"La gente tiene una imagen romántica de las granjas de antaño", dijo Alison Van Eenennaam, especialista de Extensión Cooperativa de UC en el Departamento de Zootecnia. "Puede que se le recuerde como algo idílico, pero entonces no se producía suficientes alimentos para hacer frente al crecimiento poblacional del mundo".
Van Eenennaam, experta en genómica animal y biotecnología, re escribió la canción y planteó la pregunta, ¿Eran aquéllos buenos tiempos?, con fotos históricas de estadounidenses ordeñando vacas manualmente una por una, preparando la tierra con un arado jalado por caballos y lanzando puños de comida a las gallinas desde un balde.
La nueva versión de Van Eenennaam declara,
Esos eran días largos, mi amigo
Pensamos que nunca terminarían
Aramos y trabajamos duro siempre y todos los días
No es la vida que elegimos
Trabajábamos y nunca cabeceábamos
Esos eran días duros, oh sí, esos eran días duros.
Hay estadísticas intercaladas en el video que revelan lo lejos que ha llegado la agricultura moderna. Por ejemplo, la población de ganado lechero de Estados Unidos llegó a los 25.6 millones de animales en 1944. Para 1997, una mejoría en genética y en el manejo de las lecherías incrementó la producción de leche por vaca en un 370 por ciento, reduciendo en más de la mitad el número de vacas necesarias para producir leche para los consumidores estadounidenses.
El video destaca que, en 1923, se tomaba alrededor de 112 días para producir un pollo para asar. En el 2000, se logró producir un pollo mucho más grande en 48 días.
"Si se van a gastar recursos para alimentar y albergar una vaca feliz”, señaló Van Eenennaam, "tiene sentido que el alimentar a una vaca eficiente, que rinde un alto nivel de producción, reduce la cantidad de alimento necesario y desechos que se generan al producir un vaso de leche o una libra de carne".
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