El Hopland REC convierte la devastación del incendio forestal River de 2018 en una oportunidad de investigación
La destrucción causada por el incendio forestal se observa fácilmente, pero los peligros pueden esconderse bajo las cenizas. Un grupo de científicos de UC Davis estudió muestras de carne y lana de corderos en el Centro de Investigación y Extensión Hopland de UC, para determinar si los pastizales que rebrotan tras un incendio forestal causan residuos tóxicos en los animales de pastoreo. Los resultados, publicados en el diario California Agriculture, mostraron que pastar en dichos pastizales no alteró significativamente el contenido de metales en la carne y la lana de los corderos. Esa es una buena noticia para los rancheros y consumidores desde la perspectiva de seguridad alimentaria.
En el 2018, el incendio forestal River ardió seis millas al norte de Hopland, arrasando con dos terceras partes de las tierras del Hopland REC, incluyendo áreas en su estación de corderos. Debido a que el Hopland REC conduce investigaciones ecológicas y agrícolas, tenían información y algunas muestras del rebaño de corderos que vivió en el lugar antes del incendio River.
“Un grupo de investigadores se reunió para intercambiar ideas sobre cómo podíamos tomar ventaja de este lamentable evento”, señaló Sarah Depenbrock, profesora asistente y agrónoma en el Departamento de Medicina y Epidemiologia de la Facultad de Veterinaria de UC Davis.
Las quemas controladas han jugado un papel importante en el proceso agrícola durante muchos años, pero los incendios forestales de California están creando un nuevo paisaje que interesa a investigadores como Depenbrock. “El problema, ahora, es que los grandes incendios forestales probablemente interactúan con tierras agrícolas de manera diferente que las quemas de rutina”, manifestó la experta.
Las plantas grandes y viejas en los terrenos que no han sido quemados recientemente pueden contener altas concentraciones de metales, capturado durante sus años de desarrollo. El mercurio, por ejemplo, es un metal potencialmente peligroso que con el tiempo puede ser capturado en objetos vivientes. Estos metales pueden ser distribuidos a través de la ceniza cuanto se quema la vegetación, por lo que los científicos examinaron corderos que habían pastado en los pastizales del Hopland REC durante el primer rebrote, después de haberse quemado.
Los resultados inciertos plantean más preguntas
Los investigadores compararon carne de los corderos que pastaron en los pastizales que rebrotaron en el 2019, después del incendio River, con muestras de carne congelada que se había obtenido el año anterior al incendio. En ninguna de las muestras se detectaron rastros de plomo, mercurio, arsénico, molibdeno, cadmio, berilio, cobalto y níquel. Sin embargo, sí hubo algunas muestras (tres de 26), que dieron positivo a los no esenciales (metales pesados potencialmente tóxicos) cromo y talio en el grupo que pastó después del incendio.
Debido al reducido número de muestras que dieron positivo, los investigadores no pudieron determinar estadísticamente si esta contaminación estaba asociada con los pastizales de rebrote. Las concentraciones de cromo y talio detectadas pueden ser o no potencialmente tóxicas, dependiendo de las formas y cantidad específicas de carne que una persona consuma.
Otro aspecto del estudio incluyó el análisis de la lana de los borregos para determinar si es un buen método para medir el contenido de metales en su carne. “En general, nos dimos cuenta que no estaba bien correlacionado con la mayor parte del contenido de metales de interés, lo cual vale la pena saber. Sin embargo, debido a que no identificamos en ninguna muestra animal muchos de los metales no esenciales de particular preocupación toxicológica, como el plomo y mercurio, no pudimos determinar si el análisis de la lana puede ser útil para determinar la presencia de esos metales, como ocurre en otras especies”, dijo Depenbrocké quien agregó que la lana de los animales cuya carne dio positivo al cromo y talio, no dio positivo a estos metales.
Mientras los retos en el control de los incendios forestales persisten, lo mismo sucede con el riesgo de contaminación de los productos alimentarios derivados del ganado de pastoreo.
“No obtuvimos pruebas contundentes que nos dijeran que, cuando hay un incendio, eso significa que todo se contamina con metales pesados”, manifestó Depenbrock. “Pero si se plantea la cuestión de que quizás deberíamos realizar un poco de vigilancia para ver si esto es algo esporádico o común. Y deberíamos de encontrar la manera de cribar los rebaños”.
Recomendaciones para manejar los problemas del cobre
“Es un estudio muy pequeño, pero fue interesante conocer que el contenido de cobre fue realmente bajo en el grupo que pastó después del incendio, lo cual me hace pensar”, expresó Depenbrock.
Las enfermedades asociadas con la deficiencia de cobre es una preocupación importante en los borregos. Por ejemplo, el swayback o lomo hundido puede resultar en la muerte antes de nacer o en la incapacidad del animal de pararse por sí solo debido a los cambios incurables de la espina dorsal. Otros efectos adversos incluyen una tasa reducida de nacimientos, anemia, defectos en la lana y decoloración de la fibra y osteoporosis con un alto riesgo de fracturas espontaneas. El exceso de cobre puede también causar enfermedades graves y a veces mortales.
Muchas de las fuentes de forraje y áreas de pastizales en California tienen una deficiencia de cobre, mientras que otras fuentes de alimentación tienen un exceso de cobre. Es crucial que se monitoree a los rebaños para determinar sus niveles de minerales incluyendo el cobre.
En cuanto a las pruebas de cobre, la experta aconseja a los ganaderos que obtengan las concentraciones de minerales de los órganos de los animales que son sacrificados o mueren. Las muestras del hígado y riñones son las más valiosas para identificar un potencial problema en el rebaño. Los laboratorios de UC Davis Veterinary Medicine's California Animal Health and Food Safety (CAHFS, por sus siglas en inglés), llevan a cabo estas pruebas de manera rutinaria.
En segundo lugar, monitorear y registrar la suplementación de minerales y tercero, mantener un registro de salud actualizado para tomar decisiones informadas respecto a la suplementación basada en los problemas conocidos del rebaño. Por ejemplo, si un productor no está acostumbrado a suplementar con cobre, Depenbrock recomienda mucho que trabajen con un veterinario para empezar a hacerlo (ya que hay numerosos suplementos de cobre de concentración variada en el mercado), para determinar un plan de pruebas o examinación y revisar el historial de salud para detectar problemas que estén potencialmente asociados con el cobre.
Para leer el texto completo del estudio, visite https://calag.ucanr.edu/Archive/?article=ca.2022a0016.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Ricardo Vela