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El poder de la zona alimentaria
Un concepto que ha sido útil para nuestro trabajo es el de “foodshed” o zona alimentaria, la cual consiste en una área geográfica que podría, en teoría, proveer una porción significante del centro alimentario de una población. Observar nuestra zona alimentaria nos ha ayudado a pensar más allá de las fronteras de nuestro condado y aprender más sobre producción alimentaria en nuestro propio condado.
Algunos se sorprenden al saber que todavía en la década de los 50, el condado de Los Ángeles era el condado agrícola número uno de los Estados Unidos, sus granjas producían abundante fruta, verduras, huevos, leche, miel de abeja y mucho más. Hoy en día, los residentes de Los Ángeles tienden a pensar sobre nuestro condado de 10 millones de residentes en términos estrictamente urbanos, pero las estadísticas más recientes del Censo sobre Agricultura del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (2007) muestran 1,734 granjas en el condado de Los Ángeles. No obstante que las plantas ornamentales son en el presente nuestros cultivos principales, de acuerdo con el más reciente Reporte de Cultivos y Ganado del condado más de 31 millones de dólares en cultivos de verduras provenían de granjas del condado de Los Ángeles en el 2011. La mayor parte de las verduras que producimos son tubérculos, incluyendo cebollas, zanahorias y papas. La mayor parte de la agricultura comercial se encuentra en el desierto alrededor de Lancaster y Palmdale y es raramente vista por la mayoría de los residentes del condado. Unas pocas de pequeñas granjas urbanas están surgiendo alrededor del condado, como lo documenta un grupo de estudiantes de planeación urbana de UCLA en el estudio Cultivate Los Angeles.
Pero la cantidad de alimentos producidos en el condado de Los Ángeles es solo una porción diminuta de lo que se cultiva en nuestra zona alimentaria regional, definida como una región de diez condados dentro de un radio de 200 millas del núcleo urbano de Los Ángeles. Nuestra zona alimentaria cuenta con una de las tierras más productivas del estado, abarcando a unas 23,000 granjas. Las fresas y limones del condado de Ventura, la lechuga y brócoli de Imperial y la leche y almendras de Kern son algunos de los productos agrícolas de mayor valor en California.
Sin embargo, mucho de lo que se produce aquí es enviado a mercados lejanos y no llega a los platos de los residentes del área. La falta de frutas y verduras frescas y a bajo costo es un hecho de vida en muchos de los vecindarios del condado de Los Ángeles, a pesar de su proximidad a la abundancia agrícola.
Observar la zona alimentaria en general ayudó al consejo a conceptualizar una iniciativa principal, Good Food Purchasing Program (Programa de Compra de Buenos Alimentos) la cual motiva a las instituciones a comprar productos de granjas locales pequeñas y medianas, a la vez que cumplen con otras metas de compra que hacen que los alimentos saludables sean accesibles. La ciudad de Los Ángeles y el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) fueron las primeras dos entidades en firmar. El impacto de los esfuerzos del distrito escolar por comprar alimentos regionales fueron reseñados recientemente en un artículo de Los Angeles Times que destaca la forma en que nuevos empleos locales han sido creados gracias al poder de adquisición del LAUSD. Este es un ejemplo sobre cómo el pensar en alimentos a nivel regional y el trabajo colaborativo entre varios sectores, puede ayudar a crear un sistema alimentario más fuerte. Como lo dijo el director de servicios alimentarios del LAUSD, cuando los alimentos regionales se encuentran en el menú, son "alimentos más frescos de granjeros que conocemos". Y esto también es bueno para la economía local.
Los Ángeles y el “Imperio de las naranjas”
![Orangelabel Orangelabel](http://ucanr.org/blogs/food/blogfiles/9691.jpg)
A través de los años, he escuchado a muchas personas, incluyendo a mis padres, hablar sobre las naranjas que les incluían en sus botas navideñas cuando eran niños. Aparentemente esta costumbre data de muchos años. Era una golosina especial, en una época en las que las naranjas costaban mucho.
Un interesante libro titulado “Orange Empire: California and the Fruits of Edén” (El imperio de las naranjas: California y los frutos del Edén) escrito por Douglas Cazaux Sackman, cuenta la historia de cómo las naranjas dejaron de ser una golosina ocasional y pasaron a convertirse en parte dominante de la dieta estadounidense. De hecho, Los Ángeles fueron una vez el centro del “Imperio de las Naranjas” fruta que se convirtió en una industria masiva en California.
Las naranjas fueron traídas por los españoles a los lugares donde establecieron sus misiones, y el primer naranjal en la Alta California fue plantado en la Misión de San Gabriel, cerca de Los Ángeles, alrededor de 1804. Las naranjas eran cultivadas muy poco, hasta que un explorador y empresario llamado William Wolfskill decidió intentar el cultivo comercial de las naranjas usando semilleros obtenidos de la misión. Su primer naranjal de dos acres fue plantado en 1841 en lo que ahora es el centro de Los Ángeles. Durante la llamada fiebre del oro, Wolkskill pudo enviar sus naranjas a lo mineros del norte que estaban dispuestos a pagar lo que fuera para protegerse contra el escorbuto.
La industria de los cítricos del Sur de California creció a paso lento en un principio y luego se disparó en la década de 1870 debido a dos innovaciones. Primero, una familia de Riverside obtuvo dos árboles de una variedad de naranjas del Brasil. La fruta de estos árboles era más grande, más dulce y fácil de pelar. Esta variedad, que fue bautizada como Washington Navel, creó una oleada de interés sobre el cultivo de naranjas. En la misma década, el sistema de ferrocarril transcontinental se conectó a Los Ángeles y el primer vagón cargado con naranjas del naranjal Wolfskill partió hacia el este en 1877. A finales de la década de 1880, con la llegada del ferrocarril de carga con refrigeración, la creciente industria de los cítricos registró otro crecimiento. Muchos granjeros nuevos se iniciaron en el negocio del cultivo de cítricos y conforme la industria fue creciendo en esas áreas, se fueron formando numerosos pueblos a lo largo de las faldas de las montañas de la cuenca de Los Ángeles.
“Un vasto paisaje de cítricos centrado en la cuenca de Los Ángeles se estaba convirtiendo en realidad”, dijo Sackman (p.42). “En 1870, sólo 30,000 naranjos crecían en el estado. Veinte años después, 1.1 millones de árboles estaban produciendo fruto". En 1893, los cultivadores locales de cítricos se habían organizado entre sí para formar la Southern California Fruit Growers Exchange, la cual pasó a conocerse más tarde como Sunkist. Esta compañía fue instrumental en impulsar la demanda de naranjas y promover las naranjas y su jugo como algo saludable por medio de campañas de publicidad nacionales a partir de 1907. La anuncios publicitarios de Sunkist, junto con la coloridas etiquetas de los cajones de madera para naranjas, ayudaron a promover a Los Ángeles y el Sur de California como un nuevo Edén, la tierra del sol y de buena salud. Esta imagen atrajo a una gran migración hacia el Sur de California durante muchos años.
La producción comercial de cítricos en el condado de Los Ángeles empezó a declinar después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los naranjales fueron sacrificados rápidamente para dar paso a la creciente y descontrolada urbanización de la cuenca angelina. Todavía, hasta 1970, existían más de 50,000 acres de cítricos en el condado; pero hoy día, la mayoría de los naranjos en Los Ángeles se encuentran en los traspatios y jardines caseros en lugar de en grandes huertas.
La industria de cítricos, la cual continúa siendo vital para la economía agrícola de California, se ha mudado a otros condados y otras partes del país. A pesar de que no existe ya un “Imperio de las naranjas” aquí en Los Ángeles, las naranjas continúan siendo algo delicioso, especialmente si crecen en nuestros propios huertos caseros. Al hacer los preparativos para las fiestas decembrinas, sé que, puede ser que hoy día una naranja en una bota navideña no sea tan especial como lo fuera en antaño. Pero el tomar una naranja del árbol, en un día con una temperatura de 75 grados en pleno diciembre, todavía hace que Los Ángeles sea un Edén para una ex residente del Medio Oeste como yo.