Deshierbar: obstáculo u oportunidad

May 28, 2014

Posiblemente la tarea más desagradable para los jardineros es deshierbar. Mis colegas de Agricultura y Recursos Naturales (ANR) de la Universidad de California pasan bastante tiempo investigando el control de malezas, las cuales representan un reto significativo en los huertos escolares, caseros y comunitarios (y para los productores agrícolas a mayor escala). El Programa de Jardineros Maestros de ANR de la Universidad de California cuenta con excelentes sugerencias para los jardineros escolares, caseros y comunitarios acerca de qué hacer para reducir las malezas.

Durante esta temporada de cultivo, yo he adoptado un enfoque más filosófico a la idea de cortar la maleza. Tiene que ver con enamorarme de la jardinería, nuevamente, cada vez que trabajo en el jardín. Es aceptar las cosas buenas – verduras y flores – junto con las malezas.

La mayor parte de mi vida profesional la he pasado en torno a una educación basada en el huerto, en su práctica, enseñanza e historia. Cuando mi hija era chica, pasé seis años como voluntaria en el jardín de una primaria. Después pasé a trabajar con estudiantes de secundaria y también he trabajado con estudiantes de preparatoria en la planeación e implementación de proyectos sobre huertos escolares. También trabajé con huertos comunitarios. Mi lema profesional, y también en gran parte personal, es: “Un jardín para todos. Todos en un jardín”.

Recientemente, me dio mucha alegría ayudar a mi iglesia a llevar a cabo un proyecto de jardinería de la congregación. Es un esfuerzo pequeño y sencillo, pero tiene la maravillosa sensación y ritmo de la temporada de verano: días de verano, reuniones relajadas, casuales y no planeadas con nuevos amigos en el jardín y la sensación de que hay más tiempo para enfocarse en las tareas.

Vivo en una zona donde somos bendecidos con la habilidad de poder trabajar en el jardín todo el año, pero la jardinería durante el verano tiene una sensación particular que evoca las maravillas y memorias de otros jardines, como cuando sostenía en mi manita el tomate todavía tibio por el sol en el jardín de mi abuela; comiendo ese mismo tomate por la noche durante la cena junto con un pan de maíz. Un verano que asistía a la preparatoria, cultivé sandías en el desierto; necesité mucha agua y a todo tipo de criaturas les encantaban las enredaderas. Un huerto en macetas que junto con mi marido cultivamos en la escalera de nuestro primer y pequeño departamento. Ayudando a mi hija a sembrar semillas de zanahorias y después deteniendo su manita en la mía, de la misma forma en la que otras manos más viejas sostuvieron la mía.

El jardín de nuestra congregación está escondido detrás de un portón y una barda de bloques de cemento, un pequeño oasis de silencio en medio de donde desde hace algunos años se ha convertido en un concurrido barrio urbano. Es un lugar soleado para cultivar verduras. . . y malezas. El sábado por la mañana, llegué temprano para ganarle al calor y arrancar algunas malezas. Me sentí un tanto abatida cuando me di cuenta cuán rápido habían proliferado. La verdad: agobiada.

Pero me puse manos a la obra y me enfoque en deshierbar, sacando la hierba de una en una. Mi mente empezó a relajarse. Estando sola en el jardín, escuchando el canto de los pájaros, el sonido amortiguado del tráfico y haciendo el ejercicio que tanto necesito. Deshierbar me dio la oportunidad de reflexionar, de ver cómo ha progresado el huerto, de reflexionar acerca de cómo podríamos incrementar nuestros esfuerzos, de considerar que el ritmo de crecimiento del huerto es una estación, no un día, y de anticipar la cosecha que obtendremos. Sacar malezas también me ofreció un rato en silencio para pensar sobre lo que quiero lograr durante los meses de verano. Al final de una hora, sentí una sensación de paz y de haber logrado algo. Me di cuenta que las malezas no habian sido un obstáculo, sino que me han dado la oportunidad de simplemente vivir el momento.

Plantamos huertos y nos producen maravillosos frutos. Invariablemente, también producen malezas. Que las veamos como obstáculos u oportunidades, esa es nuestra decisión.

El libro de la autora de este blog Sowing the Seeds of Victory: American Gardening Programs of World War I (Sembrando las semillas de la victoria: programas de huertos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial) está disponible en el sitio Web McFarland Publisher's website. Quienes compren su libro pueden enviar un mensaje a Hayden-Smith vía su página Web, http://rosehayden-smith.com, para recibir una etiqueta decorativa con el diseño de la Segunda Guerra Mundial autografiada por la escritora.

En inglés.