La membresía de CSA, la cual fue analizada para el estudio, se incrementó de aproximadamente 672 en 1990 a 32,938 en el 2010.
El crecimiento de CSA en el Valle Central es sólo una parte de un movimiento más grande que busca relaciones directas más fuertes entre los granjeros y consumidores, dijo Ryan Galt, profesor asistente en el Departamento de Desarrollo Humano y Comunitario de UC Davis y co autor del estudio Community Supported Agriculture is thriving in the Central Valley.
“Los consumidores, cada vez más, desean conectarse con los granjeros que cultivan sus alimentos”, explicó Galt, mientras desempacaba una cornucopia de verduras de su propia caja de CSA. “Los alimentos son una cosa íntima, así que no pienso que sea algo extraño que la gente quiera establecer una relación con quienes los producen”.
A pesar de que el estudio de Galt se enfoca en el lado de la relación con la granja y no con el del consumidor, señaló que se unió a CSA por diferentes razones.
“Quería apoyar una agricultura con una orientación más ecológica y el modo de vida de los granjeros y trabajadores del campo. Por otra parte, se cuenta con el beneficio de no tener que ir de compras tan seguido”, agregó el experto, retirando los tallos a un racimo de remolachas o betabeles de un púrpura intenso.
Es temporada de betabeles en California. La raíz de color oscuro es relativamente nueva en el repertorio culinario de Galt. De no haberse encontrado en la primera caja de CSA, al que se subscribió hace unos años ya, quizás nunca hubiera aprendido a prepararlo y mucho menos a ordenarlo en un menú. La sorpresa y el reto de preparar nuevos e interesantes alimentos se encuentra entre las razones por las que se Galt sigue subscrito a CSA.
Al igual que la mayoría de los miembros de CSA en California, Galt recoge una canasta de productos de un sitio central y no necesariamente de la granja. Algunas granjas pertenecientes a CSA hacen entregas directamente a las casas. Pocos requieren que sus miembros visiten sus granjas, pero la mayoría organizan eventos para ellos.
“Los granjeros de CSA proveen a sus miembros algo más que alimentos. Ofrecen una conexión directa a lo que está pasando en la granja y con las estaciones, educan a sus miembros sobre temas agrícolas y rurales y comparten con ellos recetas que les ayudan a usar sus productos”, indicó Galt, al mismo tiempo que metía un recipiente con remolachas al horno.
Es un intercambio lucrativo para los granjeros de CSA, añadió. El promedio de ventas brutas por acre de terreno de las granjas de CSA son seis veces mayores al promedio de las granjas de California. Debido a que la gente se subscribe a sus granjas, de la misma forma en que otras personas se subscriben a revistas, los granjeros de CSA tienen una buena idea sobre cuánto deben cultivar y cosechar, y lo más importante para ellos, cuentan con un mercado comprometido y dinero por adelantado. Muchos granjeros jóvenes están creando entidades CSA debido a estos beneficios. “Los granjeros de CSA están motivados por su amor a la tarea de cultivar y la satisfacción de proveer productos frescos a miembros agradecidos”, concluyó Galt.
Betabeles rostizados
6 betabeles medianos
2 cucharadas de vinagre balsámico
2 cucharaditas de ralladura de una naranja
Pimienta
Precaliente el horno a 350?F. Lave las remolachas y colóquelas, sin pelar, en un molde para rostizar con aproximadamente una pulgada de agua. Cubra y hornee durante una hora o hasta que las pueda picar fácilmente con un tenedor. Quíteles la cascara una vez que se hayan enfriado. Corte las remolachas en rebanadas. Rocíelas con vinagre, la ralladura de naranja y pimienta. Sirva a temperatura ambiente.