Desde los comienzos del Título IX de las Enmiendas de Educación de 1972, las oportunidades para las mujeres atletas se han incrementados dramáticamente, mayormente en su beneficio. Sin embargo, algunos resultados negativos como trastornos alimentarios, interrupciones crónicas de la menstruación y niveles bajos de masa ósea han sido asociados a altos niveles de competencia entre algunas mujeres atletas, particularmente en deportes como la gimnasia y carreras a campo traviesa, donde tener una figura esbelta o un cuerpo sin grasa es importante.
“Las atletas adolescentes, en fase de rápido crecimiento y desarrollo, podrían enfrentar el mayor riesgo”, reportaron los autores Michelle T. Barrack de UCLA y Marta D. Van Loan del Servicio de Investigación Agrícola de USDA en la edición de julio-septiembre del 2011 de la revista California Agriculture. Su artículo se publica en una edición especial de la revista, titulada “Los alimentos como medicina: ¿puede lo que comemos ayudarnos a curar lo que nos enferma?”
El artículo identifica a las atletas en riesgo con el fin de entender el origen de los posibles resultados negativos y recomienda modificaciones de conducta que promueven la participación en deportes competitivos al mismo tiempo que apoyan la salud a lo largo de la vida.
El “Síndrome tríada de la mujer atleta” es un trio de resultados negativos interrelacionados que pueden ser consecuencia de una mala nutrición en un pequeño porcentaje de atletas femeninas de alto nivel:
1. Una baja masa ósea en jovencitas puede llevar a un inicio temprano de osteoporosis y un incremento en el riesgo de sufrir fracturas;?
2. Las interrupciones del ciclo menstrual son causadas por hormonas reproductivas inadecuadas, especialmente el estrógeno, las cuales a su vez pueden inhibir la mineralización de los huesos durante la adolescencia e impedir el mantenimiento de los huesos a partir de entonces;?
3. Los trastornos alimentarios pueden interrumpir el ciclo menstrual, resultando en una producción baja o nula de estrógeno; se requiere de niveles adecuados de estrógeno para incrementar la mineralización de huesos y por ende la densidad ósea.
Una pregunta importante es si estos problemas de salud relacionados con el ejercicio ocurren debido a una deficiencia energética, en la que las calorías que se consumen no se equiparan con las que se necesitan para hacer frente al incremento de actividad física o al exceso de estrés que altera las hormonas que regulan la menstruación y el metabolismo óseo.
“Varios estudios experimentales adecuadamente controlados con animales y humanos han confirmado que mientras que la energía esté disponible para necesidades fisiológicas que no sean para ejercitarse, promueve la función hormonal normal”, hacen notar Barrack y Van Loan. “Esto sugiere que el ejercicio intenso no ejerce por si mismo un estrés adicional que interrumpa la menstruación y el metabolismo óseo”.
El artículo detalla las necesidades alimentarias básicas de las atletas femeninas.
“Consumir suficiente energía, (calorías) no es suficiente”, escribieron Barrack y Van Loan. “Para una salud óptima y un desempeño máximo, es importante consumir los tres principales macronutrientes para un metabolismo energético (carbohidratos, proteína y grasas) así como una multitud de micronutrientes (vitaminas y minerales).” Entre los micronutrientes importantes se hallan la vitamina B, antioxidantes, calcio y vitamina D, hierro, zinc y magnesio.
“La dieta óptima para una atleta joven en pleno desarrollo debe maximizar el desempeño deportivo al mismo tiempo que reduce el riesgo de lesiones y propicia una buena salud en general, crecimiento y maduración”, escribieron los autores. “Debido a la demanda metabólica y fisiológica de sus deportes, las necesidades nutritivas de los atletas jóvenes pueden ser mucho mayores que las sus compañeros no atletas y aún mayores que las de los atletas adultos jóvenes que han alcanzado la madurez. Es importante que se concientice a los atletas adolescentes que compiten sobre sus necesidades específicas, así como que se identifique a los atletas que corren riesgo de desarrollar deficiencias”.
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