DAVIS - (UC)-Un análisis comprensivo de 65 comunidades
rurales en California encontró una relación directa entre la disponibilidad de
trabajos agrícolas, el aumento de inmigrantes y la pobreza en zonas rurales.
Se halló también que los agricultores no están muy
interesados en invertir capital que pudiese mejorar las condiciones económicas y
que ha aumentado su interés en nuevos programas de braceros, a pesar de no
faltar trabajadores de campo. Se encontró asimismo un aumento en beneficencia
social, sin que haya una conexión directa a la pobreza o a la inmigración.
J. Edward Taylor y Philip L. Martin, profesores
del Departamento de Economía y Recursos Agrícolas de la Universidad de
California en Davis, llegaron a tales conclusiones al estudiar datos del censo
de 1990 sobre el Valle Central de California, que comprende la región de
Sacramento, el norte del Valle de Sacramento y el Valle de San Joaquín. Señalan
que al aumentar la inmigración durante las décadas de los 1980s y 1990s, hubo
nuevamente una fuerza laboral agrícola dispuesta a trabajar por salarios bajos,
contribuyendo no sólo al aumento en contratistas de trabajadores sino también
causando la pérdida de ganancias salariales resultantes de la terminación del
conocido programa de braceros y de previos esfuerzos
sindicales.
Taylor y Martin encontraron poca evidencia de
falta de trabajadores agrícolas durante la década pasada. Sin embargo, a pesar
de que el promedio de desempleo en el Condado de Fresno apenas hace un año fue
de 12%, los agricultores han aumentado sus peticiones de un nuevo programa de
braceros. Los investigadores precisan que la pobreza continuará en el Valle
Central de establecerse este programa, pudiendo aumentar la desigualdad
económica. Se halló que 28% de la población en las comunidades rurales
estudiadas viven en hogares cuyos ingresos están por debajo del nivel de
pobreza. Aproximadamente 29% han emigrado de otros países y, una tercera parte
de este grupo llegó en la década de los 80. Su participación laboral es
relativamente baja, con sólo 36% trabajando o buscando empleo.
Los investigadores hallaron una relación directa
entre la inmigración y la pobreza: por cada incremento de 100 trabajadores que
laboraron en el campo en los 80, se vió un aumento de 139 personas viviendo en
la pobreza. Es decir que por cada nuevo trabajador agrícola que comenzó a
laborar en la década de los 80, el nivel de pobreza se incrementó en 1.39%.
El reto de crear suficientes trabajos buenos para
los residentes es especialmente difícil en la zona. Se espera que su población
se duplique para el año 2025 debido a altas tasas de
natalidad, particularmente entre inmigrantes, así
como a la continua llegada de extranjeros y otros que se mudan al Valle Central
desde Los Angeles y zonas aledañas a la Bahía de San Francisco.En el Condado de
Fresno, el cual ocupa el décimo lugar en cuanto a población, el número de
personas elegibles para recibir asistencia social es casi el doble que en el
resto del estado. Sin embargo, muchos residentes y casi todos los recién
llegados no son elegibles, por lo que los investigadores no encontraron una
relación directa entre la pobreza y la distribución de asistencia social.
Apuntan que esto pone en duda el argumento de la Proposición 187 que alude a que
el deseo de recibir beneficencia social motiva la llegada de los
inmigrantes.
Quienes sugieren un nuevo programa de braceros
quieren evitar su establecimiento permanente en EE.UU. Precisan Taylor y Martin
que, en realidad, ese tipo de programas no previenen tal acción, son difíciles
de hacer cumplir en una economía agrícola llena de violaciones migratorias y
laborales y no resultaría en mejoras a la economía del Valle
Central.
La economía actual requiere de educación y
capacitación que no tienen la mayoría de los inmigrantes ni sus hijos. Es
difícil también lograr la entrada a la agricultura de personas que reciben
asistencia social pues los contratistas de trabajadores agrícolas encuentran
poco incentivo en contratarlas por temor de que presenten quejas de violaciones
que se cometan a leyes laborales. Además, al generalmente no faltar
trabajadores, los agricultores no tienen razón de invertir en reclutamiento y
entrenamiento de quienes reciben asistencia social ni de tolerar malos hábitos
de trabajo.
Otros proponen la sindicalización y un mejor
cumplimiento de las leyes laborales y tributarias. Apuntan Taylor y Martin que
no hay prospectos para la sindicalización generalizada y que ha bajado la
disponibilidad política de hacer cumplir tales leyes. Se ha perdido además
personal encargado de tal vigilancia por reducciones presupuestales
previas.
Preocupa a muchos que se desarrolle una nueva zona
de pobreza rural en el Valle Central al inmigrar mexicanos pobres a zonas
agrícolas. La cantidad de dinero que realmente queda disponible a los
trabajadores se ha reducido significativamente en las últimas dos décadas. Sin
embargo, aunque ganen poco y existan oportunidades limitadas, ven mayor
posibilidad de avance que en su país y sus ingresos son mayores de lo que serían
en zonas rurales mexicanas. La mayoría deja de trabajar por temporada al cabo de
10 a 15 años. Sus hijos, educados en California, generalmente no trabajan en el
campo.
El Valle de San Joaquín tiene el sistema agrícola
más productivo del mundo. Tiene también cuatro de las zonas metropolitanas más
pobres del país. El círculo vicioso que encontraron los investigadores - una
mayor cantidad de trabajos agrícolas fomenta más inmigración, lo cual contribuye
a más pobreza - amenaza con condenar esta región a condiciones aún más difíciles
de resolver.
El Servicio de Inmigración y Naturalización (INS)
apoya su estrategia de mayor control en la frontera. Empero, el análisis de
Taylor y Martin indica que el único impacto que se ha tenido es en el lugar por
donde cruzan los inmigrantes y no en el número de indocumentados que deciden
cruzar la frontera. Es más, el Estudio Binacional sobre Inmigración halló un
aumento de inmigrantes indocumentados, no sólo que llegan sino que se quedan. La
mayor vigilancia fronteriza hace que muchos que anteriormente pensaban regresar
a su país al terminar la temporada de cosecha decidan quedarse en EE.UU. y criar
aquí a sus familias. Esto crea mayor demanda de servicios públicos en las
comunidades rurales de California y contribuye a la citada pobreza.
Avances tecnológicos han mejorado la productividad
de la tierra pero no la productividad de los trabajadores agrícolas. La falta de
inversión en maquinaria contribuyó al aumento del 17% en trabajos agrícolas
durante los años 80, atrayendo a más inmigrantes tanto de México como del sur de
Asia. Esto facilitó la expansión de métodos dependientes de la labor manual y
redujo el incentivo de mecanizar los procesos.
Según los investigadores, esto, aunado a la
disponibilidad de mano de obra dispuesta a trabajar por salarios bajos, hace que
los ingresos de los trabajadores agrícolas no mejoren ni puedan disfrutar de
empleos más estables. Por lo tanto, la prosperidad agrícola de California se
refleja en el valor de la tierra y no en el valor de la mano de
obra.
# # #