El subsidio de 6.2 millones de dólares se enfoca en proteger los cultivos a futuro.
Con su color rojo intenso y su corona de reina, la fresa se mantiene entre las frutas preferidas y es un cultivo importante en California. Aquí se producen aproximadamente 1,800 millones de libras de esa fruta anualmente, lo que representa alrededor del 88 por ciento de la cosecha en Estados Unidos.
Es un alimento clave en la dieta de los estadounidenses con alto contenido de vitamina C, fibra, minerales, antioxidantes y más.
Sin embargo; durante los últimos años la producción de esta fruta ha enfrentado pérdidas importantes debido a las enfermedades de la planta. Un ejemplo, es el marchitamiento por fusarium una amenaza constante para los productores, especialmente después del 2005 tras la eliminación del fumigante bromuro de metilo. Desde entonces, las cosas cambiaron, la enfermedad se encontraba en la tierra y sin ese fumigante, la incidencia del marchitamiento aumentó, especialmente en áreas en donde no se practica la rotación de cultivos.
“Una vez que se presenta el marchitamiento, la planta simplemente se colapsa y se seca por completo”, dijo Glenn Cole, reproductor y gerente de campo del Programa de Reproducción de Fresas de la Universidad de California en Davis.
Para resolver este reto, científicos de UC Davis, han estado investigando y descubrieron, recientemente, ciertos genes resistentes a la enfermedad letal transmitida por la tierra.
La investigación, de varios años, se publicó en la revista científica Theoretical and Applied Genetics, y la expectativa es que el descubrimiento ayudará a proteger a los cultivos de las pérdidas ocasionadas por la enfermedad, mencionó Steve Knapp, director del Programa de mejoramiento de fresas en UC Davis.
“Lo que hemos logrado aquí es importante y valioso para la industria y va a proteger a los agricultores”, agregó Knapp.
Los científicos analizaron miles de plantas de fresas en el invernadero de la universidad y tomaron muestras de ADN. Luego llegaron a cabo exámenes genéticos y desarrollaron un diagnóstico de ADN para identificar qué genes son resistentes al marchitamiento por fusarium.
“Los genes han estado flotando alrededor del germoplasma de la fresa durante miles de años”, señaló Cole, pero nadie se dio a la tarea de identificarlos.
Este último desarrollo trae a la “fresa al siglo 21 en términos de solucionar este problema”, añadió Knapp.
Protección para los cultivos
Este trabajo significa que los productores podrán introducir el gen resistente en las futuras variedades de fresa. Y en este otoño, el programa lanzará el nuevo tipo de cultivo que contiene el gen resistente al marchitamiento del fusarium. Las herramientas para el diagnóstico del ADN ayudarán a los productores a combatir las nuevas variantes de Fusarium que surjan.
“Habrá nuevas amenazas y queremos estar preparados para ellas”, manifestó Knapp. “Queremos entender cómo funciona esto en las fresas para que, si surgen nuevas amenazas, podamos abordarlas tan rápido como sea posible”.
“Si no cuentas con resistencia contra el fusarium, estás acabado”, dijo Cole. “La enfermedad puede estar presente más de lo que piensas”.
Todo el trabajo se llevó a cabo en UC Davis. Dominique Pincot, Mitchell Feldmann, Mishi Vachev, Marta Bjornson, Alan Rodríguez, Randi Famula y Gitta Coaker del departamento de Ciencias de la Plantas y Thomas Gordon del Departamento de Patología de las Plantas contribuyeron a la investigación, así como Michael Hardigan y Peter Henry quienes se encuentran ahora con el Servicio de Investigación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos y Nicholas Cobo quien está en la Universidad de la Frontera en Chile.
La investigación fue financiada por UC Davis y subsidios del Instituto Nacional de Alimentos y la Iniciativa para la Investigación de Cultivos de Especialidad de la USDA.
UC Davis recibe fondos para producción y uso de herramientas genéticas
El gobierno federal otorgó 6.2 millones de dólares a la Universidad de California en Davis, para estudiar cómo pueden utilizar la información reproductiva y genética para proteger los cultivos de fresa de enfermedades y plagas.
El subsidio de cuatro años del Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura (NIFA) se enfoca en abordar las crecientes y emergentes amenazas contra las fresas.
Mejorar la producción de plantas, la edición de genes y otras tecnologías son aspectos claves para asegurar que los cultivos de fresas sean sustentables ante el cambio climático y la restricción de químicos, manifestó Knapp.
“Necesitamos tener la tecnología para poder hacer frente a los retos a los que se enfrentan las fresas en todo el mundo”, indicó Knapp. “Podemos utilizar el conocimiento genético para cambiar el ADN en un modo específico para obtener la resistencia que necesitamos.”
La industria de la fresa se ha quedado rezagada en comparación a otros cultivos como el tomate y trigo cuando se trata de innovación genética y técnica, indicó Knapp y el subsidio significa que “ahora quieren el pie en el acelerador”.
Una prioridad importante es identificar si al cambiar las moléculas de ADN se puede mejorar la resistencia a las enfermedades e identificar qué tecnologías se necesitarían. Parte del análisis será entender que algunos genes están expresados mientras que otros están suprimidos.
“Estamos tratando de crear una resistencia natural a los patógenos a través de los genes que ya existen, pero pueden ser modificados con este conocimiento”, dijo Knapp. “Si pudiéramos editar un gen que mejore la resistencia a los patógenos, a la gente le gustaría que usemos eso en la producción”.
La intención es producir cultivos resistentes a enfermedades e identificar mejores formas de diagnosticar, prevenir y controlar enfermedades de la planta.
El proyecto de investigación también incluirá una evaluación económica para valorar en el costo los cambios en la producción y comunicar a los granjeros los avances logrados en el laboratorio.
Gitta Coaker, de patología de las plantas y Mitchell Feldmann, Marta Bjornson y Juan Debernardi de ciencias de las plantas participan en esta investigación y son científicos del Politécnico de la Universidad del Estado de California, la División de Agricultura y Recursos Naturales, UC ANR, UC Berkeley, la Universidad de Florida y del Servicio de Investigación agrícola del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, USDA.