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Estudios sobre costos de producción de la uva de mesa toma en consideración las nuevas leyes laborales
Con el fin de ayudar a los productores de uva a tomar la decisión sobre cuáles variedades deben cultivar, el Centro sobre Asuntos Agrícolas de la División de Agricultura y Recursos Naturales de UC publicó cuatro estudios nuevos sobre los costos y producción de las uvas de mesa en el sur del Valle de San Joaquín. Los estudios sobre diferentes variedades de uvas de mesa se basan cada uno en una granja de 500 acres con un viñedo de 40 acres.
Los estudios se enfocan en cuatro variedades de uvas de mesa. Hay dos variedades de uvas que maduran temprano, la Flame sin semilla y la Sheegene-21, cuyas cosechas se inician en julio, la Scarlet Royal, que madura a mediados de la temporada y la Autum King, que madura tarde y cuya cosecha se inicia en octubre. Los estudios calculan los costos para establecer un viñedo de uva de mesa y producir uvas de mesa frescas para el mercado.
“Se espera que el costo de la mano de obra se incremente debido a la reducida disponibilidad de mano de obra, incrementos en el salario mínimo y nuevas reglas para el pago de tarifas de tiempo extra que entraron en vigor en el 2018”, señaló Ashraf El-kereamy, asesor en viticultura de UCCE en el condado de Kern y coautor de los citados estudios.
“Incluimos costos detallados para la mano de obra especializada de ciertas operaciones culturales y de cosecha”.
“La nueva ley sobre salario mínimo de California reduce gradualmente el número de horas que un empleado puede trabajar diaria o semanalmente antes de que se requiera el pago de tiempo extra. Existen estipulaciones adicionales para el pago de tiempo extra y la programación de trabajo como parte de la nueva ley”, indicó Daniel Sumner, director del Centro de Asuntos Agrícolas.
Se recibieron comentarios y evaluaciones por parte de los asesores de granjas de UC ARN, de especialistas, cooperadores de granjeros, Comisión de la Uva de Mesa de California y otros socios agrícolas. Los autores describen en los estudios las hipótesis que se utilizaron para identificar los gastos actuales para el establecimiento y producción de la uva de mesa, insumos materiales, y gastos generales en efectivo y no efectivo. Una gráfica de análisis muestra las ganancias sobre un rango de costos y producción. Otras gráficas muestran el costo mensual en efectivo, los costos y rendimientos por acre, los costos del equipo por hora y del equipo agrícola por entero, las inversiones y los costos generales del negocio.
- “2018 - Sample Costs to Establish and Produce Table Grapes in the Southern San Joaquin Valley – Flame Seedless, Early Maturing” (2018- Muestra sobre los costos para establecer y producir uvas de mesa en el sur del Valle de San Joaquín – Flame sin semilla, de maduracion temprana)
- “2018 - Sample Costs to Establish and Produce Table Grapes in the Southern San Joaquin Valley – Sheegene-21 (Ivory™), Early Maturing” (2018- Muestra sobre el costo para establecer y producir uvas de mesa en el sur del Valle de San Joaquín –Sheegene-21 (Ivory™), maduración temprana)
- “2018 - Sample Costs to Establish and Produce Table Grapes in the Southern San Joaquín Valley – Scarlet Royal, Mid-season Maturing” (2018 – Muestra de los costos para establecer y producir uvas de mesa en el sur del Valle de San Joaquín – Scarlet Royal, de maduración a mediados de la temporada).
- “2018 - Sample Costs to Establish and Produce Table Grapes in the Southern San Joaquin Valley – Autumn King, Late Maturing” (2018 – Muestra de los costos para establecer y producir uvas de mesa en el sur del Valle de San Joaquín – Autumn King, maduración tardía)
Si desea descargar los cuatro estudios sobre las uvas de mesa visite el sitio Web del Departamento de Agricultura y Recursos Económicos de UC Davis http://coststudies.ucdavis.edu. También están disponibles, en este mismo sitio, estudios sobre muestras del costo de producción de otros productos básicos.
Para información sobre la producción local de uvas de mesa, contacte al especialista en viticultura Matthew Fidelibus, de Extensión Cooperativa de UC, mwfidelibus@ucanr.edu;al asesor en vinicultura Ashraf El-kereamy, de UCCE en el condado de Kern, aelkereamy@ucanr.edu; al asesor en entomología David Haviland, de UCCE en el condado de Kern, dhaviland@ucdavis.edu;al asesor en malezas, Kurt Hembree, de UCCEen el condado de Fresno, en kjhembree@ucanr.edu o al asesor en vinicultura George Zhuang, de UCCE en el condado de Fresno, en gzhuang@ucanr.edu.
Among U.S. Latinos, the internet now rivals television as a source for news
On a typical weekday, three-quarters of U.S. Latinos get their news from internet sources, nearly equal to the share who do so from television, according to a 2016 survey of Latino adults by Pew Research Center.
For years, TV was the most commonly used platform for news among U.S. Hispanics. In recent years, however, the share getting their news from TV has declined, from 92% in 2006 to 79% in 2016. Meanwhile, 74% of Hispanics said in 2016 that they used the internet – including social media or smartphone apps – as a source of news on a typical weekday, up from 37% in 2006.
The growth of the internet as a news source on a typical weekday among Hispanics mirrors the trend in the overall U.S. population. As Pew Research Center previously reported, the internet is closing in on TV as the top source for news among all Americans.
Millennials (those ages 18 to 35 in 2016) are driving many of the changes in Hispanic news consumption – in part because this generation makes up more than a quarter of U.S. Hispanic adults, a higher share than among other racial or ethnic groups. In 2016, 91% of Hispanic Millennials got news from the internet on a typical weekday, making them the only generation of Hispanics for which the internet is the most widely used news platform. By contrast, television remains the top source for news among older generations of Hispanics (even as the internet grows as a source of news for all generations).
Foreign-born Latinos, who tend to be older than U.S.-born Latinos, continue to rely heavily on TV for news. In 2016, 85% of foreign-born Latinos said that on a typical weekday they got their news from TV, the group's most widely used news source. Meanwhile, two-thirds (67%) of foreign-born Latinos said they use the internet for news, a share that has increased sharply since 2006, when only 25% said so. (News consumption among U.S.-born Latinos generally reflects that of Latinos overall.)
Many Latinos speak English and Spanish, and this bilingualism is reflected in their news habits. In 2016, Latinos primarily consumed news in English, with 83% saying they get at least some of their news in this language on a typical weekday (29% only in English and 54% in both English and Spanish). At the same time, a comparable share (71%) said they get at least some of their news in Spanish (17% only in Spanish and 54% in both English and Spanish).
Hispanic Millennials use English-language news sources more than older generations, with 91% in 2016 saying they get at least some of their news in English, compared with 68% who said they consume at least some of their news in Spanish.
Foreign-born Latinos, by contrast, prefer Spanish-language news sources: 89% in 2016 said they get at least some of their news in Spanish, and 70% said they get at least some of it in English.
The landscape of news outlets has changed over the past decade as the news habits of Hispanics have shifted. Univision and Telemundo, the two largest Spanish-language television networks in the U.S., have had viewership declines in their most popular news programs. In addition, several news outlets that targeted Hispanics as a primary audience, often in English, have either closed or been folded into larger news organizations, including CNN Latino, NBC Latino, Fox News Latino and VOXXI.
Source: Published originally on PEW Research center, Among U.S. Latinos, the internet now rivals television as a source for news, by Antonio Flores and Mark Hugo Lopez, January 11th, 2018.
El precio de frutas y verduras puede ser más alto en los vecindarios de bajos recursos.
Los consumidores que compran frutas y verduras en tiendas localizadas en vecindarios de bajos recursos de California podrían pagar más por esos productos que quienes los adquieren en otros vecindarios, según reveló un estudio que analizó los precios en una amplia muestra de tiendas de todo el estado.
El estudio, conducido por investigadores del Instituto de Políticas sobre Nutrición de UC (NPI, por sus siglas en inglés) y publicado en línea en marzo del 2018 en el diario Public Health Nutrition, incluye a más de 200 tiendas de abarrotes grandes, 600 tiendas pequeñas y 600 tiendas de conveniencia en 225 vecindarios de bajos recursos (donde al menos la mitad de la población se ubica por debajo de un 185 por ciento del nivel federal de pobreza). Los expertos compararon los precios observados con información sobre precios de tiendas de abarrotes pertenecientes a cadenas comerciales en los mismos condados durante los mismos meses.
El estudio determinó que los precios de las frutas y verduras que fueron examinadas (manzanas, plátanos, zanahorias y tomates) eran más altos en las tiendas ubicadas en vecindarios de bajos recursos que los precios promedio de esos mismos productos que se vendían en otras tiendas en los mismos condados durante el mismo mes. Las frutas y verduras de venta en tiendas de conveniencia en vecindarios de bajos recursos eran significativamente más altos que los que se vendían en mercados pequeños o tiendas de abarrotes grandes. Pero aún en las tiendas de abarrotes más grandes ubicadas en barrios de bajos recursos, los precios eran más altos que los precios promedio de las tiendas del mismo condado durante el mismo mes.
“Los estadounidenses comen muy pocas frutas y verduras para mantener una salud óptima y sabemos que las disparidades dietéticas entre los grupos socioeconómicos van en aumento”, señaló la autora del estudio, Wendi Gosliner. “Este estudio sugiere que un tema importante puede ser el precio de las frutas y verduras — no es solo el hecho de que, caloría por caloría las frutas y verduras son más caras que muchos alimentos no saludables, sino también que existen asuntos de equidad en términos de precios relativos en vecindarios donde viven californianos de bajos recursos”.
Asimismo, el estudio analizó la calidad y disponibilidad de las frutas y verduras en las tiendas y encontró que mientras que menos de la mitad de las tiendas de conveniencia (41 por ciento) vendían frutas y verduras frescas, aún menos (1 de cada 5) vendía una amplia variedad de frutas y verduras y pocos de los productos a la venta fueron clasificados por los observadores capacitados como de alta calidad (25 por ciento de las frutas y 14 por ciento de las verduras).
“Este estudio sugiere que las tiendas de conveniencia en los vecindarios de bajos recursos no proveen acceso a frutas y verduras frescas de alta calidad y precios competitivos", dijo Pat Crawford, experta en nutrición y autora del estudio. “Una dieta saludable puede prevenir enfermedades y reducir los costos por atención médica en el estado. Los estados necesitan explorar nuevas formas para ayudar a asegurar que las familias, particularmente aquellas que viven en vecindarios de bajos recursos donde las tiendas de conveniencia son las únicas minoristas en alimentos, tengan acceso a alimentos saludables, de alta calidad y económicos”, agregó Crawford.
El estudio también reveló que las tiendas de conveniencia que participan en los programas federales de alimentos (Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria [SNAP, por sus siglas en inglés] y/o el Programa de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños [WIC, por sus siglas en inglés] tienden más a vender frutas y verduras frescas y a ofrecer una mejor variedad y calidad de estos productos que las que no participan en ninguno de los dos programas.
El estudio se realizó bajo contrato con el Departamento de Salud Pública de California. Los fondos para este estudio provienen de USDA y SNAP. USDA es un proveedor y empleador de oportunidad igualitaria.
¿Qué hay en tu harina de maíz?
¿Estás pensando en preparar ese pan de maíz estilo sureño de la abuela?
Vas a tu alacena. Recuerdas que hace seis meses compraste una bolsa de harina de maíz en un supermercado local y que la vaciaste de inmediato en un frasco de vidrio con tapadera hermética.
Abres el frasco y notas algo extraño. Algo se mueve. ¿Se mueve? ¡Si! Se desliza como una alfombra transparente de docenas de bichos casi microscópicos.
¿Primero, qué son? Si eres como yo, tomas tu cámara –en este caso una Canon EOS 7D con un lente MPE-65mm que puede ampliar cinco veces el tamaño de un insecto –y disparas.
Publicas la foto en BugGuide.Net y pides que identifiquen al insecto.
Todos los entomólogos coinciden en que: son piojos de los libros, Liposcelis bostrychophila.
- De la clase Insecta (insectos)
- De la orden de Psocodea (Barklice, piojo de los libros y piojo parasítico)
- De la suborden Troctomorpha
- De la familia de Liposcelididae (piojo de los libros)
- Genus Liposcelis
- De la especie de bostrychophila (Booklouse)
Estos Liposcelis bostrychophila o "psocópteros", son plagas comunes en los granos que se almacenan. Por lo general no se les puede ver porque miden un milímetro de longitud, el tamaño de una partícula de polvo – y son de color transparente o café claro. No tienen alas, pero, ¡de qué manera se deslizan!
La cuestión es que, su nombre “piojo", es engañoso. Estos diminutos insectos no son piojos; no son parásitos. Y están en todas partes. Se alimentan de nuestra harina, cereales, sémola, mohos, hongos, papel, polen, insectos muertos y semejantes. De hecho, quizás sin quererlo, ya los has comido – o partes de ellos – en tus panqueques, avena y quizás hasta en tu pastel de chocolate de cumpleaños.
El entomólogo Jeff Smith, curador de la colección de orugas de mariposa del Museo de Entomología Bohart de UC Davis, le echó un vistazo a la fotografía y comentó que " ¡se ven muy gorditos!"
"El piojo de libro puede ser un excavador y con frecuencia alimentarse de pedazos de moho y hongos que crecen en materiales húmedos", explicó Smith. "También afectan a los alimentos viejos y en malas condiciones y la clave para prevenirlo es usar los alimentos razonablemente de manera rápida y no almacenarlos durante años, guardarlos en un lugar seco y en recipientes con tapadera hermética".
"Es muy probable que ya hayan estado en la comida cuando la compraste, pero son tan comunes que probablemente había ya algunos paseándose por tu casa todo el tiempo buscando algo bueno para comer. Se alimentan de insectos muertos en los alfeizares de las ventanas o comida para perros vieja, etc.".
Si te preocupa qué hay en tu harina de maíz, harina de trigo, avena, mezcla para bísquets o pasteles y otros alimentos almacenados, puedes meterlos en el horno a una temperatura de 120° durante veinte minutos y luego vaciarlos en recipientes con tapa hermética. "Tus alimentos deben estar bien – aunque a lo mejor con unos pocos de piojos de los libros. Nosotros los encontramos en bolsas (de papel) viejas de arroz en una ocasión y en varios paquetes de harina de maíz abandonada en la parte trasera de la alacena".
Un colega de UC Davis dijo que los vio deslizarse por su harina de trigo, pero su esposa preparó panqueques con ella. Sin ningún problema. "¡Simple proteína!", dijo entre risas.
Y otra colega contó: "Una vez me encontré con un envase completo de sémola instantánea. Estaba completamente sellada de fábrica en bolsas plásticas sin abrir. Abrí la bolsa y vertí la sémola en agua caliente, pero no se hundía ni se mezclaba con el agua. La sémola flotaba en la superficie del agua. Abrí una segunda bolsa y observé la sémola bajo un microscopio. Había dos o tres pequeños bichos de seis patas parados sobre cada grano de sémola. Estos bichos eran 100 por ciento transparentes, el único color era el de su cuerpo igual a la sémola que comían. Abrí cada bolsa sellada 100 por ciento de fábrica y todas estaban contaminadas".
"No hay nada de nuevo sobre la contaminación con insectos de productos de grano", agregó. "Otra experiencia personal fue con la mezcla para bísquets. Por ninguna razón en particular, cerní la mezcla para bísquets mientras preparaba una tanda de ellos. Después de cernir varias tazas de la harina, en el cedazo del cernidor había cuatro bichos en forma de gusanos del diámetro de un lápiz normal y de una pulgada de largo. Estos gusanos eran 100 por ciento transparentes, rellenos todos con la harina para bísquets. "Considera que todos comemos insectos, arañas, orina y heces de todo tipo de animales".
Vivimos en un mundo en el que todos comemos insectos, de manera consciente o no. Es posible que algunas veces no ¡queramos enterarnos!
Las estadísticas indican que un estadounidense promedio come entre una y dos libras de insectos al año. Pero la Administración de Alimentos y Medicamentos de EUA cuenta con “una tolerancia muy específica sobre la cantidad de residuos en productos alimenticios", dijo Lynn Kimsey, directora del Museo de Entomología Bohart y profesora de entomología en UC Davis.
¿Deseas saber cuál es el nivel de acción? Revisa este documento de la FDA.
Y la próxima vez que desees preparar el pan de maíz al estilo sureño de la abuela, posiblemente quieras revisar primero la harina en busca de insectos. O posiblemente no. ¡A lo mejor es mejor no enterarte!
Kitchen and Culture Clash When Promoting Healthy Eating to Latinos
Latinos suffer from some of the highest obesity rates in the nation. Health officials have tried to intervene with messaging that encourages healthy eating and healthy behavior, but these campaigns have met with little success.
Now a new study Opens a New Window. from UC Merced public health Opens a New Window. Professor Susana Ramirez suggests that efforts might be more successful if strategies encouraged Latinos to “decolonize their diet.”
Obesity risk among Latinos reflects a broader trend that public health experts have termed the “dietary acculturation paradox.”
“The paradox comes from epidemiological findings over the past 50 years that show that increased acculturation into mainstream U.S. culture is bad for your health,” Ramirez said. “If you look at immigrants born and raised in other countries who came to the U.S. as adults, they tend to be healthier than their American children.”
According to Ramirez, much of the problem stems from children of immigrants adopting American diets. These diets tend to be highly processed and high in unhealthy ingredients like fat, sodium and sugar. They're also low in healthy ingredients like fiber, complex carbohydrates and fresh fruits and vegetables.
This remains true despite gains in income and education, which are generally associated with better health outcomes. But Ramirez's new study provides insight into why the acculturation paradox affects Latinos.
Ramirez and her collaborators surveyed young, bicultural women — ages 18-29; of Mexican descent; living in the Central Valley; fluent in English — about diet and cultural values.
“We started talking to this audience to learn about the factors that influence their decision-making around diet,” Ramirez said. “We also wanted to know what features of health messages are persuasive to this particular audience.”
“Thinking of themselves as Mexican is a source of pride for these second- and third-generation women,” Ramirez said.
Participants also reported a desire to eat healthy. They listed portion control, balanced meals, and fruits and vegetables as part of a healthy diet; fried foods and foods high in fat and sugar were seen as unhealthy. They were also able to identify specific consequences of unhealthy eating, including obesity and diabetes.
The findings suggested that the prevailing wisdom about healthy diets had reached the group, but those messages weren't having the intended effect.
“Everybody was able to tell us what eating healthy was,” Ramirez said. “But we found that participants were saying ‘when I'm with my Mexican family and I'm expressing my Mexican culture, that is being unhealthy.' Culture is at odds with health.”
Ramirez had identified a second paradox, one that pitted kitchen against culture. Though respondents viewed traditional Mexican cooking as essential to maintaining their ethnic identity, most described Mexican food as inherently unhealthy and incompatible with a healthy diet.
“Healthy-eating promoters often encourage traditional food. But there's a disconnect there,” Ramirez said. “If you're going to tell Latinos to eat their traditional foods, that's priming them to think of unhealthy things. That can cause confusion.”
The solution, according to Ramirez, is a new approach to health communication — an approach that builds on the importance of Latino culture and frames the issue in ways that are relevant to the community.
“Healthy living messages often don't take culture into account,” Ramirez said. “For me, that suggests a pretty radical approach to health communication, an approach that's empowerment based.
“Talk about food and nutrition as rights they can advocate for in their community. Talk about how Latino populations are disproportionately targeted in marketing for junk food and fast food in their communities. It's an approach that empowers young Latinas to decolonize their diet."
Source: Published originally on UC Merced, University news, Kitchen and Culture Clash When Promoting Healthy Eating to Latinos, by Jason Alvarez, March 22nd, 2018.