Al reflexionar sobre cómo COVID-19 impactó nuestras vidas, cambiando nuestras rutinas, obligándonos a permanecer aislados en casa, limitando nuestras acciones e interacciones sociales me di cuenta de que todos tenemos una historia que contar; algunas serán tristes, otras de triunfo y otras más de esperanza. A continuación, mi historia o más bien nuestra historia ya que he incluido a mis compañeros de trabajo bajo mi supervisión.
A nivel personal, puedo compartir que, aunque el virus del COVID-19 llegó desde muy temprano a contagiar a varios miembros de mi familia inmediata, afortunadamente ninguno enfermó gravemente y no tuvimos ninguna muerte que lamentar. Sin embargo, la pérdida de muchos amigos queridos y sus familiares debido a COVID-19 me golpeo fuerte, me sacudió dejándome con muchos cuestionamientos sobre mi propia vulnerabilidad y mortalidad.
Conforme pasó el tiempo, la falta de interacción social, la carencia de espacios protegidos y el temor ante lo desconocido hicieron mella en mi estado de ánimo. Fueron días y noches navegando sin rumbo fijo sobre un mar turbulento, que lo mismo pasaba de un suave vaivén en su oleaje, a una amenazante sinfonía sin coordinación, cuyo intimidante oleaje producía ansiedad.
Mis compañeros de trabajo vieron también de primera mano los efectos devastadores de la pandemia. Una de ellos después de una dura agonía perdió a su padre ante el COVID-19, otra más, vivió momentos de angustia debido al contagio de COVID-19 de su hijo menor, quien es un trabajador esencial.
Como equipo de trabajo, la pandemia nos ha permitido abrirnos más el uno al otro, tirar barreras acercándonos más, irónicamente, no hemos compartido el mismo lugar en más de un año. Descubrimos el poder de la sonrisa, de motivarnos mutuamente y empujarnos más allá de nuestra zona de confort, siempre pensando en métodos alternativos para lograr los objetivos de nuestro trabajo. Y puedo decirles que no solamente lo logramos sino que lo hicimos mejor que nunca.
A pesar de nuestro éxito laboral, a veces, caímos en la depresión. La ansiedad se llevó en momentos lo mejor de nosotros. Durante días cuando nuestra compañera Leticia perdió a su padre, por la pandemia, todos caímos en la desesperación, "¿quién es el siguiente?" Nos preguntábamos. El virus parecía estar más cerca y nosotros nos sentíamos impotentes ante esta amenaza, y así, nos percatamos que dejó de ser otro titular en las noticias y se volvió real y doloroso.
Nos perdimos el roce de la piel de nuestros seres queridos, el abrazarlos, el besarlos algunos extrañaban las risas de sus nietos. Echamos de menos la falta de interacción social, y la abrupta parada de nuestra "normalidad" ciertamente tuvo un costo.
¡Compartimos lágrimas de desesperación, impotencia y en momentos de alegría! Como equipo, lo logramos juntos, dejamos de ser compañeros de trabajo y nos convertimos en una familia.
Un año después, puedo decir que somos más fuertes, resistentes. En este año aprendimos que la distancia deja de exisitir con sólo un click, supimos como valorar los detalles de la cotidaniedad, aprendimos que podemos expresar nuestro amor de muchas maneras. Creo que un año despues, estamos listos para enfrentar la "nueva normalidad."
El Proyecto de testimonios COVID-19 – Un año después
Comenzó la primera semana de marzo como una conversación casual entre mi personal y yo sobre cómo COVID-19 cambió nuestras vidas, que comenzó el 19 de marzo de 2020, con el mandato de quedarse en casa.
Poco sabíamos que estaríamos trabajando desde casa un año después y sin saber cuándo reanudar nuestras vidas de vuelta a nuestra vieja normalidad.
Inmediatamente, sabíamos que teníamos que hacer algo para capturar los efectos de nuestro aislamiento, los desafíos, el miedo, la incertidumbre generada por la pandemia directamente a nuestras casas. También trajo bendiciones y penas, ansiedad y fuerza.
Tiempo que invito a la innovación para hacer más y hacerlo mejor con menos recursos. Fue un año de aprender a expresar nuestros sentimientos y amor de manera que nunca hubiéramos imaginado. Necesitábamos escuchar las experiencias vividas, el crecimiento y el ajuste de nuestros compañeros a más desafíos.
Enviamos un correo electrónico invitando a todo el personal de UC ANR, académicos, liderazgo a participar. De inmediato, empezamos a obtener respuestas, algunas de ellas alabando la idea, el concepto, lamentando no participar. Dieciocho personas aceptaron la invitación y compartieron con nosotros momentos íntimos.
Algunos encontraron el amor en medio de la tormenta. Otros encontraron una oportunidad para reflexionar sobre las cosas importantes en sus vidas.
Otros más estaban agradecidos por tener un trabajo, un techo sobre sus cabezas. Mientras que, para algunos otros, la pandemia abrió una puerta oscura que habían cerrado a y que los confrontó con sus demonios. Busque el emotivo video en el sitio web de UC ANR y nuestras plataformas sociales el 19 de marzo de 2021.
Un año después, COVID-19 ha dejado muchas cicatrices, 500.000 muertes en todo el país?, desempleo, empresas tratando de recuperarse, un país dividido racialmente, y ha traído a la luz pública el problema de la salud mental.
Según un informe de la American Farm Bureau,dos de cada tres agricultores/trabajadores agrícolas dicen que la pandemia ha impactado su salud mental. Durante la pandemia, los trabajadores del campo dijeron estar más propensos que los adultos rurales a experimentar ansiedad, nerviosismo y enfermedades mentales.
Un estudio realizado por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) reveló que el dolor, el aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo desencadenan condiciones de salud mental o exacerban las existentes durante la pandemia. También afirma que muchas personas pueden estar enfrentando mayores niveles de consumo de alcohol y drogas, insomnio, y la ansiedad debido a COVID-19.
Los adultos jóvenes han sido especialmente afectados. Según una encuesta de la Kaiser Family Foundation (KKF), las personas de 18 a 24 años tienen aproximadamente el doble de probabilidades que todos los adultos de reportar un nuevo o mayor consumo de sustancias o pensamientos suicidas recientes.
Más mujeres que hombres se enfrentan a desafíos de salud mental. La encuesta de seguimiento de la KKF afirma que las mujeres han sido más propensas a reportar síntomas de ansiedad o trastorno depresivo.
Los expertos recomiendan tomarse descansos para ver, leer o escuchar noticias, incluidas las de las redes sociales. Es bueno estar informado, pero escuchar acerca de la pandemia con bastante frecuencia puede ser molesto. Considere limitar las noticias a solo un par de veces al día y desconectarse de las pantallas del teléfono, la televisión y las computadoras por un tiempo.