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La Iniciativa Alimentaria Global de UC ANR apunta hacia la seguridad alimentaria y obesidad
Las estudiantes de postgrado de la UC Berkeley Kristal Caballero, Elsbeth Sites y Sonya Zhu son las becarias de la GFI y trabajarán con académicos y personal de ANR para abordar el tema de cómo alimentar de manera sustentable y nutritiva a una población mundial que en el 2025 alcanzará los ocho mil millones de personas.
Las becarias de la GFI son parte de un grupo de 50 estudiantes y graduados de la UC que trabajan en proyectos relacionados con los alimentos en los 10 campus de la UC, la oficina del presidente de la UC, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y la UC ANR.
Las becarias de la GFI se reúnen en conferencias, viajes de estudios y eventos para hacer contactos. La primavera pasada, UC ANR llevó a cabo el recorrido de becarios por el delta de los ríos Sacramento-San Joaquín para aprender más sobre la relación entre alimentos, agricultura y medioambiente.
Las becarias de la GFI 2017-18:
Kristal Caballero, de San José, es estudiante de postgrado de la Facultad de Salud Pública de la UC Berkeley. Con su trabajo en el equipo de Comunicaciones Estratégicas de UC ANR, Caballero se enfocará en esfuerzos de divulgación de información y educación para educar al público sobre nutrición, seguridad alimentaria, programas federales de alimentos, desperdicio de alimentos, obesidad infantil y temas relacionados. Caballero utilizará una variedad de herramientas de comunicación para publicar los resultados de la investigación del Instituto de Políticas sobre Nutrición sobre temas relacionados con la nutrición y alimentos y para informar a los legisladores.
Sonya Zhu, de Iowa City, Iowa, es estudiante de postgrado de la Facultad de Políticas Públicas Goldman, de la UC Berkeley. Zhu conducirá un segundo análisis del estudio Comunidades Saludables en el Instituto de Políticas sobre Nutrición, un estudio observacional de más de cinco mil niños de entre cuatro y 15 años que fueron reclutados en 130 comunidades de todo EUA entre el 2013 y 2015. Ella examinará el efecto que tiene la inseguridad alimentaria en el hogar en la conducta dietética y actividad física.
Pat Crawford de la UC habla sobre la obesidad infantil
Así que esta fecha parece ser el momento perfecto para revivir la conversación del 2015 con Rose Hayden-Smith, de UC's Food Observer y Crawford, actualmente directora principal de investigación del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC ANR (UC ANR's Nutrition Policy Institute). Tal como Pat lo dijo en su entrevista—
“La falta de un cambio es algo riesgoso. Los Estados Unidos – junto con México – posee las tasas de obesidad más altas en el mundo industrializado. Con estas tasas de obesidad infantil extraordinariamente altas, nos encontramos en el camino hacia índices de enfermedades crónicas que se incrementan como nunca antes, incluyendo no solo la diabetes, sino también enfermedades del corazón y algunos cánceres, lo cual está incrementando los costos por atención médica y reduciendo la productividad.
Aún más alarmante resulta el dato poco conocido de que el 23 por ciento de los adolescentes de este país padecen actualmente de pre diabetes o diabetes de acuerdo con la medida actual de las pruebas sanguíneas de nuestro estudio nacional más grande de la salud (NHANES, por sus siglas en inglés). Algo está seriamente funcionando mal en una sociedad como la nuestra en la que tantos niños están creciendo con un alto riesgo de padecer enfermedades que son prevenibles”.
Usted puede leer la entrevista completa en inglés en el UC Food Observer. También encontrará una historia reciente sobre 45 jóvenes promotores de organizaciones de todo California que se unieron a la conferencia de este año para aunar sus voces jóvenes a esta conversación vital.
¿La falta de sueño hace que niños mexicoamericanos sean propensos a la obesidad infantil?
Los Institutos Nacionales de la Salud han entregado una partida de 895,620 dólares a Suzanna Martínez, investigadora asistente del Instituto de Políticas de Nutrición de la UC (NPI, por sus siglas en inglés) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC, para que encuentre la respuesta a esta interrogante. Este será el primer estudio pediátrico que examinará las conductas de salud que vinculan el no dormir lo suficiente con la obesidad entre niños mexicoamericanos.
Los estudios han demostrado que los adultos que duermen poco podrían experimentar un cambio en sus metabolismos y hormonas, causando que coman más y sean más sedentarios al día siguiente.
Para explorar los efectos que el sueño tiene en la obesidad infantil, Martínez analizará los factores culturales que podrían tener un impacto en los hábitos de sueño de los niños mexicoamericanos y cómo afecta estos en su dieta y actividad física.
Martínez espera poder proveer una guía acerca de las conductas sobre las que habría que enfocarse para prevenir la obesidad.
“Algunos investigadores solo se enfocan en la alimentación, otros en la actividad física, mientras algunos más culpan al medioambiente, por lo que tenemos que mejorar el medioambiente en términos de ambiente alimenticio y oportunidades para mantenerse activos”, señaló Martínez. “Existe muy poca investigación dirigida a los tres aspectos de la conducta sobre la salud – sueño, alimentación y actividad física – porque existen muchos factores a considerar. Debemos conocer cuál de ellos tiene el mayor impacto en la prevención de la obesidad. ¿Es la falta de sueño, la alimentación o la actividad física o una combinación de los tres?”. En la actualidad, los programas existentes se enfocan mayormente en la alimentación y la actividad física.
En esencia, Martínez está combinando tres estudios diferentes en uno para evaluar el contexto del sueño y en qué forma afecta a la obesidad. El estudio, que tomará cinco años realizar, se llevará a cabo en dos fases.
La experta empezará por analizar la cultura, medioambiente y estado socioeconómico de las familias mexicoamericanas para identificar cuáles factores pueden estar relacionados con la duración del sueño.
Por ejemplo, Martínez dijo que “si los padres mexicoamericanos menos aculturados tienen horarios más estrictos o tempranos para que sus hijos se duerman, eso ¿es algo que los protege para que puedan tener un sueño óptimo, les protege menos o realmente es algo que importa?”.
Tras entrevistar a padres latinos para un estudio publicado en el 2015, Martínez se dio cuenta que vivir en condiciones hacinadas o vecindarios con un alto índice de delincuencia, indigencia y drogas puede tener un impacto en la vida de las familias latinas que viven en zonas urbanas.
El sueño y la actividad física y la dieta
En la segunda fase del estudio se evaluará, durante dos veranos, la duración del sueño de 40 niños mexicoamericanos de entre ocho y diez años que viven en el área de la Bahía de San Francisco.
Para registrar las horas de sueño y la actividad física, los niños que participen en el estudio usarán unos aparatos conocidos como acelerómetros durante el día y cuando duermen. Este pequeño aparato, parecido a un podómetro, se lleva en un cinto alrededor de la cadera.
Durante la primera semana del estudio de tres semanas, se les pedirá a los niños que duerman como lo hacen normalmente. Durante la segunda semana, a la mitad de los niños se le pedirá que duerma menos de ocho horas y a la otra mitad menos de 10 horas. En la tercera semana, los dos grupos serán cambiados al otro horario de sueño.
Las dietas de los niños serán medidas en base a lo que comieron en las últimas 24 horas. El viernes y sábado se les preguntará qué comieron el día anterior (jueves o viernes). Comenzando por el desayuno, los niños reportarán lo que comieron y bebieron durante las comidas y botanas.
Martínez evaluará si dormir de manera saludable o la falta de sueño la noche anterior tuvo un impacto en la alimentación y la actividad física al día siguiente.
“Con este estudio de intercambio, podremos obtener una comparación entre niños que duermen sus horas normales, los que obtienen un sueño saludable o los que no duermen lo suficiente y cómo ello tiene un impacto en cuanto a lo que comen y se mueven al siguiente día”, manifestó la experta.
No existe una guía para las horas de sueño en EUA
Para mantener un peso saludable, la Oficina para la Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos recomienda que los niños hagan por lo menos 30 minutos de actividad física al día y la Guía Dietética para Estados Unidos recomienda que los niños coman una dieta densa en nutrientes y calóricamente equilibrada. Pero la oficina gubernamental no cuenta en la actualidad con pautas nacionales sobre las horas que deben dormir los estadounidenses.
Martínez encontró en un estudio del 2014 que el 82 por ciento de los niños mexicoamericanos de ocho a diez años dormían menos de las 10 u 11 horas que recomendaba la Fundación Nacional del Sueño. Bajo la nueva recomendación hecha por la red de investigadores del sueño para que los niños de esa edad duerman de nueve a once horas, solo un 20 por ciento dormía menos de lo adecuado.
Necesitamos más investigación sobre las horas que deben dormir los niños antes de poder decir: ‘Dormir esta cantidad de horas podrá prevenir la obesidad'”, indicó Martínez.
Si su intuición es correcta, promover una cantidad de sueño óptima (por lo menos 10 horas para niños en edad escolar) podría ser un modo efectivo de reducir la obesidad infantil, y entender el papel que la cultura juega en la obesidad de niños mexicoamericanos, quienes cuentan con unas de las tasas más altas de obesidad, será la clave para diseñar soluciones efectivas.
Los estudios han demostrado que la obesidad contribuye a numerosos problemas de salud permanentes, incluyendo enfermedades cardiacas, embolias, diabetes e hipertensión. Uno de cada cuatro niños con sobrepeso se convierte en un adulto obeso y las enfermedades como la diabetes se están presentando antes de la edad adulta. Datos nacionales muestran que el 14 por ciento de los niños anglosajones están clasificados como obesos, comparados con 21 por ciento de los niños latinos. Con los niños latinos enfrentándose a un creciente riesgo, Martínez está decidida a encontrar las causas de esta disparidad y crear formas efectivas para reducir la obesidad entre los niños mexicoamericanos.
Este estudio sobre la obesidad infantil está siendo financiado mediante un premio denominado K01 Career Development Award entregado por el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre de los Institutos Nacionales de la Salud. Martínez también ha sido aceptada en el Programa de Investigadores K de la UC San Francisco (K Scholars Program at UC San Francisco), donde recibirá el apoyo y orientación de sus colegas para realizar su estudio.
Combatiendo la obesidad infantil: un enfoque que requiere un cambio de sistemas
La consigna es clara: lancen un esfuerzo a nivel estatal para integrar los programas de educación sobre nutrición financiados a través de la USDA. Aborden la obesidad infantil y la inseguridad alimentaria de manera holística, pero a la vez específica. Hagan esto enfocándose en políticas, sistemas y medioambiente que tomen a la vez ventaja de la participación y recursos comunitarios con el fin de crear sustentabilidad a nivel local y háganlo cuando los fondos de los programas SNAP-Ed están reduciéndose.
Pero, ¿realmente cómo se vería este esfuerzo integrado en la práctica? ¿Cómo podría un simple esfuerzo entretejer juntas a las muchas agencias, actores y sistemas que influyen en los primeros años de un niño, en la elección de alimentos de una familia y en las actividades escolares y comunitarias? ¿Cómo podrían las personas sentadas alrededor de una mesa, algunos reunidos por primera vez, unirse en torno a una visión compartida, sin olvidar las estrategias de mutuo acuerdo?
Un problema multifacético como la obesidad infantil requiere de un enfoque sobre salud pública similarmente complejo para satisfacer el desafío. Es así que bajo esta consigna la UC CalFresh ha venido trabajando, durante los pasados cuatro años, en torno a la educación sobre nutrición y la prevención de la obesidad a lo largo de California y en conjunto con el Departamento de Servicios Sociales de California, el Departamento de Salud Pública de California, el Departamento para el Envejecimiento de California y Caridades Católicas, todo con el fin de redefinir el Programa-Educación de Asistencia Suplementaria sobre Nutrición, conocido como SNAP-Ed (el cual es financiado por el Servicio de Alimentos y Nutrición de la USDA).
La misión de SNAP-Ed en California es inspirar y darles poder a los californianos marginados para mejorar su salud y la salud de sus comunidades promoviendo la concienciación, educación y cambios comunitarios a través de diversas sociedades, dando como resultado la adopción de una alimentación saludable y una vida activa.
El trabajo de SNAP-Ed es ejecutado a través de planes de trabajo integrados dirigidos por el condado, los cuales ahora incluyen cambios en políticas, sistemas y el medioambiente (PSE, por sus siglas en inglés) en el cuerpo de trabajo previamente visto como un programa educativo directo en escuelas y comunidades. Al agregar las actividades de PSE al trabajo de SNAP-Ed se reconoce que el enfoque basado en los cambios de sistemas que aborde de manera extensa la salud nutricional donde la gente vive, aprende, trabaja y juega, garantiza de la manera más efectiva que los niños y sus familias se beneficien de los esfuerzos educativos de SNAP-Ed.
La asistencia técnica a través de la educación sobre alimentos y el manejo de recursos alimentarios aunado a la asistencia que reciben miembros de la comunidad con el fin de que hagan cambios en su medioambiente es un método viable de crear un cambio sustentable. Estos tipos de cambios extensivos en las escuelas y comunidades han sido citados recientemente en un reporte de Robert Wood Johnson para ayudar a los niños a crecer teniendo un peso saludable.
- Afrontar obstáculos como el acceso a frutas y verduras frescas a bajo costo, la existencia de áreas de recreo seguras, rutas seguras para ir a la escuela y programas/currículos que promuevan la actividad física son aspectos importante en la iniciación de cambios en la salud y estilo de vida comunitarios que puedan perdurar para siempre.
- En colaboración con el Departamento de Transportación o programas del medioambiente como Resilient Schools se puede fusionar el trabajo que se realiza sobre nutrición con el de aquellos que trabajan en otras áreas que contribuyen a promover una comunidad segura y saludable.
- La políticas de bienestar escolar que promueven una buen alimentación y actividad física institucionalizan la elección de un estilo de vida saludable.
- Los programas como Smarter Lunchroom Movement (Movimiento para una Cafetería más Saludable) ayuda a que la decisiones saludables de las escuelas y estudiantes en cuanto a alimentos y bebidas sean la opción más fácil.
- El apoyo a las medidas del medioambiente como los murales en las cafeterías o escuelas/comunidades refuerzan visualmente los mensajes principales. Los dibujos sobre frutas y verduras que se exhiben en las áreas de juegos de las escuelas expresan importantes mensajes y ayudan a motivar a los estudiantes a moverse y jugar a la vez que refuerzan las lecciones aprendidas en el salón de clases.
- Las lecciones basadas en huertos facilita a los estudiantes y miembros de la comunidad la exploración de métodos a bajo costo para incorporar frutas y verduras a su plan alimenticio diario. Los estudios demuestran que las experiencias sobre nutrición y el trabajo en huertos, vinculados a estándares académicos para un grupo de edad específica, puede incrementar el consumo de frutas y verduras y actividad física.
Ahora, exploremos la forma en las que estos cambios, en este tipo de trabajo ejecutado a través de SNAP-Ed, están preparando a las comunidades de California para combatir la obesidad infantil.
Existe un acuerdo general a través de la investigación de que los primeros años de vida de un niño pueden determinar el resto de su desarrollo. A la par de divisiones ideológicas, existe un consenso en relación a que tiene sentido invertir a temprana edad — para ayudar a estudiantes a desarrollar hábitos saludables que pueden durar toda la vida — para obtener un alto rendimiento en las inversión del dinero público.
Como ya se describió, los socios que reciben o no fondos de SNAP-Ed en las comunidades están combatiendo la obesidad infantil e inseguridad alimentaria desde múltiples frentes. Esta batalla se ha iniciado en base a cinco ayudas encaminadas al cambio:
- Ofreciendo una currículo de educación y asistencia técnica directos sobre nutrición basado en evidencia
- Creando colaboraciones a nivel estatal y local
- Usando datos para informar sobre estrategias
- Creando compromisos entre las partes interesadas
- Enfrentar el cambio de políticas y prácticas
Sin embargo, al final, el apoyo por parte de los socios de SNAP-Ed que reciben fondos requiere de un liderazgo comunitario y una participación a largo plazo para tener éxito. Cada comunidad está armada con conocimiento esencial sobre el contexto local para que estas medidas tengan sentido y para continuar con estas oportunidades emergentes.
A niveles estatal y local, el desarrollo e implementación de planes de trabajo integrados con los miembros de la comunidad son un proyecto que delinea el curso de cada condado.
A nivel estatal, los últimos cuatro años del desarrollo de los planes de trabajo integrado de SNAP-Ed crearon varias lecciones en la evolución del cambio en los sistemas.
Escuche y lea
Entre más escuchamos y apoyamos a los miembros de la comunidad, trayendo sus ideas al frente de nuestro trabajo, más sustentables se volverán nuestros esfuerzos.
Conecte los puntos y participe
La fragmentación y barreras crean un sector diverso pero desconectado. Comuníquense y conéctense lo más posible.
Creen una declaración de misión y valores que unifiquen – y luego operen de manera transparente
Conforme conocen a los miembros y organizaciones de la comunidad con los que están trabajando -- juntos creen su declaración de misión y valores y hagan de ella su “llamado a las armas” para consolidar — y luego trabajen juntos para cumplir con sus objetivos mutuos.
Acoja las tensiones
Los diferentes escenarios, estándares y normas sociales crean tensiones — los cambios exitosos en los sistemas se enfrentan, en lugar de evadir, a estas tensiones…sean respetuosos y “déjense llevar”.
Acojan un enfoque a largo plazo/celebren las “victorias” a plazo corto
Conforme analizan los muchos factores que llevan a la obesidad infantil y seguridad alimentaria, use las estrategias de cambio de sistemas a largo plazo, acoja el compromiso sostenido y celebre los éxitos, no importa cuán pequeños sean.
Sea adaptable pero con un propósito
Reflexione sobre cuán diferentes trabajan las diversas organizaciones y entienda que sus perspectivas pueden ser el resultado de su punto de ventaja. Trate de calzarse los zapatos de otra organización o persona, reconozca sus impedimentos y luego trabajen unidos teniendo esto en mente. Las buenas estrategias se moldean con reflexión y dirección con el entendimiento de que podría haber la necesidad de corregir el curso.
Mantenga una resolución unificada
Un reciente reporte de la Fundación Robert Wood Johnson concluyó que entre el 2005 y 2010 California vio una “modesta pero significativa reducción” en la tasa de obesidad infantil del 1.1 por ciento en los grados 5, 7 y 9. Además, un reporte de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades del 2013 mostró una mejora en la salud de los estudiantes de preescolar de California inscritos en programas sobre nutrición federales. El reporte citó que “las tasas de obesidad entre niños de dos a cuatro años pertenecientes a familias de bajos recursos se redujo en un 2.9 por ciento de un 17.7 por ciento en el 2008 a un 16.8 por ciento en el 2011”. Esta información habla sobre la importancia de un enfoque integral para la prevención de la obesidad infantil. Además, hace énfasis sobre la importancia del trabajo en equipo provisto por una red de agencias estatales y locales que actúan en conjunto con miembros de la comunidad para marcar una diferencia en las vidas de los niños.
Información sobre California reportada por la Fundación Robert Wood Johnson del 2016:
- Desde el 2004, las escuelas han retirado los refrescos gaseosos y otras bebidas endulzadas con azúcar de las instalaciones
- Desde el 2007, las escuelas han limitado las calorías, grasa saturada, grasa y azúcar en los bocadillos que venden en sus instalaciones.
- Desde el 2012, los distritos escolares han sido requeridos a ofrecer agua potable y gratuita en sus áreas de cafetería.
- Desde el 2006, se han comprometido 40 millones de dólares en fondos estatales para la educación física en las escuelas primarias.
Ayuda para los estadounidenses que se enfrentan a la obesidad y diabetes
La decisión, que refleja los últimos estudios científicos, se sentirá más allá de la etiqueta. Los expertos en alimentos de la Universidad de California elogiaron los cambios en la etiqueta y ofrecieron seis puntos claves.
1. Incluir la cantidad de azúcar agregado es el cambio más importante en la etiqueta.
La nueva etiqueta incluirá la cantidad de azúcar agregada en un producto, tanto en gramos como en el porcentaje de lo recomendado.
“Eso es algo clave”, dijo Laura Schmidt, profesora de políticas sobre salud de la UC San Francisco y miembro del subcomité de la Iniciativa Alimentaria Global de la UC. “Eso será algo muy útil para los consumidores”.
Azúcar agregada – cualquier cantidad de azúcar que se agrega en la preparación de alimentos, como azúcar de mesa, miel de maíz alta en fructosa y otros – puede ser encontrada en cientos productos como el cereal, yogur, salsa para pastas y aderezos para ensaladas. Pero la mayor fuente son las bebidas endulzadas con azúcar, las cuales representan casi la mitad de consumo de azúcar agregada por parte de los estadounidenses.
Una gaseosa de 20 onzas le hará rebasar la cantidad recomendada de azúcar para todo el día”, señaló Pat Crawford, directora principal de investigación del Instituto de Politicas sobre Nutrición de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC. “La nueva etiqueta permitirá a las personas ver de manera razonable lo que están haciendo cuando consumen productos con alto contenido de azúcar”.
La etiqueta actual agrupa el azúcar con los azúcares naturales de los alimentos, lo cual constituye una práctica engañosa, dijo John Swartzberg, profesor clínico emérito de UC Berkeley y director de la junta editorial de la publicación Wellness Letter de UC Berkeley.
“Enumerar el azúcar agregado “dará una pauta, con suerte, para que la gente a deje de consumir productos con mucho azúcar”, mencionó el experto.
2. Los estadounidenses necesitan consumir menos azúcar.
“Es importante que demos al público la información que necesita para modificar su dietas”, dijo Crawford. “Ahora estamos detectando efectos significativos relacionados a las tasas de diabetes y enfermedades cardiacas entre aquellos que consumen bebidas azucaradas con regularidad. Un extenso estudio sobre mujeres durante un periodo de ocho años encontró que el riesgo de diabetes entre las mujeres que consumieron una o más porciones de bebidas endulzadas con azúcar por día era casi el doble de quienes consumían menos de una porción por mes. Más aún, beber una gaseosa de 12 onzas al día incrementa el riesgo del índice de mortalidad en casi un tercio”.
Crawford destacó que las nuevas guias alimenticias federales recomiendan por primera vez limitar el consumo de azúcar agregado en la dieta a no más del 10 por ciento de las calorías diarias de cada persona.
“La cantidad promedio de azúcar agregada en la dieta de los estadounidenses es de más de 20 cucharaditas al día, de la cual casi toda es agregada a nuestros alimentos durante su procesamiento”, dijo Crawford. “Debido a que la mitad de esta azúcar viene en forma de bebidas, tenemos que reconsiderar nuestra opciones. El agua debería ser la opción”.
Los consumidores se sorprenderán mucho cuando vean el porcentaje del valor diario del azúcar agregado en una gaseosa, manifestó Michael Roberts, director ejecutivo del Programa Resnick para Leyes y Normas sobre Alimentos de UCLA y miembro del subcomité de la Iniciativa Alimentaria Global de la UC. “El tiempo dirá si esta información cambia la conducta humana, por ejemplo, el consumir menos gaseosas. Para ser justos, el azúcar aparece en todas partes, no solo en las gaseosas, así que será muy interesante ver el impacto de estos cambios en los consumidores”.
3. Se anticipa que los fabricantes hagan cambios en los productos.
“Cuando el gobierno federal requirió a los fabricantes agregar la información sobre las grasas trans en las etiquetas hace una década, la industria alimentaria respondió publicitando más productos con contenido más bajo de grasas trans”, indicó Crawford.
“Hoy en día no se permite agregar grasas trans a los alimentos durante su procesamiento, pero todo empezó con las etiquetas”, recordó Crawford. “Vamos a ver algunos grandes cambios en el mercado con los productos bajos en azúcares como cereales, yogur, salsas para espaguetis y bebidas, por supuesto. Vamos a poder ver la reformulación de recetas, lo cual hará que los productos sean más competitivos. Es un gran primer paso para reducir el consumo de azúcar. En preparación para las nuevas etiquetas, los fabricantes están trabajando en la creación de productos con niveles más bajos de azúcares agregados”.
Para los fabricantes, el truco será que los alimentos sigan teniendo un buen sabor para los consumidores mientras reducen el azúcar, dijo Roberts. “Otros grandes fabricantes buscarán nuevos productos que no contengan tanta azúcar agregada”, agregó Roberts. “Por ejemplo, las compañías, Coke y Pepsi venderían agua embotellada”
“Existe presión para que por lo menos modifiquen el tamaño de los productos”, señaló Schmidt. “De seguro habrá un esfuerzo para incluir ‘bajo contenido de azúcar' en la parte frontal del paquete”.
4. La nueva etiqueta podría llevar a regulaciones que limiten el azúcar.
“Incluir la cantidad de azúcar agregado en la etiqueta será algo que cambie las reglas del juego sobre los debates en torno a lo qué es saludable para las personas en los programas de asistencia para alimentos”, dijo Schmidt, principal supervisor de la iniciativa de investigación y educación sobre las ciencias del azúcar encabezado por UC San Francisco. “Una vez que tengamos el azúcar agregado en la etiqueta junto con todo el valor de referencia diario, los legisladores estarán en la posición de establecer estándares sobre la cantidad de azúcar agregado permitido en los almuerzos escolares y otros programas federales de alimentos”.
Cambios como este han sucedido antes, hizo notar Schmidt. “En el Reino Unido, el gobierno dijo que el consumo de sal era muy alto y ordenó que los fabricantes de alimentos empaquetados redujeran la cantidad de sodio en sus productos. Eso funcionó de maravilla – ellos redujeron gradualmente el exceso de sal en los alimentos para el beneficio de todos”.
5. La nueva etiqueta hace cambios más allá del azúcar.
La nueva etiqueta incluirá tamaños de porciones más realistas y las calorías en un tipo de letra más grande y negritas. “Esto ayudará que la gente considere cuántas calorías está en realidad consumiendo”, manifestó Swartzberg. Vea una lista completa de los cambios a la etiqueta aquí.
6. Otros pasos podrían ayudar a los consumidores.
A la vez que elogian los cambios a la etiqueta, los expertos de la UC aseguran que otros pasos adicionales podrían ayudar a los consumidores a estar más informados a la hora de hacer elecciones:
- Agregar información a la parte frontal del paquete que indique si el producto tienen un alto contenido de azúcar, sal o grasa: “Esta información en la parte frontal del paquete facilitaría al consumidor saber si un alimento es saludable o si contiene ingredientes que contribuyen a riesgos de enfermedades del corazón, ataques cerebrales, obesidad o cáncer”, dijo Crawford.
- Hacer que los vendedores de alimentos coloquen calcomanías de “semáforo” en los paquetes: “Existe la idea de etiquetar los productos con calcomanías verdes, amarillas y rojas – verdes para productos bajos en azúcar y rojas para las de alto contenido de azúcar”, ofreció Schmidt.
- Promover prácticas alimentarias sustentables para el medioambiente: “(Deberíamos de consumir más alimentos de plantas y menos carnes”, sugirió Swartzberg.
- Incrementar la investigación. El cambio de etiqueta no es suficiente: más investigación, educación y buenas políticas tendrán que ser desarrolladas para motivar una alimentación más saludable”, manifestó Roberts.
Las nuevas etiquetas muestran la cantidad de calorías en letras grandes y la cantidad de azucares agregados.