En los días de verano, cuando el calor arremete y hay más actividades al aire libre, los niños pedirán bebidas sabrosas para calmar la sed. Los padres saben que las sodas no son saludables y seleccionan jugo de fruta, pero un educador de nutrición de Extensión Cooperativa de la Universidad de California recomienda no confiar en las bebidas procesadas.
“La industria de las sodas ha recibido muy mala publicidad sobre lo perjudicial que es para la salud; entonces han tomado una iniciativa defensiva para preparase y están vendiendo refrescos de fruta que pueden ser igual o hasta más azucarados que las sodas”, señala Dennis Carrasquilla, educador de nutrición en el condado de Stanislaus.
Muchas bebidas que se ofrecen en el mercado están diseñadas para confundir al consumidor. Se presentan con imágenes de frutas, les agregan palabras como “jugo” o “bebida de fruta” y tienen colores atractivos como el rojo de la sandía o el naranja y más. “Hay muchos refrescos que son muy baratos que usted puede guardar hasta por tres meses y nunca se echa a perder, compare eso con un jugo de naranja 100% que a la semana empieza a descomponerse porque está hecho de fruta de verdad”, indica Carrasquilla.
En las clases gratuitas de nutrición que ofrece el programa de nutrición UC CalFresh se enseña a los padres que el agua es la mejor bebida para hidratarse y se puede tomar todo el día. Que el agua infusionada con frutas sabe más sabrosa. Que los refrescos azucarados tienen que mostrar su contenido real de jugo de fruta y generalmente lo hacen con letra pequeñita porque contienen poco porcentaje de zumo. Y los jugos 100 % de fruta deben consumirse con moderación. Para los niños en edad preescolar, se recomienda limitar el consumo de jugo 100% de fruta de 4 a 6 onzas por día porque:
- El jugo tiene calorías y en grandes cantidades puede contribuir al sobrepeso.
- Si el jugo reemplaza a la leche, es posible que no esté adquiriendo el suficiente calcio que necesita para la formación de los huesos.
- El jugo en grandes cantidades puede causar problemas de caries.
Carrasquilla indica que es muy importante que los padres aprendan a leer la etiqueta de los alimentos para no confundirse y cita el siguiente ejemplo:
La etiqueta de los alimentos presenta el contenido de los ingredientes por porción. Según los estándares, una porción son 8 onzas. Si usted compró una bebida de 16 onzas, está contiene 2 porciones; Sin embargo, la etiqueta dirá que contiene 28 gramos de azúcar por porción. Usted debería multiplicar 28 x 2 y por lo tanto, el recipiente contiene en realidad 56 gramos de azúcar. USDA recomienda que la persona promedio, en una dieta de 2,000 calorías diarias, no debe incluir más de 40 gramos de azúcares añadidos.
“El azúcar, como la sal, entre más se consume más se quiere; hay ciertos químicos en el cerebro que fomentan su adicción”, sostiene Carrasquilla y recomienda ofrecer frutas y verduras picadas pues por su alto contenido de agua ayudan a hidratar a los niños, además que proporcionan vitaminas, minerales y fibra.