reducir las actuales tasas de obesidad en los Estados Unidos, una tercera parte de los niños nacidos en este país desarrollarán diabetes tipo 2 en algún momento de sus vidas, y la actual generación de jóvenes tendrá una expectativa de vida menor a la de sus padres.
“Por lo tanto, para poder revertir la actual crisis de obesidad, debemos crear ambientes que apoyen la salud. En otras palabras, para permitirles a los niños que hagan elecciones saludables, debemos enfocarnos en cambiar las comunidades en las que viven y asisten a las escuelas, para así poder proveerles un ambiente en donde es posible hacer elecciones saludables”, señala Patricia Crawford, nutricionista y directora del Centro Atkins para el Estudio del Peso y la Salud de la UC.
“La causa primordial de obesidad es un desequilibrio energético, o sea, un alto consumo de calorías a la par que se queman muy pocas”, agrega. “Mientras que el enfoque médico para combatir la obesidad infantil está orientado a tratarla de manera individual, un enfoque que incluya la prevención a nivel de toda la población, podría ser más efectivo y económico”.
Estudios previos revelan que la prevalencia de obesidad entre niños y adolescentes de los Estados Unidos se triplicó entre 1980 y 2010, de 6.5 a 18 por ciento entre niños de 6 a 11 años y de 5 a 18.4 por ciento, entre adolescentes de 12 a 19 años.
“El costo anual por la atención médica directa por condiciones de salud relacionadas a la obesidad en Estados Unidos es de 147 mil millones de dólares, y se proyecta que esta cifra se duplique cada década si no se reducen las tasas de obesidad”, exponen las expertas.
Paneles de expertos de organismos como los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el Departamento de Servicios Humanos y de Salud, el Departamento de Agricultura, el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer y la Organización Mundial de la Salud, han reconocido que el rápido incremento en los casos de obesidad podría deberse más a factores causados por el medio ambiente, que a factores genéticos.
Estos factores del medio ambiente son identificados por las expertas de la UC como el fácil acceso de la población a comida chatarra, un incremento en el tamaño de la porciones, la disponibilidad de bebidas gaseosas y botanas poco nutritivas en las instalaciones escolares, la reducción de programas de actividad física y a la vez un incremento en las actividades sedentarias, parques e instalaciones recreativas insuficientes, un limitado acceso a alimentos nutritivos y el bombardeo publicitario de alimentos con poco valor nutritivo dirigido a niños y familias.
Estos factores se agudizan en comunidades de bajos recursos y grupos de minorías étnicas, como los afroamericanos, latinos e indígenas nativos, entre quienes las tasas de obesidad en general son mayores en comparación con el resto de la población.
Las expertas resaltan que algunas estrategias de prevención de la obesidad implementadas en el pasado han relativamente fracasado, ya que se enfocaron en tácticas educativas, en lugar de combinar el aspecto educativo con un cambio a nivel comunitario diseñado para apoyar lo aprendido en las lecciones.
En contraste, programas de intervención recientes enfocados en las escuelas y comunidades han empezado a mostrar una reducción en el Índice de Masa Corporal, conocido en inglés por sus siglas BMI.
Estos programas cuentan con estrategias para promover y apoyar patrones de alimentación saludable en comunidades y vecindarios, que incluyen cambios en las leyes de urbanismo para limitar la presencia de restaurantes de comida rápida cerca de escuelas, la modificación de menús para incorporar comida más nutritiva para niños, la ubicación de más supermercados en los llamados “desiertos alimentarios”, así como de mercados de granjeros y huertos comunitarios. Y para mejorar la actividad física se han construido parques y senderos para bicicletas y creado rutas más seguras para que los niños puedan caminar a la escuela.
California fue el primer estado en implementar iniciativas comunitarias financiadas por el sector privado a gran escala, para promover la alimentación saludable y la actividad física.
California Endowment, la cual asegura que la prosperidad de California depende de la salud de su población, continua combatiendo la obesidad con una nueva iniciativa multimillonaria de 10 años, a través de la cual espera promover políticas y forjar sociedades para construir comunidades más saludables en el estado.
Asimismo, los especialistas en nutrición de Extensión Cooperativa de la Universidad de California, conocida como UCCE por sus siglas en inglés, han venido observando el creciente problema de obesidad en el país y desde hace más de una década diseñaron el primer programa en el país para capacitar a consejeros de UCCE que organizaran coaliciones para promover mejores estilos de vida entre familias y niños a nivel local. Los condados de California implementaron 13 de estos proyectos y el modelo ya ha sido usado por numerosos grupos del Sistema Nacional de Extensión Cooperativa.
En la actualidad, existen dos programas sobre nutrición bajo la tutela de UCCE: el Programa Ampliado de Educación sobre Alimentos y Nnutrición (EFNEP) y el Programa de Educación sobre Nutrición CalFreshde la UC. Históricamente, el principal objetivo de ambos programas ha sido reforzar el conocimiento y habilidades de cada persona para cambiar los hábitos necesarios para comer una alimentación saludable.
Las lecciones que se ofrecen a través de estos programas ponen énfasis en el tamaño de las porciones de comida, la lectura de las etiquetas de los alimentos, planeación de comidas, opciones saludables, reducción en el consumo de azúcares y grasas no saludables y el incremento en la actividad física y el consumo de frutas y verduras.
“El programa UC CalFresh de Santa Clara enseñó a más de 500 familias hispanas de recursos limitados cómo sacarle el mayor provecho a la compra de su despensa de manera nutritiva a la vez que ahorraban dinero; y con los dólares que se ahorraron pudieron comprar más alimentos nutritivos”, indicó Susan Algert, especialista en nutrición de la UC.
Un nuevo programa de prevención contra la obesidad de la UC estará dirigido a niños y sus familias en dos comunidades de California. El programa “Niños sanos, familias sanas” fomentará cambios en la actitud, conocimiento y comportamiento de estudiantes, cambios que sean favorables para establecer hábitos alimenticios y patrones de actividad física saludables.
“La efectividad del programa se evaluará comparando los resultados que arrojen las dos comunidades participantes con comunidades similares que no son parte del programa”, concluyen las expertas.
Las personas interesadas en los programas o clases gratuitas de nutrición de la UC pueden visitar este sitio (www.ucanr.edu/oficinas) para localizar la oficina más cercana de Extensión Cooperativa.
La serie completa de artículos enfocados en comunidades y familias sanas se encuentra en el sitio Internet de la revista California Agriculture de la UC en la edición de enero-marzo, 2013, Vol. 67. No. 1.