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Un recorte a SNAP o incremento en el costo de alimentos haría más difícil comer de forma saludable con un presupuesto limitado.
La asequibilidad de los alimentos saludables se menciona con frecuencia como una barrera para que las familias de bajos ingresos consuman comidas saludables. Un nuevo estudio publicado por el Journal of Nutrition Education and Behaviorreveló que con la planeación de un menú y el acceso a tiendas que vendes productos al por mayor, el costo promedio diario para servir comidas saludables para una familia de cuatro era de 25 dólares del 2010. Este costo estaba era consistente con el plan de alimentos para de ingresos limitados del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), pero más alto que el Thrifty Food Plan de USDA. El Thrifty Food Plan es el plan de comidas usado por USDA para calcular los beneficios recibidos bajo la asistencia alimenticia.
“Este estudio determinó la probabilidad de que las familias que viven en hogares de bajos ingresos pudieran crear comidas que se apeguen a las pautas alimenticias de USDA presentadas en la información sobre educación alimenticia de MiPlato”, señaló la autora principal del estudio, Karen M. Jetter, del Centro de Asuntos Agrícolas de UC, el cual es parte de la División de Agricultura y Recursos Naturales de UC. “Además del costo de los alimentos, los otros factores considerados fueron el acceso a tiendas, tiempo para preparar alimentos y si los menús incluían alimentos culturalmente apropiados”.
Jetter también advirtió que cualquier reducción en los beneficios que se reciben de SNAP, el Programa de Asistencia para una Nutrición Suplementaria para personas que califican por ingresos bajos o un incremento en el costo de los alimentos dificultaría las posibilidades de que las familias económicamente vulnerables pudieran comer alimentos saludables.
Este proyecto se llevó a cabo en colaboración con el Northern Valley Indian Health, Inc y la tribu indígena Mechoopda de Chico Rancheria donde un 88 por ciento de la población encuestada vive en hogares con un ingreso menor o igual a 35 mil dólares al año. Los menús fueron creados para alimentar a una familia con un padre, una madre y niños de entre siete y diez años, con alimentos que les gusta comer a la comunidad de la tribu indígena Mechoopda, cumplen con las directrices de una alimentación sana de USDA y tienen porciones realistas. Los menús no dependieron de alimentos procesados con el fin de reducir la cantidad de grasas y sal en la dieta familiar, fueron variados para que las familias no se cansaran de comer los mismos alimentos, no siempre requerían de preparar comidas calientes y eran económicos.
Trabajando muy de cerca con los investigadores de la comunidad de la tribu indígena Mechoopda, se crearon menús para dos semanas usando planes de comidas provistos por la misma comunidad indígena. No obstante que estos planes no cumplían con las directrices nutricionales cada día, todas las categorías mantenían en promedio los niveles recomendados al final de un periodo de dos semanas.
“Estos menús mostraron que se logró llevar una dieta saludable dentro de un presupuesto al equilibrar objetivos diarios durante dos semanas, no a diario. Esto se enfoca en comer de manera equilibrada en lugar de verse privado”, dijo Jetter.
Una vez que los menús fueron determinados, los investigadores de la comunidad de la tribu indígena Mechoopda visitaron 13 tiendas de abarrotes en Chico para comprobar los precios de los menús. Las tiendas se encontraban, a 10 minutos en auto, para el 76 por ciento de los miembros de la comunidad indígena y fueron clasificadas como supermercados de venta al por mayor, supermercados generales, mercados de descuento o de especialidad como una cooperativa local.
Tanto los supermercados generales como los de venta al por mayor tenían mayor disponibilidad de productos necesarios para la lista de compras de dos semanas, mientras que los mercados de especialidad o descuento no tenían hasta 52 de los productos necesarios. Los mercados de descuento y de venta a volumen tuvieron el costo promedio más bajo de 25 dólares diarios, mientras que los mercados de especialidad tuvieron el costo promedio más alto de 39 dólares diarios
Una de las limitaciones del estudio fue su enfoque en el costo actual de los alimentos sin tomar en cuenta los costos transaccionales como el tiempo necesario para planear los menús, preparar las listas de compras, la búsqueda de ofertas de las tiendas y el viaje a los supermercados de venta a volumen que ofrecían los precios más bajos. Todos estos factores influyen en la habilidad de una familia de sustentar un plan de alimentación saludable.
“Esta investigación demuestra que una familia de cuatro puede comprar menús que cumplen con las directrices de USDA cuando compran en supermercados de venta al por mayor, pero cualquier reducción en los beneficios de SNAP o un incremento en el costo de los alimentos puede hacer difícil que estas familias económicamente vulnerables mantengan un estilo de vida saludable”, recalcó Jetter.
Este Proyecto fue parte de un proyecto más grande financiado por un subsidio de los Institutos Nacionales de la Salud.
Concilios de políticas alimentarias emergen como modelos para abordar las brechas en las políticas locales.
En un creciente número de comunidades, los concilios de políticas alimentarias (también llamados “sistemas de alianzas alimentarias”) han surgido con el fin de abordar las brechas existentes en las políticas locales que se enfocan en los alimentos. La mayoría de las comunidades cuentan con transportación, vivienda y políticas sobre el uso de la tierra, pero las políticas alimentarias con frecuencia no existen. Los concilios de políticas alimentarias (FPC, por sus siglas en inglés) son una forma importante de reunir a los miembros de la comunidad con el gobierno local para promover la salud social, económica y medioambiental de los sistemas alimentarios locales.
Los concilios de políticas alimentarias están conformados por representantes de muchos sectores del sistema alimentario, incluyendo granjeros, distribuidores, minoristas, operaciones de servicio de alimentos, instancias gubernamentales (como salud pública, servicios sociales del condado y departamentos condales de agricultura) y organizaciones comunitarias que trabajan en el sistema alimentario. Algunos FPC también desarrollan una estrecha colaboración con las oficinas condales de Extensión Cooperativa de UC para facilitarles su trabajo.
Los FPC apoyan una variedad de políticas y programas relacionados con los alimentos y agricultura, incluyendo acceso a alimentos saludables, planeación del uso de la tierra, obtención local de alimentos, desperdicio de alimentos, desarrollo económico y alimenticio, procesamiento local de alimentos y reglamentos relacionados con las granjas urbanas o huertos comunitarios, solo por nombrar algunos.
Una breve historia de los concilios de políticas alimentarias
Los FPC surgieron a finales de los 1980 cuando los movimientos sobre agricultura sustentable y alimentación/nutrición empezaron a poner más atención a los sistemas alimentarios comunitarios. Los primeros FPC fueron creados a través de resoluciones de organismos gubernamentales locales (Clancy et al 2008). En ese tiempo, tendían a formar parte del gobierno, más como comisión de planeamiento o de servicio social. Cuando el movimiento local alimentario empezó rápidamente a expandirse en los años 2000, muchos activistas y organizaciones locales empezaron a crear los FPC como una forma de reunir a un grupo más diverso de participantes en el sistema alimentario. Esta nueva generación de FPC fueron organizados típicamente fuera del gobierno como una organización no lucrativa o una coalición comunitaria. Estudios sobre los FPC, incluyendo los nuestros, han determinado que toman formas muy diversas de organizaciones y tratan temas muy variados, lo que significa que es difícil hacer generalizaciones sobre sus objetivos y resultados. Sin embargo, esto puede ser muy apropiado, dado el objetivo duradero de los FPC de diseñar políticas alimentarias de acuerdo con las características específicas de lugares particulares.
Un proyecto de investigación de UC ANR observa la forma en la que trabajan los FPC
Mientras que los FPC se encuentra cada vez más en el radar de aquellos que intentan promover un cambio en el sistema alimentario, nosotros todavía no contamos con mucha evidencia documentada sobre el trabajo actual de los FPC (though see Harper et al. 2009, Fox 2010 and Borron 2003). En respuesta a ello, un equipo de Extensión Cooperativa de UC (Clare Gupta, Julia Van Soelen Kim, Dave Campbell, Jennifer Sowerwine, Gail Feenstra y Kate Munden-Dixon) iniciaron un estudio comparativo de 10 concilios de políticas alimentarias de California en el 2016. Queríamos saber esto: ¿cuáles son las redes y relaciones de las que los FPC forman parte? ¿Y, de qué forma estas redes y relaciones influencian lo que un FPC puede lograr? Nosotros como investigadores de UCCE, estamos especialmente interesados en entender la naturaleza de las relaciones entre los FPC y los investigadores universitarios, incluyendo Extensión Cooperativa de UC.
Para responder a estas preguntas, entrevistamos a 60 miembros de FPC de diferentes concilios de políticas alimentarias en todo California. Les preguntamos sobre el tipo de trabajo que realizan con sus concilios, su relación con otros participantes en el sistema alimentario local y la forma en la que encuentran información relevante para las prioridades de sus concilios. También encabezamos grupos de enfoque con los miembros para explorar las mismas preguntas. Además, analizamos documentos producidos por y sobre los FPC. También participamos en una “observación participativa” — en el argot investigativo para el proceso de participación con los grupos e individuos como una forma de conocer de primera mano lo que hacen. Por último, combinamos las historias que escuchamos de nuestros entrevistados con información numérica proveniente de un sondeo de casi todos los FPC, conocidos en California. Esperamos que al hacer esto desarrollemos una mejor imagen de las estrategias de los FPC para obtener información relevante, desarrollar conexiones y crear un impacto.
Los resultados de nuestra investigación
Se puede encontrar un reporte completo de nuestros hallazgos en el sitio Web UC SAREP, pero a continuación compartimos algunas aportes y estrategias importantes para el éxito de los FPC:
- Los participantes consideran que compartir información es una de las funciones más valiosas de la actividad de los FPC. Ello fomenta la colaboración y transforma el pensamiento del participante en una visión más holística del trabajo sobre políticas alimentarias.
- Los miembros, quienes son “intermediarios del conocimiento”, incluyendo los asesores de Extensión Cooperativa, están conectados a muchas fuentes de conocimientos y pueden acudir a ellas para proveer información que pueda ajustarse a las necesidades de sus concilios.
- Las experiencias de la vida real son con frecuencia tan persuasivas ante los legisladores, como lo son las estadísticas. Los FPC citan el valor de integrar la información numérica (como la información cuantitativa) e historias (como la información cualitativa).
- No existe un enfoque igual para toda la membresía de los FPC. Algunos FPC ven el cambio al sistema alimentario como un proceso que envuelve un consorcio amplio e inclusivo de participantes. Intentan reunir a participantes con diversos valores (como un “enfoque de perspectiva amplia”). Otros FPC hacen énfasis en atraer a aliados que compartan valores fundamentales y un compromiso por una abogacía en favor de un cambio en los sistemas alimentarios (como un “enfoque de perspectiva menor”).
- Pequeños subgrupos dentro de los FPC pueden lograr un significativo cambio en la política. Un subgrupo específico de un FPC (como grupo de trabajo; grupo especial, campañas) puede trabajar con aliados claves para abogar a favor de una prioridad política en particular —el concilio entero no tiene necesariamente que participar completamente.
- Los FPC cuentan con líderes fuertes. Estos líderes cuentan con una vasta experiencia y conexiones en la comunidad y una buena vibra para los diferentes matices que forman parte de una organización política efectiva.
En general, descubrimos que el trabajo de los FPC a nivel local y estatal están marcando una significante diferencia en nuestro estado, proveyendo una forma profunda de desarrollar sistemas de políticas alimentarias y un cambio. Nuestro reciente artículo en el Journal of Agriculture, Food Systems and Community Development destaca específicamente la forma en la que el gobierno local y los FPC colaboran para darle forma a las políticas y programas en diferentes contextos locales. Esté atento a más resultados sobre nuestro trabajo.
Participe
Nos encantaría escuchar de su parte si nuestros hallazgos hacen eco en su propio concilio de políticas alimentarias, o si tiene alguna idea que nos pueda servir en nuestras futuras investigaciones.
¿Le gustaría participar en los sistemas de desarrollo de políticas alimentarias? ¡Únase a un concilio de políticas alimentarias! Para más información vea los reportes de Food First or Johns Hopkins Center for a Livable Future's Food Policy Networks.
Menciones
Clancy, K., Hammer, J., & Lippoldt, D. (2008). Food policy councils-past, present, and future. In Remaking the North American Food System: Strategies for Sustainability (pp. 121-143). University of Nebraska Press.
Borron, S.M. 2003. Food Policy Councils: Practice and Possibility. Congressional Hunger Center Hunger-Free Community Report.
Fox, C. 2010. Food Policy Councils: Innovations in Democratic Governance for a Sustainable and Equitable Food System. Los Angeles Food Policy Task Force unpublished report.
Harper, A., Shattuck, A., E. Holt-Gimenez, Alkon, A., and F. Lambrick. 2009. Food Policy Councils: Lessons Learned. Food First: Institute for Food and Development Policy
Estudiantes de UC participan en la Iniciativa Global Alimentaria de UC ANR
El enfoque de Melanie Colvin, estudiante de postgrado de la Facultad de Salud Pública de UC Berkeley, es abordar las enfermedades relacionadas con la alimentación a través de medidas preventivas. Como becaria de GFI, Colvin trabajará con investigadores del Instituto de Políticas sobre Nutrición para realizar un análisis secundario del Estudio de Comunidades Saludables (Healthy Communities Study), un estudio de observación de seis años que incluyó a más de cinco mil niños y sus familias de 130 comunidades en los Estados Unidos. La nativa de Chapel Hill, Carolina del Norte, analizará la relación que hay entre la inseguridad alimentaria en el hogar y la actividad física. Colvin planea obtener un doctorado con el objetivo de seguir la carrera de investigación de la salud pública.
"La beca de GFI me permite experimentar muchas facetas en el desarrollo de preguntas de investigación significativas que un día abordaré por mí cuenta como investigadora principal", manifestó Colvin.
“Estoy entusiasmada por aprender del equipo de Comunicaciones Estratégicas de UC ANR y por la oportunidad, como becaria de GFI, de obtener experiencia práctica sobre comunicación en el área de la investigación agrícola”, señaló Mueller.
Además de sus proyectos individuales, las becarias de GFI 2018-19 están invitadas a participar en actividades a nivel estatal diseñadas para mejorar sus habilidades de liderazgo y enriquecer su entendimiento acerca del sistema alimentario en California.
La Iniciativa Global Alimentaria fue lanzada por la presidenta de UC Janet Napolitano en el 2014 con el objetivo de colocar a UC, California y al mundo en vías hacia la sustentabilidad. Las becarias de GFI son parte de un grupo de aproximadamente 50 estudiantes de UC, incluyendo de postgrado, que trabajan en proyectos relacionados con los alimentos en todos los 10 campus de UC, la oficina del presidente de UC, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y UC ANR. Cada participante recibe una beca de cuatro mil dólares para ayudar a financiar la investigación y proyectos generados por estudiantes o pasantías que apoyan los esfuerzos de la iniciativa por abordar el tema sobre cómo alimentar a la población mundial, que se anticipa alcanzará los ocho mil millones para el año 2025, de una manera sustentable y nutritiva.
Los puestos de fresas venden bayas frescas y directamente del campo
Las babosas, caracoles, hormigas, afidios y ácaros arañas y un clima inclemente conspiran en contra de los productores de fresas que desean cosechar las frutas perfectas para su venta. .
“El cultivo es un trabajo pesado”, señaló Fam Lee, mientras sacaba malezas de entre las plantas de fresas. Lee y su esposo Nathan Punh se encuentran entre los 60 granjeros originarios de Mien del área de Sacramento, quienes solicitan las recomendaciones de Margaret Lloyd, asesora de granjas a pequeña escala de Extensión Cooperativa de UC.
“Aunque no somos granjeros orgánicos, siempre hemos querido serlo”, dijo Lee. “Por ejemplo, tenemos babosas y hormigas y le preguntamos a Margaret si podíamos colocar cebos orgánicos para babosas alrededor de las plantas siempre y cuando no toquen las fresas. Ella nos dijo que es la mejor manera de hacerlo. Trabajamos muy de cerca con el personal de nuestra extensión”.
En el área de Sacramento, muchas de las granjas que son propiedad de familias originarias de Mien son atendidas por equipos conformados por el esposo y esposa. La típica pareja trabaja granjas de uno o dos acres, pizcando fresas para venderlas el mismo día en un puesto ubicado en la calle, el cual representa la principal fuente de ingresos para la familia.
“Muchos de ellos crecieron en granjas de Tailandia o Laos cultivando verduras o arroz o frijol de soya”, mencionó Lloyd, quien sirve a granjeros de baja escala en los condados de Sacramento, Solano y Yolo. “Muchos de ellos tienen experiencia agrícola así que cuando llegan a este país, buscan también un estilo de vida agrario”.
Algunos de los granjeros originarios de Mien nunca habían visto una fresa antes de llegar a California, pero eligieron el cultivo de alto valor para maximizar el rendimiento en sus pequeñas parcelas.
Para ayudar a los granjeros originarios de Mien a establecer granjas de fresas exitosas, Lloyd les actualiza en torno a nuevas regulaciones y comparte con ellos consejos sobre el cultivo durante una reunión anual de extensión, los visita en sus granjas y graba videos haciendo demostraciones sobre cómo hacer cosas como usar composta para fertilizar sus cultivos.
“Debido a las barreras lingüísticas, ir hasta la granja con regularidad es una parte importante del trabajo”, manifestó Lloyd, quien se une al personal del Centro Nacional para una Tecnología Apropiada (NCAT, por sus siglas en inglés) para asistir a los granjeros originarios de Mien.
“Una vez que estamos en la granja, podemos comunicarnos en persona con mayor facilidad”, indicó la experta. “Con frecuencia se trata de la identificación de plagas, así que les enseño a usar una lupa e identificar arañas ácaros, áfidos y el insecto lygus”, por ejemplo”.
“Muchos de ellos tienen niños que hablan inglés con fluidez, así que si ellos no lo hablan con fluidez, sus hijos les ayudan”.
Durante los pasados cinco años, Lee y Punh han cultivado y vendido fresas en un puesto de granjeros en Bond Road, entre Bader y Bradshaw, en Sacramento. Cultivan las dulces y delicadas variedades como Albion, Chandler, Santa Rosa y Seascape de las cuales a algunas no se les encuentra en los supermercados porque las fresas no resisten muy bien ser almacenadas y transportadas. Ellos empiezan típicamente a cultivar las fresas a finales de marzo y a pizcarlas entre julio y agosto dependiendo del clima. Este año, las lluvias y heladas de primavera arruinaron las primeras fresas.
Los consumidores conocedores piden ciertas variedades por su nombre, manifestó Lloyd. La chandler es muy buscada por los consumidores por su delicada pulpa y sabor dulce. La albion produce fresas más grandes que también son muy sabrosas”.
Debido a que las fresas que se venden en los puestos de la carretera se pizcan frescas diariamente, los granjeros esperan hasta que las fresas están perfectamente maduras antes de pizcarlas.
Lee empieza a cosechar sus fresas a mano al amanecer de lunes a sábado.
“Empezamos a las 5:45, en el momento en que podemos ver y pizcamos hasta las 8 en punto. Ese es nuestro objetivo”, dijo Lee. “Para las 8:30, queremos abrir nuestro puesto y vendemos hasta que se acaban todas las fresas”.
Los padres de Lee con frecuencia conducen hasta Alameda para ayudarlos con la pizca de fresas.
Para extender la temporada de las ventas en el puesto, algunos granjeros originarios de Mien suplementan la venta de fresas con otro tipo de bayas, mermelada de fresas y verduras. Cultivan arándanos y moras, tomates, chiles y ejotes y algunas veces verduras de especialidad como melón amargo.
“Cultivar fresas no es algo fácil, pero es un trabajo que se disfruta”, señaló Lee.
Se inaugura la primera Semana para la Prevención del Desperdicio de Alimentos
Esta colaboración nació durante una reunión realizada en febrero del 2017 en la que la Alianza para la Salud del Sur de California (Public Health Alliance of Southern California) y el Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC ANR (Nutrition Policy Institute) convocaron conjuntamente a las agencias estatales que ofrecen programas de educación sobre nutrición a discutir el impacto del desperdicio de alimentos y adoptar estrategias para su solución que las agencia pudieran llevar a cabo juntas. El grupo de planeación identificó una oportunidad para generar y emitir un mensaje compartido durante el Mes Nacional de la Nutrición (National Nutrition Month), una meta que ha evolucionado en la primera Semana para la Prevención del Desperdicio de Alimentos en California, un esfuerzo coordinado por un sector múltiple para crear consciencia sobre el impacto económico, medioambiental y social que tiene el desperdicio de alimentos en California.
El desperdicio de alimentos es un asunto significativo. Estados Unidos está perdiendo hasta un 40 por ciento de sus alimentos en el trayecto de la granja al tenedor y al basurero. Eso se traduce a una pérdida de 218 mil millones de dólares, incluyendo el costo de los alimentos para los consumidores y minoristas, así como el costo del desperdicio de agua, fertilizante, tierras de cultivo, producción, almacenamiento y transporte. CalRecycle calcula que los californianos tiran casi 12 mil millones de libras de alimentos al año – lo que equivale a un 18 por ciento del uso total de vertederos en este estado. Los alimentos en los basureros se descomponen y liberan metano, un poderoso gas de efecto invernadero vinculado a los cambios climáticos.
Además, ese desperdicio de alimentos podría alimentar a la gente y no a los basureros si se usara en lugar de tirarse. En California, cerca de cinco millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, careciendo de un acceso consistente a suficientes alimentos. Aproximadamente uno de cada ocho californianos experimentan hambre y uno de cada cinco de ellos son niños.
La reducción en el desperdicio de alimentos requiere de una acción por parte de los participantes en el sistema alimentario. Mantente atento a la página de Twitter del Instituto de Políticas sobre Nutrición y las páginas de Twitter y Facebook de UC ANR durante la Semana para la Prevención del Desperdicio de Alimentos de UC ANR donde encontrarás, recursos, consejos e ideas sobre cómo prevenir el desperdicio de alimentos.
También puedes compartir tus ideas sobre cómo prevenir el desperdicio de alimentos participando en el reto fotográfico denominado Héroes por la Reducción del Desperdicio de Alimentos. Simplemente toma varias fotos que muestren la forma en que se desperdician los alimentos en tu casa, lugar de trabajo y comunidad y cuáles acciones o cambios estás llevando a cabo para reducir este desperdicio. Comparte tu participación vía redes sociales usando el hashtag #SaveTheFoodCA y etiqueta @SaveTheFood en Twitter y/o Instagram, o por correo electrónico enviando tus participaciones a SaveTheFoodCA@gmail.com. Incluye por favor tu localidad.
Para más información sobre la Semana para la Prevención del Desperdicio de Alimentos lee el artículo en inglés de Rose Hayden-Smith's en el UC Food Observer o el resumen noticioso del Instituto de Políticas sobre Nutrición titulado Research to Actiony ve el video de la vicepresidenta de UC ANR, Glenda Humiston.
Aun unas pocas acciones sencillas contra el desperdicio de alimentos en California podrán tener un gran potencial en reducir el desperdicio de alimentos. Tus esfuerzos por convertirte en el Héroe de la Reducción de Alimentos esta semana y en el futuro, tendrán su impacto.
¡Gracias por ayudarnos a marcar una diferencia durante la primera Semana para la Prevención del Desperdicio de Alimentos!