- Author: Ricardo A. Vela
En 2005 la muerte de una trabajadora agrícola ubicada al este de Stockton, California puso en evidencia los sufrimientos de los jornaleros durante el verano. María Isabel Vásquez Jiménez, originaria de Oaxaca, México de 17 años y con dos meses de embarazo trabajaba en un viñedo bajo una temperatura superior a los 95 grados Fahrenheit. Su muerte y la de otros tres jornaleros en años previos, llevaron a que California adoptara la ley sombra, agua y descanso para evitar más muertes debido a la insolación.
Teresa Andrews, educadora comunitaria del Centro Occidental para la salud y la seguridad en la agricultura de la Universidad de California Davis, recuerda cuando se realizaban los estudios científicos para respaldar la ley. “El estudio este fue específicamente sobre como el calor afecta a las personas. Hubo un grupo de expertos que estuvieron visitando varios lugares agrícolas desde el norte de California hasta la frontera con Mexicali y estuvieron viendo las diferentes tareas que hacían los trabajadores durante el día, este estudio se hizo durante tres años en la época del verano”, dijo Andrews.
Al mismo tiempo, los expertos recababan datos sobre la temperatura en el ambiente, la humedad, y otros factores del medio ambiente.
“Ellos (los expertos) observaban durante todo el día de trabajo las actividades que hacían los jornaleros, es decir, si estaban pizcando, si estaban sembrando, todo lo que estuvieran haciendo los trabajadores”, agregó Andrews. “Antes de empezar la jornada, se les media (a los jornaleros) su nivel de glucosa, de hidratación y al final del día se tomaban las mismas muestras, para ver cómo estaba respondiendo su cuerpo al calor”, señalo Andrews.
“Cuando el estudio iba a empezar se registró la muerte de una joven trabajadora del campo, María Isabel Vásquez-Jiménez y esto llevo a que CalOsha iniciara la campaña de sombra, agua y descanso”. Andrews agrega que el centro fue parte importante de esta campaña desde su inicio hace 17 años.
Desde la promulgación de la ley en el 2005, cada año durante el verano, CalOsha y el Centro Occidental para la Salud y la Seguridad en la Agricultura retoman la campaña y ofrecen talleres en español e inglés por todo el estado para concientizar a los trabajadores sobre el derecho que tienen de recibir sombra, agua y descanso de así necesitarlo.
Pero a pesar de estos esfuerzos por los menos en los últimos doce años han fallecido veinticuatro jornaleros a consecuencia de la insolación.
“A veces cuando hablo directamente con ellos durante las capacitaciones, me dicen que no toman agua por que tienen miedo de que van a ir mucho al baño, de que el patrón le va a llamar la atención porque no están trabajando tan rápido”, declara Andrews.
El tener agua para su consumo es el derecho de los jornaleros, Andrews asegura que beber agua en pequeñas cantidades es crucial para el bienestar del trabajador agrícola. Ella utiliza conceptos sencillos en sus talleres para concientizar a los trabajadores del campo sobre la importancia de estar siempre hidratado.
"Nosotros no tenemos una lucecita que nos advierta sobre la falta de agua, pero tenemos la sed, que es la señal para saber que estamos cerca de sufrir un golpe de calor o una insolación”, señala Andrews.
La educadora comunitaria, enfatiza sobre la diferencia entre el golpe de calor y la insolación.
El golpe de calor lo causa la alta temperatura corporal que alcanza el organismo (por diversos factores), mientras que en la insolación la causa es la alta temperatura que alcanza el organismo por la exposición al sol.
Los signos de alerta para el golpe de calor son los siguientes:
- Fiebre superior a 104 grados Fahrenheit.
- Cambios en el estado mental o comportamiento, como confusión, agitación y balbuceo.
- Piel caliente y seca o sudoración excesiva.
- Náuseas y vómitos.
- Piel enrojecida.
- Pulso acelerado.
- Respiración rápida.
Los síntomas de la insolación son:
- Cara congestionada.
- Dolor de cabeza.
- Sensación de agotamiento.
- Sensación de sed.
- Calambres musculares intermitentes en extremidades y abdomen.
- En la insolación sudoración abundante, en el golpe de calor la sudoración cesa y la piel está seca, caliente y enrojecida.
- Mareos, náuseas y vómitos.
- Pulso fuerte e irregular.
- Respiración acelerada y ruidosa.
- Temperatura corporal.
Andrews señala que si bien es importante saber reconocer los síntomas de estas dos condiciones y actuar rápido. Lo mejor es prevenir y mantenerse hidratados bebiendo siempre agua en sorbitos desde el momento en que se empieza a sentir sed. La ley en California que protege a los trabajadores agrícolas señala que debe otorgarse a los jornaleros no menos de cinco minutos de descanso bajo un lugar con sombra y agua.En esos cinco minutos no se debe incluir el tiempo que toma llegar del lugar dónde estaba el jornalero al lugar donde está ubicada el área de sombra. La ley señala también que lo más recomendable es que el trabajador agrícola no regrese a laborar hasta que se sienta mejor.
De acuerdo con información recabada por CalOsha, cada año fallecen entre 3 y 4 jornaleros debido a insolación.
La labor de concientización que el Centro Occidental para la salud y la seguridad en la agricultura, CalOsha y UC ANR realizan es sumamente importante ya que la amenaza de sufrir un golpe de calor o insolación sigue presente debido al cambio climático en donde las temperaturas son más altas cada verano.
“Es nada más que la gente se acostumbre a oír la información con base científica y que tiene el objetivo de ayudarlos a llevar una mejor calidad de vida”, concluye Andrews.
El estudio, publicado el mes pasado en la revista Geophysical Research encontró que el cambio climático está haciendo que los veranos sean más calurosos y largos, al tiempo que reduce las otras tres estaciones. La temperatura promedio de verano en los últimos cinco años ha sido 1.7 grados más cálida de lo que fue desde 1971 hasta 2000.
Más de 1 millón de trabajadores agrícolas trabajan bajo calor extremo cada día. Durante las temporadas altas de producción, julio y agosto, los jornaleros están en los campos durante 12 horas o más, en temperaturas que con frecuencia superan los 100 grados.