La sequía que por los últimos cuatro años ha castigado a California está haciendo aun más precaria la situación en que viven miles de familias de trabajadores agrícolas, según un investigador de la Universidad de California en Davis.
“Hay muchos impactos en la salud de la población de trabajadores: impacto en términos del acceso a servicios de salud y nutrición, vivienda y otros aspectos que afectan la salud de los trabajadores”, señala el epidemiólogo Marc Schenker, de la facultad de medicina en el plantel de UC Davis.
ENGLISH SUMMARY At the same time that California growers lament the drought’s effects on their industry, thousands of farmworkers and their families struggle to cope with the lack of drinking water, jobs, food, and health services, says Marc Schenker, director of UC Davis Western Center for Agricultural Health and Safety. |
Schenker es también director del Centro Occidental para la Salud y Seguridad Agrícola (Western Center for Agricultural Health and Safety), cuya meta es mejorar las condiciones en que laboran y viven los trabajadores agrícolas y sus familias.
“Primero que nada, las tasas de lesiones son mucho más altas entre los trabajadores agrícolas que en cualquier otra industria. Las lesiones causantes de muerte en la agricultura son cuatro veces más que las que ocurren en todas las industrias”, recalcó.
Según él, los trabajadores, en su gran mayoría inmigrantes mexicanos, tradicionalmente han quedado marginados de la enorme ganancia que anualmente produce la agricultura del estado. En el 2012, generó 42,600 millones de dólares en ingresos.
“Es una industria enorme en el estado y lo más notable de esto es que la mayoría de las personas no reconocen que tan grande e importante es el impacto económico”, remarca Schenker.
Tampoco reconocen el impacto que los bajos salarios que reciben los trabajadores tiene en su bienestar y de sus familias.
“La gente no reconoce el papel que juegan los trabajadores en la agricultura. Cuando se habla de los logros de la agricultura parece como si ocurrieran automáticamente sin la ayuda de los trabajadores”, lamenta el autor principal del reporte Improving the health of agricultural workers and their families in California, enfocado en mejorar la salud de los trabajadores agrícolas y sus familias.
Schenker señala que la agricultura de California depende mucho de los trabajadores inmigrantes. “Tenemos cultivos de frutas y verduras que requieren bastante de la mano de obra”, indicó el investigador, quien además codirige el Centro de Migración y Salud del Instituto de Salud Global de la UC.
Se calcula que el 91.4 por ciento de quienes trabajan en los campos agrícolas de California son de ascendencia mexicana. El 60 por ciento de ellos son inmigrantes indocumentados. Su mano de obra es vital en el cultivo y cosecha de más de un tercio de las verduras y casi dos tercios de las frutas que se producen en todo el país.
No obstante la riqueza de la agricultura de California, la mayoría de los trabajadores agrícolas y sus familias viven en condiciones precarias. Eso, junto con la alta tasa de lesiones típicas de las labores agrícolas, aumenta los problemas de salud en las comunidades rurales.
El salario entre trabajadores agrícolas generalmente fluctúa entre 9 y 11 dólares por hora. Pero resulta bajo porque usualmente trabajan un total de 41 semanas, con lo que sus ingresos anuales son de $14,760 a $18,040, hace notar Schenker en su reporte.
A causa de los bajos ingresos, la alimentación de los trabajadores y sus familias generalmente carece de la riqueza de nutrientes que contienen las verduras y frutas que ellos ayudan a producir.
En el reporte se indica que el sobrepeso afecta al 79 por ciento de los hombres y al 74 por ciento de las mujeres que trabajan en la agricultura. Y eso los predispone a una serie de enfermedades crónicas.
“Tales como la diabetes. La obesidad, que predispone a la diabetes, es alta entre los trabajadores agrícolas”, señala Schenker. “Esto sorprende a muchas personas puesto que el trabajo físico debería reducir la obesidad. Pero la verdad es que estamos viendo un aumento de obesidad y de diabetes entre la población de trabajadores agrícolas”.
Según el epidemiólogo, los consumidores podrían ayudar quizás pagando un poco más al comprar sus frutas y verduras.
“Ya pagamos más al comprar alimentos orgánicos porque alguien certifica que se cultivan con menos agroquímicos. Tal vez los consumidores estarían dispuestos a pagar más si los alimentos que compran certifican que protegen la salud y seguridad de los trabajadores agrícolas”, opinó el investigador.
Schenker dijo basarse en lo que ha logrado el Centro Occidental para la Salud y Seguridad Agrícola, WCAHS, por sus siglas en inglés.
“En nuestros estudios pilotos hemos visto que nuestro programa es muy efectivo. Vemos que es posible lograr que los trabajadores agrícolas mejoren sus hábitos alimenticios y sus rutinas de actividad física para tener un estilo de vida saludable”.
En coordinación con otras agencias de servicio público y gubernamental, el WCAHS lleva a cabo estudios y talleres enfocados en mejorar la seguridad de trabajadores agrícolas y velar por la salud de sus familias.
“Tenemos un programa en que vamos a las granjas a enseñar a los trabajadores agrícolas cómo prevenir la obesidad y la diabetes, así como otros tópicos relacionados con un estilo de vida saludable”, explicó el director de ese centro localizado en el plantel de la UC Davis.
El bienestar de trabajadores agrícolas y sus familias es también el objetivo de CalAgrAbility,el programa educacional de salud y seguridad laboral agrícola de Extensión Cooperativa de la UC. Educadoras comunitarias regularmente conducen talleres enfocados en prevenir lesiones y problemas de salud típicos en ese sector laboral.
CalAgrAbility ha proveído clases a unas 180 familias agrícolas para enseñarles cómo pueden protegerse de la osteoartritis con ejercicios basados en investigaciones. También les enseñan a mejorar su alimentación y evitar el exceso de peso para protegerse de enfermedades crónicas como la diabetes y otros problemas cardiovasculares.
“12 por ciento de las personas que ve CalAgrAbility tienen diabetes. Es una enfermedad muy grave, porque aumenta el riesgo de que pierdan la vista”, señala la educadora María Ceja. “Muchas personas no van a hacerse los exámenes anuales, como los médicos piden. Entonces, es importante que busquen en su área, por ejemplo, si hay una feria de salud porque ahí hacen chequeos de visión y también chequeos de azúcar”.
Schenker señala que la sequía está haciendo aun más precaria la situación en que viven las familias de trabajadores agrícolas.
Se calcula que al dejarse 564,000 acres de terreno sin cultivar por falta de agua, este año se perderían cerca de 18,600 empleos agrícolas si se toman en cuenta los efectos multiplicadores. Eso representaría pérdidas calculadas en 856 millones de dólares en la economía del estado, según un análisis preliminar del efecto de la sequía preparado por economistas agrícolas de UC ANR y UC Davis.
En respuesta a los estragos causados por la sequía en comunidades agrícolas, están redoblándose los esfuerzos del personal de Extensión Cooperativa para asegurar una buena alimentación de las familias afectadas.
“Es una gran preocupación. En el condado de Kern estoy trabajando con el Concejo de Política de Alimentos y una de las cosas que estamos haciendo es ayudar a los residentes a mantener sus árboles frutales vivos y productivos”, dijo Margaret Johns, asesora en nutrición y bienestar familiar en ese condado. “Lo que vamos a hacer es pedirle a la gente que, si tienen fruta extra, que la donen al banco de alimentos o la regalen a sus vecinos que puedan necesitarla, porque ahora no van a haber suficientes frutas y verduras disponibles”.
Lo mismo ocurre en el condado de Tulare, donde las educadoras de nutrición de Extensión Cooperativa colaboran con el Programa FoodLink. Tratan de lograr el mejor aprovechamiento de las despensas de alimentos que los bancos de comida y el estado están repartiendo a familias de escasos recursos en las comunidades agrícolas, según Sarah Ramírez, directora de FoodLink, agencia que trabaja con más de 30 organizaciones sin fines de lucro para proveer asistencia alimentaria y educación sobre nutrición a familias en la región.
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“Tenemos un programa que se llama Nutrition On The Go. Llevamos a las comunidades frutas y verduras frescas”, dijo Ramírez. “Y también hay las cajas de asistencia de comida (del estado) para los que están impactados por la sequía”.
El condado de Tulare es uno de los más productivos, pero también uno de los que más experimentan pobreza entre la población de trabajadores agrícolas, según el reporte preparado por Schenker y sus colegas.
Estas son algunas de las recomendaciones presentadas por Schenker:
- Establecer un fondo estatal para proveer servicios adecuados de salud para los trabajadores y sus familias.
- Que Extensión Cooperativa contrate más personal para trabajar en mejorar las condiciones de vida de trabajadores y sus familias.
- Aumentar el cumplimiento de leyes relacionadas con la seguridad laboral agrícola.
- Mejorar el acceso a alimentos sanos y agua de buena calidad.
- Crear sistemas de viviendas sustentables y accesible spara los trabajadores y sus familias.
“Me siento confiado y optimista acerca de mejorar las condiciones”, concluyó Schenker. “Nuestro reporte incluye soluciones múltiples, desde servicios de salud a intervenciones gubernamentales y educación comunitaria, todas ellas, pienso yo, pueden ser beneficiosas.”
Para más información, en inglés, visite el sitio del Western Center for Agricultural Health and Safety de UC Davis, http://agcenter.ucdavis.edu.
Una iniciativa para mantener y mejorar la salud de comunidades y familias es parte de la Visión Estratégica 2025 (Strategic Vision 2025) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC.