- Author: Norma De la Vega
Las intensas lluvias ocurridas, entre diciembre y enero, en el área central de California, han dejado como resultado dolor y pérdida en la comunidad agrícola. Varios inmigrantes mexicanos, agricultores a pequeña escala, en los condados de Santa Clara y San Benito, perdieron toda su cosecha y equipo agrícola como tractores, montacargas, autos y vivienda.
“Estamos empezando nuevamente”, dijo María Inés Catalán. “Es algo bien difícil ser pequeño agricultor. Somos los más propensos a sufrir estos cambios climatológicos porque no tenemos dinero y rentamos terreno en áreas vulnerables a los incendios, sequías e inundaciones porque son los más baratos”.
Catalán de 60 años de edad y María Teresa Morales de 45 años, inmigrantes mexicanas y madres de familia, participaron en la conferencia anual EcoFarm que ocurrió en el parque estatal Asilomar en Pacific Grove y que congregó a 1,500 agricultores orgánicos de California, de todo los Estados Unidos y países como México Portugal, Canadá, Alemania, Inglaterra y más.
Ambas agricultoras acudieron a los talleres en español de EcoFarm, gracias a donadores anónimos, quienes cubrieron su inscripción a esa conferencia. Ellas aprovecharon la oportunidad en ese foro lleno de agricultores, agencias no lucrativas y representantes de agricultura a nivel estatal y federal para pedir ayuda para volver a empezar de cero y la asistencia ha empezado a fluir. Ambas ya tienen una página internet para recibir donativos. (Los enlaces están abajo).
“Solo Dios sabe por qué de un día para otro, todo se acabó”, dijo Morales oriunda de Michoacán, quien dijo que solicitó, vía telefónica, ayuda de emergencia a las agencias estatales y federales, pero sin éxito. “Me piden un número de seguro bueno es lo primero que empezaron a decir”.
California es el líder productor de alimentos en los Estados Unidos. La abundancia agrícola del estado incluye más de 400 diferentes productos y según una Investigación de UC Merced sobre la Salud de los Trabajadores Agrícolas, alrededor del 75 por ciento no tienen un permiso para trabajar.
Las agricultoras, ambas pioneras en un ámbito dominado por hombres hablaron del enorme riesgo de ser agricultor en la era del cambio climático. Dijeron que la sequía que parecía interminable les atemorizaba y por años solían volver los ojos al cielo para implorar por la lluvia. Pero en este invierno de pronto vieron caer el cielo a raudales y una corriente incontrolable de agua que arrasó con todo. El desastre tomó una dimensión nunca vista en California y hasta sus granjas, rodeadas de suelo sano, orgánico, llegó una corriente de agua fuera de control, llena de sedimentos de tierra y lodo que destruyó sus cultivos.
Alrededor de 20 familias de agricultores están en la misma situación, según reportan las agricultoras, casi todos son pequeños agricultores orgánicos mexicanos, quienes actualmente están agrupados trabajando la idea de volver a empezar de cero mediante una cooperativa.
“No sabemos qué va a pasar”
María Inés Catalán, 60 años de edad, madre soltera con 4 hijos, tiene veintiocho años produciendo brócoli, repollo, coliflor, acelgas y más, en una granja orgánica de 41 acres, ubicada en Hollister, en el condado de San Benito, en un terreno rentado. La fundadora de Catalán Family Farm dijo que el 4 de enero pasado, tuvo que evacuar su comunidad debido a la inundación que provocó la pérdida de 75 por ciento de sus cultivos y 100 por ciento de su equipo de trabajo como 2 tractores, un montacargas, cajas, herramienta y vehículos y su vieja casa rodante.
La agricultora, oriunda de Guerrero, México, es reconocida como una de las primeras mujeres inmigrantes, mexicanas en abrir brecha en un oficio dominado por hombres y es bien conocida en su comunidad porque ha donado cientos de libras de frutas y verduras a los bancos de comida.
“Como agricultores un día podemos ayudar, donando comida y al otro día ya no tenemos nada, pero no soy la única, hay muchos como yo que están sufriendo” dijo Catalán.
El 4 enero, recibió orden de evacuación, ella y su familia primero llegaron a un albergue de la Cruz Roja y actualmente viven en una casa prestada que deberá regresar el 28 de febrero. Para entonces ella tendrá que haber descifrado el acertijo de cómo volver empezar.
Las personas que deseen donar favor de pulsar en María Catalán
“Mi esposo dice ya vámonos a México”
María Teresa Morales, 45 años, es pequeña agricultora en el área de Gilroy en el condado de Santa Clara con 15 años sembrando alimentos orgánicos. Es la fundadora de una granja familiar de 15 acres denominada JM Farmers Organic que operaba desde 2016. Cada mes vendía alrededor de 300 cajas con 16 diferentes tipos de vegetales, como brócoli, col rizada, zanahoria betabel cilantro, elote, lechuga y algunos chiles que se distribuían especialmente en Oakland.
La madre de 6 hijos, oriunda de Michoacán, dijo que el 9 de enero recibió una llamada con orden de evacuación, luego que un arroyo cercano a su granja se desbordó como resultado del torrencial que destruyó en cuestión de horas todo su patrimonio.
“Todo está lleno de lodo y estoy mirando como voy a empezar” dijo Morales. “Mi esposo dice vámonos a empezar a México”.
Pero Morales no piensa regresar, dijo que por ratitos deja fluir el llanto para liberar dolor y miedo ante la incertidumbre, pero está segura que podrá reconstruir su granja y superar la crisis.
Las personas que deseen hacer un donativo favor de pulsar en: María Teresa Morales gofundme.com.