Recuerdo que cuando era niña, acabando de desayunar, mi mamá solía preguntarnos, ¿qué más quieren comer? Nosotros nos reíamos… ¡Vaya pregunta tan ocurrente si ya estábamos bien satisfechos!
Los niños piensan en la comida solo cuando sienten hambre, pero para las madres es diferente porque cocinar requiere planeación, tiempo y dedicación, como es el caso con la comida mexicana que es sabrosa pero muy laboriosa.
“Comer es algo tan común que no nos detenemos a pensar qué significa; es parte de nuestra vida desde que nacemos, pero no estamos necesariamente conscientes de todos los procesos que implica el nutrirnos”, señala Karina Díaz-Ríos, especialista en nutrición y asuntos de la familia y del consumidor con Extensión Cooperativa de la Universidad de California.
Díaz-Ríos -mexicana con estudios en dietética y ciencias médicas en la Universidad de Guanajuato y estudios de nutrición en la Universidad de Illinois- se unió al grupo de expertas de la UC en septiembre del año pasado. Ella tiene una amplia experiencia en la investigación de la alimentación y las diferenciasmetabólicas entrelos niños en México yen los Estados Unidos.
ENGLISH SUMMARY Eating satisfies both a physical and emotional need. Karina Díaz-Ríos, Cooperative Extension specialist in nutrition, family and consumer sciences at UC Merced, says that meals have a very important cultural and social connection in many cultures, such as in the Mexican culture. |
Díaz-Ríos señala que el hábito de comer está muy ligado a las emociones. No solo se come cuando se tiene hambre, sino también por aburrimiento, ansiedad, soledad, cansancio, preocupación y hasta nostalgia. Y cuando una persona se aleja de su país de origen y familia, la comida es una manera fácil de compensar esa perdida. De ahí que los platillos del lugar de origen -o comidas étnicas como aquí se les llama – sean algo esencial para los inmigrantes puesto que están ligadas a la cultura.
Las enchiladas verdes, chile relleno, albóndigas, mole de olla, pollo en pipián, huazontles en chile guajillo son algunas de las comidas que muchos inmigrantes mexicanos atesoran en la memoria.
“La alimentación y las comidas tienen un componente cultural y social muy importante y hay ciertas culturas, como la nuestra, la mexicana, que le da una importancia muy grande a la comida”, indica Díaz- Ríos “De hecho la gastronomía mexicana fue agregada a la lista del patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO, precisamente por estar muy ligada a las tradiciones culturales”.
Díaz-Ríos señala que a pesar de que muchos inmigrantes extrañan las comidas de su lugar de origen, cuando llegan a los Estados Unidos cambian su alimentación por varias razones:
- Aunque cada día hay más productos étnicos en los mercados, no siempre es fácil encontrar todos los ingredientes que requiere un platillo.
- Algunos inmigrantes pudieron haber emigrado muy jóvenes por lo que no tuvieron tiempo de aprender a cocinar los platillos tradicionales de su país.
- Los platillos mexicanos suelen requerir mucho tiempo para su elaboración, y la mayoría de los inmigrantes, al igual que muchas otras personas en la actualidad, no tienen tiempo para cocinar.
Sintiempo para cocinar, muchos inmigrantes recurren a las comidas rápidas porque son convenientes y aparentemente baratas; sin embargo, estos alimentos no siempre proveen una nutrición adecuada, lo que puede hacerles ganar peso de manera más fácil que en su país de origen.
La experta en nutrición explica que comer es importante para mantener la buena salud: el cuerpo necesita alimentos nutritivos para tener energía, funcionar de manera óptima y combatir enfermedades, sin embargo, con el ajetreo de la rutina diaria esto se olvida.
“Usualmente cuando se piensa en comer no inmediatamente se piensa en la función biológica de nutrir; lo primero en que se piensa es en satisfacer una necesidad de hambre, ¡claro! pero también en satisfacer una necesidad de socializar, compartir con otras personas, una necesidad de agradar, de festejar y de fortalecer lazos culturales, porque la comida es una forma de identificación muy importante”, sostiene Díaz-Ríos
Y agrega que es posible mantener un balance entre las necesidades de nutrición y las necesidades socioculturales; para lograrlo, recomienda que se sigan estos pasos:
1. Al elegir los alimentos siempre tenga en cuenta los grupos de alimentos básicos que proporcionan diferentes nutrimentos:
o Frutas y verduras – Aportan vitaminas y minerales como la vitamina C y A, ácido fólico, potasio y fibra. Son tan importantes para la salud que deben representar la mitad de lo que comemos
o Proteínas – Pueden ser de origen animal o vegetal. Son la materia prima para la formación de tejidos, músculos y huesos. Son ricos en vitamina E y del complejo B, hierro, zinc y magnesio.
o Granos – Aportan energía, vitaminas del complejo B, magnesio y selenio. Hay que preferir granos integrales o enteros ya que son buena fuente de fibra a diferencia de los granos refinados.
o Lácteos – La leche y sus derivados son ricos en calcio y potasio, algunos vienen fortificados con vitamina D. Los lácteos son la mejor fuente de calcio en la alimentación.
“Cuando hablamos de nutrición, es preferible hablar en términos de grupos de alimentos en lugar de nutrimentos porque puede ser un concepto más abstracto; en cambio si hablamos de alimentos es algo que podemos llevar a la práctica fácilmente”, explica Díaz-Ríos.
2. Antes de comer puede hacerse las siguientes preguntas para entender si tiene necesidades de nutrición o necesidades sociales: ¿por qué elegí este platillo o alimento en particular? ¿estoy comiendo para satisfacer una necesidad de hambre o una necesidad afectiva?
“Yo creo que hacernos estas preguntas es el primer paso para darnos cuenta de qué es lo que nos motiva a comer y, en base a eso, podemos hacer elecciones que nos hagan sentir bien, no solo inmediatamente sino también después de comer”, precisa la experta.
3. Si lo que desea es hacer cambios saludables en la alimentación, empiece por hacer pequeños cambios.
“Cambiar de un día para otro todo lo que hacemos en cuanto a nuestra alimentación no es realista y es difícil de mantener a largo plazo. Hay que ir paso a paso; cada semana proponernos una meta pequeña que sepamos vamos a poder a cumplir. Este es un proceso lento pero seguro”, denota Díaz-Ríos.
Y para aquellas personas que quieren seguir disfrutando de la comida casera y los platillos típicos de su lugar de origen y mantener la salud, la nutricionista brinda algunas recomendaciones prácticas:
- Cocine los platillos preferidos el fin de semana, prepare en cantidades abundantes y congele la mayoría en porciones pequeñas, así podrá disfrutarlos cuando no tenga tiempo de cocinar.
- Busque comidas saludables. En los supermercados cada vez hay más comidas étnicas, alimentos congelados que son además opciones saludables. Pero es importante aprender a leer las etiquetas de estos alimentos para verificar la cantidad de sal, azúcar y grasa. Recuerde que entre más fibra y proteína contiene el alimento es mejor.
- Incluya ensaladas en las comidas. "Las ensaladas aportan muchas vitaminas y minerales y la maravilla es que pueden resultar muy atractivas y sabrosas de una manera fácil, tan solo agregándoles una variedad de colores y texturas, usando frutas o nueces, por ejemplo”, aconseja la experta.
- Pruebe alimentos nuevos y diferentes. Es importante conocer otro tipo de alimentos, aventurarnos a preparar los alimentos que hay aquí. La clave es no tenerles miedo o hacerles el feo, trate de prepararlos de acuerdo a su parecido con alimentos conocidos”, enfatiza Díaz-Ríos.
La experta añade que la berenjena no es tan común en México pero se parece a la calabacita italiana y se puede preparar de la misma manera. La rutabaga se ve poco en algunas partes de México pero pertenece a la familia de la jícama y puede preparase en puré; incluso se le puede agregar a las ensaladas.
“Yo creo que una de las maravillas de vivir en este país es que podemos encontrar una gran variedad de alimentos de otras culturas y tenemos la valiosa oportunidad de probar las comidas que personas de otros países preparan al tiempo que compartimos con ellos nuestras tradiciones”, concluye Díaz-Ríos.
Una iniciativa para mantener y mejorar la salud de comunidades y familias es parte de la Visión Estratégica 2025 (Strategic Vision 2025) de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC.