Aproximadamente la mitad de quienes trabajan en la agricultura son mujeres; en su gran mayoría son latinas y muchas lo hacen en un ambiente hostil en el que son víctimas de acoso sexual. Eso pone en peligro su salud y su vida, según un investigador de la Universidad de California.
“Consiste, en muchos casos, en cosas como bromas y comentarios groseros, contacto físico no deseado”, explicó Stephen McCurdy, catedrático en epidemiología y salud ocupacional en la facultad de medicina del plantel de la UC en Davis. “También tiene que ver con decisiones laborales negativas. Por ejemplo, la víctima es despedida si no acepta el acoso. Y, naturalmente, lo más peor es el asalto y violación. Eso ocurre también, lamentablemente”.
ENGLISH SUMMARY: A survey project will assess the scope and character of sexual harassment among women Hispanic farmworkers. According to UC Davis’ Stephen McCurdy, co-director of the Western Center for Agricultural Health and Safety, the goal is to develop interventions for employers and employees - women and men - for preventing sexual harassment in the agricultural workplace. |
McCurdy se propone determinar qué tan común es el acoso sexual en la agricultura. Con ese fin, está colaborando con una investigadora mexicana, María Elena Rivera Heredia, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo en Morelia, Michoacán, para recabar datos tanto en México como en California.
McCurdy y sus colegas están empezando con grupos de enfoque para identificar cómo es que las trabajadoras agrícolas perciben el acoso sexual y cómo piensan que pueden evitarlo. Luego de esa encuesta, McCurdy confía en obtener cifras para determinar la magnitud del problema y formular estrategias para tratar de erradicarlo de la agricultura.
“No tenemos cifras confiables. Pero, claro que es muy común. Probablemente, aproximadamente 75 por ciento de mujeres que trabajan en la agricultura experimentan acoso sexual alguna vez en su vida”, aseveró McCurdy, quien además es codirector del Centro Occidental de Salud y Seguridad Agrícola, con base en el plantel de la UC en Davis.
Según McCurdy, el número de casos de acoso sexual entre trabajadoras agrícolas podría ser mayor, porque muchas simplemente no reportan ese tipo de comportamiento.
“Eso también es un problema porque hay una cultura de machismo y también lo que se llama marianismo. Es decir, la mujer tiene que aguantar sin quejas, en vez de reportar”, señaló el investigador. “Por eso la respuesta de las víctimas muchas veces es simplemente el silencio”.
McCurdy expuso el problema del acoso sexual entre trabajadoras agrícolas hispanas durante una presentación en el Centro Occidental de Salud y Seguridad Agrícola; él señaló que la ley prohíbe el acoso sexual en el empleo. Puso como ejemplo el caso de una trabajadora de una compañía de Madera, California. Ella estuvo sujeta al acoso sexual físico y verbal por más de dos años.
El acoso consistió en demandas sexuales, manoseo y hacerla trabajar en áreas aisladas donde su supervisor podía acosarla a su antojo. Ella se quejó con la administración, pero la catalogaron como insubordinada. Como resultado, experimentó ansiedad, temor, depresión e intentó suicidarse. Sus compañeros de trabajo hablaron del problema con la administración y se les dijo que sus empleos estaban seguros. El supervisor fue despedido.
Dos meses después, todos los trabajadores involucrados fueron despedidos, y meses más tarde también sus parientes. El caso culminó con una demanda entablada por la Comisión de Igualdad de Oportunidad en el Empleo (EEOC, por sus siglas en inglés). Como resultado, esa agencia federal obligó a la compañía a pagar $1,800,000.
“El acoso sexual en la agricultura es un problema muy grande y muy importante”, afirmó McCurdy. “Las consecuencias son terribles porque las mujeres definitivamente sufren a causa de esto y no saben cómo enfrentarlo, cómo reportarlo, ni qué pueden hacer para evitarlo”.
Cómo epidemiólogo, a McCurdy le preocupa principalmente el impacto del acoso sexual en la salud de las mujeres, en particular, la salud mental.
“Si miramos a las personas que han sido objeto de acoso sexual veremos que tienen un mayor porcentaje de depresión, problemas al dormir, aun intentos de suicidio y suicidios consumados. Así que es un problema muy importante”, remarcó.
McCurdy confía en que su estudio arroje datos suficientes que ayuden a elaborar programas enfocados en erradicar el acoso sexual en la agricultura.
“Yo creo que debe haber una infraestructura que ofrezca recursos para que la víctima pueda reportar. Y ella debe reportarlo no al supervisor sino a otro oficial del empleador encargado de ayudar en estos casos”, confió McCurdy. “Yo creo que con estas medidas vamos a mejorar la situación para las víctimas y prevenir casos de acoso sexual”.
Aunque el acoso sexual es un problema bastante común en la agricultura, McCurdy señala que no ocurre en todas las operaciones agrícolas. Según él, muchas compañías se esfuerzan en ofrecer sitios de empleo seguros para el bienestar y salud de sus trabajadores.
“Yo pienso que debemos prestar atención a los lugares que han tenido éxito en prevenir problemas y usarlos como modelo”, indicó el investigador de la UC.
El estudio del acoso sexual entre trabajadoras agrícolas hispanas se lleva a cabo con el apoyo del Programa de Investigación en Migración y Salud (PIMSA), del Ministerio de Salud del gobierno mexicano, y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), una entidad compuesta por la Universidad de California y varias universidades de México.
Encuentre más información relacionada con mujeres en la agricultura en el sitio del Servicio de Información en Español de UC ANR.
Una iniciativa para mantener y mejorar la salud de comunidades y familias es parte de la Visión Estratégica 2025 (Strategic Vision 2025) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC