Bueno, como dice el viejo refrán, el diablo se ocupa de los detalles. En un reporte reciente, Daniel Sumner, director del Centro de Cuestiones Agrícolas de la UC, en Davis y la asistente de investigación, Nina M. Anderson exponen los detalles sobre este tema para ayudarnos a entender mejor el impacto que nuestras elecciones alimenticias puede tener en la conservación de nuestra preciada agua de California.
Para empezar, no todas las gotas de agua son iguales porque no todos los usos del agua tienen un impacto en la sequía de California, según explican los investigadores.
El agua y la sequía
Así que, ¿cuál agua tiene que ver con la sequía en California? Definitivamente se pueden incluir al agua de superficie y subterránea que se utilizan para el riego agrícola, así como el agua que se usa con propósitos urbanos, incluyendo industrias, comercios y residencias.
Y aquí hay varios ejemplos en los que el agua no está directamente relacionada con la sequía de California:
-- El agua usada en otro estado para cultivar alimento para animales que consume el ganado de California;
-- Agua usada en otro estado para producir crías de ganado que luego es trasladado a California para su consumo como alimento y,
-- La lluvia que cae en pastizales de California que no son irrigados. (Estudios muestran que los pastizales de pastoreo que no son irrigados en realidad descargan más agua hacia arroyos y ríos que los pastizales que no son de pastoreo, dijeron los investigadores).
Asimismo, la cantidad de agua que se absorbe en la tierra después de la irrigación de los cultivos no cuenta, y esa cantidad se puede cuantificar para cada cultivo.
Comparación del uso de agua para varios alimentos
Creo que ya se está dando una idea; este análisis sobre el agua que se usa para alimentos es complicado. Para este reporte, los investigadores examinaron cinco productos provenientes de plantas y dos de animales: almendras, vino, tomates, brócoli, lechuga, leche y bistecs.
Para determinar la cantidad exacta de agua que puede atribuírsele a cada alimento, los investigadores primero calcularon cuánta agua se debe aplicar para cultivar una porción de cada cultivo o producto de origen animal. Luego le restaron la cantidad de agua que no es relevante a la sequía de California, llegando a una segunda cifra sobre la cantidad de agua pertinente a la sequía usada para cada alimento.
Ellos proporcionaron una gráfica excelente (Ilustración 3) que hace ver esto más claro, comparando el agua total aplicada con el agua relevante a la sequía de California usada en los siete productos alimenticios.
La leche y bistecs se colocan a la cabeza con el total de agua usada: una taza de leche requiere 68 galones de agua y un bistec de tres onzas requiere un total de 883.5 galones de agua.
Pero cuando solo tomamos en consideración el agua pertinente a la sequía, una taza de leche requiere 22 galones de agua y ese filete de tres onzas solo 10.5 galones de agua. Recuerde, para poder evaluar el uso de agua pertinente a la sequía de California, necesitamos restar el agua de lluvia de los pastizales que no son irrigados y el agua que se aplica fuera del estados para la cría de ganado o alimento que eventualmente serán importados por productores de California.
“Increíblemente, una porción de bistec requiere mucho menos agua que una porción de almendras o un vaso de agua o copa de vino y casi lo mismo con una porción de brócoli o tomates estofados”, escriben Sumner y Anderson.
¿Aún sigue escéptico? Lea el reporte en la edición de enero-febrero de “Update”, el boletín de la Fundación Giannini de Economía Agrícola en http://bit.ly/1XKZxxC.
¡Buen Provecho!