Empiece a ahorrar para la educación de sus hijos

Mar 14, 2002

RIVERSIDE – (UC)Desde que el bebé nace, los padres anhelan que disfrute de una vida libre de problemas y llena de éxito y satisfacciones. En su afán por lograr dar a sus hijos mejores oportunidades, muchos dejan su patria y vienen a este país. Para ayudar a realizar los sueños de éstos y muchos otros padres, hay en los Estados Unidos una gran variedad de programas de ahorro y ayuda económica para que sus hijos puedan tener una carrera, buenos ingresos y un futuro prometedor.

 

Karen Varcoe, especialista en ciencias del consumidor de Extensión Cooperativa de la Universidad de California, enfatiza que lo principal es ahorrar de manera regular “y entre más pronto, mejor”. Apunta que, al acumularse los intereses con el paso del tiempo, se puede reunir una cantidad mucho mayor si se empieza a ahorrar cuanto antes. La revista Consumer Reports encontró que en 1997 quienes se esperaron hasta que sus hijos eran adolescentes para empezar a ahorrar para sus estudios universitarios acumularon en promedio menos de $8,000 para cuando terminaron la preparatoria. En cambio, quienes empezaron a ahorrar desde que sus hijos estaban en la primaria, ahorraron en promedio $20,000 para cuando sus hijos empezaron a ir a la universidad.

 

Estas cantidades se pueden acumular a partir de ahorros mensuales aparentemente pequeños. Por ejemplo, dejar de pagar $40 por un teléfono celular o televisión por cable resulta en un ahorro de $3,000 en sólo cinco años. Si, además, se deja de gastar en otros lujos o se hace el esfuerzo de dejar de fumar, en los mismos cinco años se acumularían miles de dólares más. Toda familia puede recortar sus gastos y encontrar maneras de ahorrar algo cada mes.

 

“Para proteger los ahorros, lo más sencillo es abrir una cuenta de ahorros en un banco,” precisa Varcoe. “Se puede incluso pedir que se deduzca automáticamente de cada cheque de pago una cantidad a esa cuenta. Si se quiere invertir en el mercado de valores, se puede también pedir que se pase una cantidad a una cuenta de fondos mutualistas”.

 

Es necesario buscar hasta encontrar una de buena reputación que no cobre por su uso, pero de esta manera se deja que un profesional en la materia invierta los ahorros. Así, no es necesario aprender sobre el mercado de valores ni vigilar diariamente si sube o baja. Esta manera de ahorrar es aun más efectiva que el ahorro bancario. Consumer Reports encontró que quienes invirtieron en acciones o fondos mutualistas habían logrado acumular más del doble que quienes empezaron a ahorrar temprano, pero no invirtieron en el mercado de valores.

 

No es necesario que los padres ahorren la cantidad completa para cubrir el costo de los estudios universitarios de sus hijos. Muchas familias pueden recibir ayuda económica federal, estatal y privada para ese propósito. Casi dos terceras partes de la ayuda económica estudiantil se hace en forma de préstamos a los padres o a los estudiantes, generalmente con intereses muy bajos. Se pueden obtener mayores informes visitando www.fafsa.ed.gov, el sitio en la red del gobierno federal donde se puede pedir ayuda económica para estudiantes que quieren cursar una carrera.

 

Varcoe recomienda también que los padres y estudiantes busquen programas de becas y subvenciones. Cada año hay disponibles cientos de millones de dólares en becas. Algunas ni siquiera dependen de las notas o calificaciones escolares del estudiante; así que alumnos que no han tenido un buen rendimiento escolar también pueden solicitarlas. En ocasiones, las becas pueden usarse en más de una escuela o universidad. Pueden solicitarse en el noveno año, cuando muchos estudiantes entran a la preparatoria. También se puede obtener en www.scholarships.com una lista de becas y los requisitos que piden.

 

Los sueños y metas de los padres para que sus hijos se eduquen y tengan una vida mejor están a su alcance. Pueden lograrse iniciando un programa de ahorros cuanto antes y aprovechando los programas estatales, federales y privados de becas, subvenciones y préstamos estudiantiles.


By Myriam Grajales-Hall
Author - Communications Manager