Fue investigadora del Instituto de Políticas sobre Nutrición de ANR por más de dos décadas
Gail Woodward-López pensó un día en ser neurobióloga, pero descubrió que el trabajo de laboratorio no era para ella. Su inclinación por un trabajo más directo en temas sociales, la llevó por el camino de la salud pública con énfasis en aspectos de la nutrición que le permitieron incorporar su interés por las ciencias biológicas en sus investigaciones.
Décadas después, gracias a su trabajo de investigación en la Universidad de California, Woodward-López deja como legado el haber contribuido a que muchos estudiantes tengan ahora la opción de comidas más nutritivas en sus escuelas.
Woodward-López se jubiló el pasado 1 de julio del cargo de directora asociada del Instituto de Políticas sobre Nutrición(NPI, por sus siglas en inglés), el cual es parte de la División de Agricultura y Recursos Naturales de UC.
Woodward-López se unió oficialmente a UC ANR en el 2015, cuando ella y otros investigadores del Centro Atkins para Peso y Salud de UC Berkeley pasaron a ser parte del NPI. Pero su asociación con UC ANR va más más atrás, ya que su trabajo con CWH siempre estuvo dirigido por académicos de Extensión Cooperativa de UC – incluyendo la investigación que llevó a la prohibición de “comida chatarra” en las escuelas de California.
Dos proyectos de ley convertidos en ley en el 2005, sentaron los estándares para “alimentos competitivos” en California – productos que se vendían en las máquinas dispensadoras y el servicio de alimentos a la carta (comparados con las comidas escolares subsidiadas por el gobierno federal). Esta legislación – la cual inspiró cambios similares en las políticas de todo el país – tomó en cuenta la información producida por el trabajo de Woodward-López y sus colegas, quienes habían estudiado el impacto financiero de establecer esos estándares.
“Nuestro estudio era tan fundamental que literalmente me llamaban desde el Senado o la Asamblea cuando estaban debatiendo esa legislación”, recordó Woodward-López.
Cambiando las percepciones sobre el aumento de peso en la población
En un principio, Woodward-López se enfocó en una tendencia que empezaba a llamar la atención de los investigadores y que se estaba convirtiendo en un desafío: el rápido incremento en el Índice de Masa Corporal, conocido por sus siglas en inglés como BMI, entre la población estadounidense. En su intensión por rastrear las causas de esta epidemia, la experta y sus colegas dirigieron la atención académica y del público hacia los múltiples factores medioambientales que contribuyen al aumento de peso – en lugar de enfocarse exclusivamente en la decisión individual de comer saludable y mantenerse físicamente activo.
“Hace dos décadas, Gail encabezó un trabajo pionero para identificar los determinantes de la obesidad, cuando la obesidad infantil empezaba a surgir como un problema de salud pública”, expresó la directora del Instituto de Políticas sobre Nutrición, Lorrene Ritchie. “Mientras que nosotros y otros investigadores en toda la nación trabajábamos en generar mayor evidencia para tomar acciones informadas, ella tuvo la visión de que podíamos usar una variedad de información existente – desde tendencias a ensayos – para señalar las principales causas”.
Hasta ahora, muchas de las conclusiones de estos investigadores, las cuales fueron publicadas en el 2006 en el libro “Obesity: Dietary and Developmental Influences”, continúan vigentes.
“La educación por sí sola no funciona si la gente no tiene acceso a alimentos saludables y la oportunidad de hacer actividad física, si no están seguros en sus vecindarios o no pueden pagar por las opciones saludables”, explicó Woodward-López.
La investigadora fue designada como “socia pensante” en el programa comunitario para la prevención de la obesidad y trabajo de salud escolar de Kaiser Permanente.
“Gail aportó a nuestro trabajo un profundo rigor y experiencia, seguro, pero tambien una perspectiva súper práctica enfocada en la comunidad”, dijo por su parte Loel Solomon, profesor de ciencias de los sistemas de salud en la Facultad de Medicina de Kaiser Permanente Bernard J. Tyson. “Su integridad y valores sobre la igualdad en la salud eran evidentes en todo lo que hicimos juntos y nuestras comunidades son mucho mejores por ello”.
Elevando y mejorando el programa CalFresh Healthy Living
Otro logro de Woodward-López como parte del Instituto de Políticas sobre Nutrición fue refinar la evaluación y ejecución de SNAP-Ed, el componente educativo de Programa de Asistencia Nutricional Suplemental (conocido comúnmente como “cupones para comida”). Conocido en California como Calfresh Healthy Living, SNAP-Ed representa lamayor fuente de financiación continuo para el fomento de la nutrición y la actividad física en el estado – fuera del programa WIC que sirve a mujeres, infantes y niños pequeños.
“CalFresh Healthy Living puede realmente tener un impacto en millones de personas”, manifestó Woodward-López. “Para los departamentos de salud condales, esta es una de sus mayores fuentes de financiamiento y les provee la estructura para todo lo demás que hacen respecto a nutrición y actividad física”.
Debido a la variedad de intervenciones implementadas por los departamentos de salud en respuesta a las necesidades locales, resulta abrumador poder determinar la eficacia de esas medidas. Sin embargo, Woodward-López y sus colegas del NPI han sido instrumentales en la creación de enfoques creativos para ayudar a identificar las medidas de salud pública más efectivas.
Por ejemplo, los investigadores del NPI descubrieron que la combinación de cambios en las políticas escolares con un incremento en las oportunidades para realizar actividad física durante la jornada escolar fue la mejor estrategia para motivar a los estudiantes a mantenerse en forma. Descubrieron que la reducción en los programas de nutrición durante la pandemia del COVID-19 afectó de manera desproporcionada a las comunidades de color. Además, continúan haciendo énfasis en que las intervenciones necesitan ser a la medida de las condiciones culturales y políticas de cada comunidad.
“Pienso que en todo el trabajo que realizamos, intentamos dar con esas aplicaciones prácticas – ¿Qué significa para las comunidades? ¿Cómo podemos hacer esto de manera diferente?¿Cómo podemos implementar nuestras conclusiones?”, indicó Woodward-López.
Pero a pesar de que Woodward-López ha decidido jubilarse tras 23 años de servicio a favor de una mejor alimentación de las familias californianas, ella planea mantenerse activa en el área de su trabajo.
“Realmente me gustaría participar más en la política a través de trabajo de promoción y haciendo cosas como escribir cartas al editor o cometarios en redes sociales”, señaló. “Ya tengo algunas ideas sobre algunos editoriales que quiero escribir”.
Aunque dice que espera pasar más tiempo con sus seres queridos, viajar y cumplir con sus deseos de incursionar en el arte y la música, Woodward-López continuará siendo una voz que guía en favor de la salud pública.
“El liderazgo de Gail en nutrición para la salud pública – aun después de jubilada – es testimonio de su dedicación”, indicó Ritchie. “No solo ha contribuido a cambios sustentables en California y a nivel nacional, sino que también ha sido una mentora para mí y muchos otros en un campo en el que nos esforzaremos por continuar su legado”.
Las personas interesadas en apoyar el legado de Woodward-López y su continuo trabajo en favor de la salud y nutrición pueden donar al fondo de becas estudiantiles del NPI, el cual ofrece a estudiantes de grupos subrepresentados la oportunidad de trabajar en las investigaciones del NPI y recibir tutoría por parte de sus investigadores.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés.
Editado para su publicación por Diana Cervantes