Aunque por varios años se ha recurrido a la modalidad de U-pick, en la que uno mismo cosecha lo que compra en las granjas, no habían agricultores que permitieran al cliente cosechar sus arándanos sino hasta recientemente.
Quizás deberíamos agradecer por eso al asesor agrícola Manuel Jiménez, de Extensión Cooperativa de la Universidad de California; su labor en variedades de arándanos que él plantó, en 1997, en el Centro de Experimentación Kearney de la UC en Parlier ha resultado en unos 30 millones de libras cosechadas en aproximadamente 6,000 de ese cultivo en California, principalmente en el Valle de San Joaquín.
Hace algunos días, mi esposa Sylvia y yo decidimos experimentar al cosechar de mano propia arándanos que ofrece Soffel Farms en Redlands. Es una de las pocas granjas urbanas, mejor dicho, granjas que se han convertido en urbanas, en el Inland Empire que incluye los condados de San Bernardino y Riverside.
"Esto no es muy común de encontrar por estos rumbos, lo más cercano es si van más al norte, por el Valle de San Joaquín", dijo refiriéndose a los arándanos como un nuevo cultivo local.
De boca en boca, y a través de unos cuantos blogueros, los clientes locales y no tan locales llegan para cosechar ellos mismos los arándanos, repletos de micro-nutrientes, a los que los apasionados de la comida sana consideran como píldoras mágicas en la lucha contra varios tipos de cáncer y enfermedades relacionadas con la obesidad como la diabetes.
Por supuesto, el hecho de que tengan un sabor exquisito también ayuda. Pero, sin duda, los cosechadores salen mucho más enterados de cómo se cultivan y cosechan los alimentos que nos mantienen sanos.
"Una vez que vienen y experimentan, ellos regresan", comentó Soffel.
Soffel Farms opera de manera muy similar a otras granjas que venden estilo U-pick y están beneficiando del agroturismo, que el Programa de Pequeñas Granjas de la UC ha contribuido a desarrollar para auxiliar a granjeros locales. Uno llega, le dan una canastita y un par de instrucciones:
• Camine con cuidado entre las filas de arbustos para no dañar las plantas.
• Coja sólo las de color morado. Coloque la canasta bajo los arándanos y pase el dedo pulgar presionando sobre ellos muy ligeramente para que se desprendan y caigan (¡Y de verdad que caen de inmediato, como si estuvieran esperándole!).
Luego regresa y le empacan sus arándanos en cajitas de plástico de 12 onzas por las que usted paga 5 dólares.
Lo confieso, ni mi esposa ni yo nos esperamos hasta llegar a casa para cerciorarnos de que estábamos comprando los arándanos más deliciosos que jamás hubiésemos probado. Una vez que uno saborea un arándano que haya arrancado del arbusto, es difícil no comer algunos de los deberían ir a la canasta.
Me sentí menos culpable al observar que Soffel hacía lo mismo mientras conversábamos. Lo mismo hacían otros visitantes, incluido un niño de cinco años acompañado de sus abuelos, de San Diego. Ninguno de sus arándanos fue a parar en canasta, todos fueron directamente a su pancita.
Como consumidor, me siento afortunado de contar con nuestro Manuel Jiménez, quien incansablemente demostró que los arándanos podían y deberían ser parte de la cornucopia californiana. Y también por la determinación de agricultores a pequeña escala como Soffel en mantener la viva la tradición agrícola.
Aunque muchos agricultores en California están encontrando que cultivar arándanos es relativamente fácil, Soffel dijo que eso es bastante laborioso. Pero está ayudándole a preservar su tradición familiar. Como muchos productores a pequeña escala, Soffel depende de la venta directa al consumidor. El añadir los arándanos a su comercio tipo U-pick, que incluye algunos acres con árboles de naranja y aguacate, hasta ahora le está resultando una buena fuente de ingresos, según dijo.
Soffel es típico del decreciente número de agricultores locales. Estos se ven constantemente amenazados por la urbanización y todas las reglamentaciones que le acompañan. Soffel es de la quinta generación de granjeros en su familia. Sus ancestros vinieron de Oregon en carreta. El anuncio en la tiendita que sirve de entrada a Soffel Farms dice, "Establecida en 1914". Soffel dijo que su familia figura entre los pioneros que hicieron famosa al área de Redlands con sus naranjas.
La mayoría de los naranjales han desaparecido y se reemplazaron con casas y edificios comerciales; pero Soffel y su familia se rehúsan a cortar sus raíces de la agricultura.
"Voy a ser granjero por el resto de mi vida", me dijo al despedirnos.
Así confío. Estoy a la espera del aviso de que sus aguacates están listos para cosecharse.
(Fotografías: Alberto Hauffen)