Integración de la agricultura local y programas de nutrición benefician la salud infantil

May 2, 2013

DAVIS (UC) – La obesidad infantil, un problema de salud que ha alcanzado niveles epidémicos en Estados Unidos, tiene su origen en múltiples causas que se relacionan entre sí, y por lo tanto, resulta infructuoso tratar de combatirla desde un solo frente.

“El tema de la obesidad es complejo, con numerosas causas interrelacionadas”, señala un grupo de expertas de la Universidad de California, en un artículo publicado en la revista de investigación California Agriculture. “Parece lógico que cualquier problema con este grado de complejidad no pueda ser resuelto a través de programas que solamente abordan un solo factor contribuyente”.

El equipo de expertas está conformado por Rachel E. Scherr y Rachel J. Cox, ambas estudiantes de postgrado en el Departamento de Nutrición de UC Davis; Gail Feenstra, coordinadora académica del Programa de Investigación y Educación de Agricultura Sustentable y Sheri Zidenberg-Cherr, especialista en nutrición en el Departamento de Nutrición de UC Davis.

Datos recientes indican que un 31.7 por ciento de los niños y jóvenes estadounidenses de dos a 19 años presenta sobrepeso y un 16.7 por ciento sufre de obesidad.

Una iniciativa dada a conocer de manera conjunta en el 2010 por la primera dama Michelle Obama, el inspector general de salud pública y el Departamento de Servicios Humanos y de Salud, hacía un llamado a combatir este problema mediante entornos escolares más saludables, mejores hábitos alimenticios y actividad física en el hogar, y la participación de toda la comunidad en los esfuerzos para mejorar la salud y el bienestar de la niñez estadounidense.

Por otra parte, un reporte del Instituto de Medicina urgió a los principales responsables a comprometerse a tomar las medidas necesarias para prevenir la obesidad infantil y luchar no solo por crear programas innovadores, sino también monitorear el progreso y evaluar la eficacia de las políticas nuevas y existentes sobre la prevención de la obesidad y trabajar para diseminar prácticas prometedoras para lograr un impacto máximo.

El comité que elaboró este reporte citó, como ejemplos de prácticas prometedoras, la educación sobre nutrición y la creación de huertos escolares para incrementar el consumo de frutas y verduras entre los menores.

“Los estudios indican que los programas de educación sobre nutrición que tienen como base un huerto incrementan las preferencias y consumo de frutas y verduras entre los niños”, señalan las expertas de la UC. “Además, muchos reportes sobre los programas De la Granja a la Escuela indican que estos promueven tanto un incremento en el consumo de frutas y verduras, como la participación en el Programa Nacional de Almuerzos Escolares”.

En California los huertos escolares ganaron fuerza en 1995 cuando la entonces superintendente de Instrucción Pública, Delaine Eastin, lanzó una iniciativa para establecer huertos escolares como laboratorios de aprendizaje. La iniciativa incluía una partida de 15 millones de dólares para financiar esos huertos, y solo un 40 por ciento de las escuelas californianas solicitaron fondos.

En la década de los 90, California y Florida fueron los primeros estados en implementar programas pilotos De la Granja a la Escuela, siendo hasta el 2000 cuando se fundó el primer programa nacional. Hoy día, este programa se ofrece en todos los 50 estados; en el 2010 habían 2,000 programas en funcionamiento.

Una evaluación de estudios realizados en 11 de los programas De la Granja a la Escuela entre el 2003 y 2007 corroboró la hipótesis de que una mayor exposición de los estudiantes a productos frescos resulta en cambios positivos en los hábitos alimenticios. Los estudios realizados también han registrado un incremento en el número de alumnos que participan en el programa de almuerzos escolares.

“Los programas De la Granja a la Escuela ofrecen una oportunidad única para abordar tanto la calidad de la alimentación como las preocupaciones que existen sobre el sistema alimentario. Desde el punto de vista nutritivo y de salud pública, estos programas mejoran la calidad alimenticia de las comidas que se sirven a una basta y diversa población infantil en todo el país”, escriben las expertas, agregando que “desde la perspectiva del sistema alimentario y económico, los programas De la Granja a la Escuela conectan a las pequeñas y medianas granjas a un mercado grande, estable y confiable creado por el Programa de Almuerzo Escolares”.

Sin embargo, los datos aportados por muchos de estos estudios se basan en la observación de quienes los dirigen en sus respectivos planteles y no en una recopilación rigurosa de datos y cifras, por lo que la División de Agricultura y Recursos Naturales de UC (ANR), institución que ha sido clave en la implementación de este programa en las escuelas californianas, está llevando a cabo nuevos estudios controlados para obtener información más detallada que logrará diferenciar los resultados del programa De la Granja a la Escuela de los que puedan desprenderse de otros factores medioambientales.

Este artículo fue publicado en la revista California Agriculture de ANR, ejemplar de enero-marzo 2013, volumen 67, Número 1.

En inglés.


By Myriam Grajales-Hall
Author - Communications Manager