John Chater recuerda ese día vívidamente. Tenía como dos años de edad cuando su abuelo le dio una granada color púrpura oscuro. Sintiéndose feliz, la partió y empezó a comerla.
Pronto se dio cuenta de su error. Llevaba puestos sus zapatos nuevos de gamuza café claro. El jugo de la granada pronto llegó hasta sus zapatos dejando una marca permanente.
“Esa fue mi primera experiencia, que recuerde, con las granadas y fue algo que me metió en problemas”, mencionó Chater. “Estaba tan deliciosa que no me di cuenta que me iba a manchar”.
Más de treinta años después Chater es un estudiante de doctorado en la Universidad de California en Riverside, enfocado en la investigación de granadas. El continúa edificando en base al trabajo realizado por su abuelo S. John Chater, quien era un empleado de mantenimiento en un hospital, pero desarrolló una afición muy grande, entre los productores de frutas raras en California, por la creación de nuevas variedades de granadas.
El joven Chater, trabaja con variedades de granadas seleccionadas del National Clonal Germplasm Repository in Winters, incluyendo varias de ellas producidas por su abuelo (quien murió en el 2002), con el fin de que haya un mejor entendimiento acerca del potencial comercial de estas variedades.
En el presente, un 90 a 95 por ciento de las granadas pertenecen a una sola variedad: la Wonderful, dijo Chater. (Además, en California se cultivan más del 95 por ciento de la granadas de Estados Unidos, agregó).
Trabajando bajo la dirección de Don Merhaut, especialista en cultivos ornamentales y floricultura de Extensión Cooperativa de UC Riverside, Chater ha establecido pruebas experimentales de variedades de granadas en Riverside y Camarillo.
Ha plantado 12 variedades de granadas, 15 árboles por variedad, para evaluar su capacidad para establecerse, su precocidad (floración y producción de frutos), utilidad para los cultivadores y atractivo para los consumidores.
De las 12 variedades, 10 son comestibles (Parfianka, Desertnyi, Wonderful, Ambrosia, Eversweet, Haku Botan, Green Globe, Golden Globe, Phoenicia y Lofani) y dos son de tipo ornamental (Ki Zakuro y Nochi Shibori). Las variedades ornamentales, cuyas flores se parecen a los claveles, pueden ser de interés para la industria de la floricultura, indicó Chater.
Los investigadores desean que los consumidores puedan ir al mercado, y así como sucede con las manzanas y cítricos, tenga la opción de comprar diferentes variedades de granadas que varíen en dulzura, dureza de la semilla y color. (Las variedades que Chater estudia oscilan en color desde el verde al amarillo y del rosado al anaranjado a casi púrpura).
Chater estableció sus pruebas en Riverside y Camarillo para poder evaluar las diferencias entre el clima más frío de la costa y el más cálido del interior.
Hasta ahora se cree que las variedades más ácidas se dan mejor en el clima del interior debido a que las altas temperaturas del verano reducen la acidez antes de que la fruta se coseche en el otoño.
Por ejemplo, una variedad como la Wonderful, la cual es alta en acidez, se cultiva comercialmente en el Valle Central. Pero, la Eversweet, la cual tiene un bajo nivel de ácido, no se da bien en la costa.
En lo que respecta al color, algunos investigadores creen que las granadas obtienen su color debido a las temperaturas frías de la noche. Por lo que, los árboles que se plantan en la costa tienden a obtener color más rápido.
Dicho esto, se cree que nadie ha llevado a cabo un estudio completo en Estados Unidos, como el que realiza Chater, diseñado en base a un experimento. Este experimento le permitirá estudiar la interacción de variables incluyendo tamaño, color, dulzura, acidez, actividades antioxidantes y dureza de la semilla bajo diferentes condiciones climáticas.