DAVIS –
(UC) – Cientos de
miles de trabajadores agrícolas inmigrantes compran tarjetas prepagadas de
servicio telefónico para comunicarse con sus familias. Pero la gran mayoría
pagan demasiado y piensan que son estafados por las compañías que venden este
tipo de servicio, según un estudio de la Universidad de California en
Davis.
La brecha
digital ha atraído el interés de
compañías de teléfono, entre ellas Pacific Bell. La Universidad de California
colaboró con Pacific Bell en un programa piloto para proveer servicio
telefónico, a un precio módico, para estos trabajadores.
Casi 100% de
los entrevistados en comunidades rurales del Valle Central y el Valle de
Sacramento se quejaron de sobrecargos que no se explican claramente, compañías
que desaparecen y de ser víctimas de anuncios fraudulentos en la venta de
tarjetas telefónicas prepagadas, de venta en muchas tiendas, mercados y
estaciones de gasolina.
"La queja más
común es que no reciben los minutos que prometen las tarjetas; por ejemplo, una
tarjeta dice que van a recibir 20 minutos ó 50 minutos", explica el director del
estudio Jim Grieshop, profesor de desarrollo comunitario. "En realidad reciben
80 ó 70 por ciento de esos minutos".
El uso de las
tarjetas, usualmente sujeto a una serie de restricciones, resulta especialmente
complejo para los trabajadores agrícolas porque muchos tienen dificultades para
leer, tanto en inglés como en español, apunta Grieshop.
La población
de trabajadores migratorios, en su mayoría mexicanos, oscila entre 340,000 y
1,500,000 en los campos de California. Sus bajos ingresos y constante mobilidad
no les permite obtener servicio telefónico regular para lo cual se requiere
tener un domicilio permanente e historial de crédito. Por las mismas razones, no
pueden obtener servicio de teléfonos celulares.
Además,
recurren al uso de tarjetas prepagadas porque estas prometen tarifas de larga
distancia internacional supuestamente a precios más bajos que el servicio
telefónico convencional. Pero, según Grieshop, muchos pagan de 30 a 120 dólares
por mes al usar las tarjetas que se venden con nombres atractivos para los
consumidores latinos, como El Matador, Amigo Express, Buenas Nuevas, El Mexicano
y Don Francisco.
El estudio
fue conducido en Orland, Hamilton, Porterville y Madera. En esta última ciudad,
un comercio reportó ventas mensuales de hasta $10,000 en tarjetas
prepagadas.
En junio pasado, con el apoyo de las
compañías Protheus y Pacific Bell y la red de radio pública Radio Bilingüe, se
distribuyeron 60 teléfonos celulares, con uso prepagado, en Kerman y Sanger y
tarjetas prepagadas a 40 trabajadores en Porterville y Dinuba para evaluar su
uso y tratar de encontrar soluciones a la falta de servicio telefónico para
trabajadores migratorios.
De acuerdo
con Grieshop, los trabajadores participantes prefieren este tipo de servicio.
"Tienen más confianza, no solamente en el servicio sino en ellos mismos, en el
uso de estos teléfonos", explicó. "Es una ventaja porque uno puede comprar un
teléfono así, sin tarjeta de crédito, sin firmar un
contrato".
“Los
trabajadores migratorios encaran problemas relacionados con costos, tiempo,
conexiones y confiabilidad. Gastan una buena parte de sus ingresos en un
servicio que no cumple lo que promete”, recalco el
investigador.
El programa
piloto es el resultado de un estudio previo realizado por Pacific Bell y el Grupo de Trabajo de Servicio Universal,
formado en 1997, en colaboración con la Universidad de California en Davis. La
meta es proveer servicio telefónico a 98% de la población rural de California
dentro de un lapso de 7 años. Esta medida, a su vez, es en respuesta al Acta
Federal de Telecomunicaciones de 1997 que estipula que "los consumidores en
todas las regiones del país, inclusive aquellos de bajos ingresos y en
comunidades rurales, insulares y de áreas de alto costo, deben tener acceso a
servicios de telecomunicaciones y de información".
Tres estudiantes de UC Davis, Viviana Delgadillo, Nicolás Florez y Debora Ramírez, miembros ellos mismos de familias migratorias, llevaron a cabo las investigaciones de campo.