- Posted By: Mark Bolda
- Written by: Mark Bolda y Steven Koike
¡Feliz año a todos los lectores!
Pero desgraciadamente ya estamos empezando con unas preocupaciones. Debemos alertar a los productores de fresa que ahora en los primeros días del año nuevo de 2012, estamos observando una decaída de trasplantes de fresa en varios campos en el distrito de producción de Watsonville y Salinas. Este problema es capaz de ser grave y característicamente afecta una proporción grande del campo. A según a lo escuchado además de resultados del laboratorio diagnostico de UCCE en Salinas, esta decaída es bastante común y aparece ser más agudo en campos orgánicos.
En una inspección más profunda (véase a fotos 1 y 2 abajo), los síntomas semejan mucho a daños causados por niveles elevados de sal. Margines de hojas viejas demuestran los síntomas iniciales y tornan marrones, secas y quemadas. En cuanto que la condición se empeore, la hoja entera marchita y muere. Eventualmente todas las hojas pueden volverse marrón hasta morir el trasplante mismo (Foto 3 abajo). Generalmente los tejidos internos de la corona del trasplante son sanos y intactos, sin embargo durante la progresión de decaída de las plantas unas de estas coronas se descoloran y tornan marrón.
Estos síntomas de decaída y muerte de trasplantes semejan superficialmente a los síntomas de infección por Colletotrichum (antracnosis) y Phytophthora (pudrición de raíz y corona). No obstante encuestas del laboratorio no han descubierto ningún patógeno asociado con plantas afectadas. Aun más, la incidencia tan amplia, hasta 75% en unos casos, de las trasplantes decaídas no sugiera alguna agencia biótica como causa de este enigma. El problema que nos enfrenta aquí parece afectar todos los cultivos y no se restringe a un solo fuente de trasplantes.
¿Entonces, cual es la raíz de todos estos problemas? El campo que investigamos, la CE (conductividad eléctrica, una medida de salinidad) es normal y el suelo no es excesivamente salino, tampoco nunca ha mostrado estos síntomas en cultivos previos. A reiterar, síntomas de decaída ocurre en cualquier variedad, cualquier vivero (“nurseria”) y cualquier bloque. También hay una tendencia de tener daño más graves en partes más mojadas.
La falta de lluvias de este invierno puede estar tomando un papel muy importante aquí. Esta falta completa de lluvia ha obligado a los productores de regar frecuentemente através del sistema del goteo y mientras esta actividad basta para la utilidad de planta, debemos tener en cuenta que esta cantidad de agua no es suficiente para lavar las sales del suelo de la cama. Solo una lluvia o un buen riego de aspersión puede limpiar el suelo de las sales acumuladas alrededor las fajas del abono de preplantar además del amonio mineralizado que tiende a agregarse en los suelos frescos de la temporada. Altos niveles del amonio son asociados con toxicidad en las plantas tanto como de las sales acumuladas.
Estas revelaciones nos hace creer que los quemazones de hojas y decaídas de trasplantes manifestándose actualmente en prácticamente cada rincón de nuestra zona sean causados por acumulaciones de amonio y sales alrededor de raíces y carencia de lavar estos mismos fuera de las raíces, quiere decir por una falta de lixiviación.
Los problemas más severos se encuentran en campos orgánicos enmendados con fertilizante de preplantar tales como molinados de sangre o pluma. Este padrón es consistente con lo que sabemos sobre el comportamiento de estos en suelo- quier decir se deshacen, o mineralizan, completamente adentro de unas semanas después de incorporación. Por consiguiente, campos con estos fertilizantes ahora mismo están con alta probabilidad de tener cantidades significativas de amonio y sales concentradas alredor de las raíces por falta de lixiviación.
Si es cierta nuestra hipótesis, productores con campos padeciendo del problema descrito en los párrafos arriba pueden neutralizarlo por regar los campos correspondientes con riego de aspersión o por lo menos regadas pesadas a través del goteo. Riego de aspersión es como lluvia y provee la cantidad abundante del agua necesaria de llevar el amonio y sal fuera de las raíces donde están causando el mal, dejándolas recuperar.