- Author: Ricardo Vela
En el Valle de Coachella, California, está floreciendo una asociación innovadora que une las prácticas tradicionales con la ciencia moderna. Esta colaboración entre el Departamento de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California (UC ANR, por sus siglas en inglés) y las tribus nativas americanas, incluidos los indios Cahuilla del desierto de Torres Martinez.
Joseph Mirelez, vicepresidente de la tribu Torres Martínez, recuerda la dependencia que su comunidad alguna vez tuvo de los programas de alimentos del gobierno. "Crecimos con el sistema de productos básicos del USDA", dice. "Gran parte eran productos enlatados, queso procesado y carnes congeladas. Nos las arreglábamos con lo que teníamos". Esa realidad comenzó a cambiar cuando la tribu estableció un comité de bienestar y se asoció con UC ANR para promover una alimentación más saludable. "Ahora, estamos proporcionando a nuestros adultos mayores productos frescos todos los meses y enseñándoles sobre los beneficios de los alimentos orgánicos y estilos de vida más saludables".
De acuerdo con el Censo de 2020, 9.7 millones de nativos americanos viven en todo Estados Unidos, lo que representa 150 grupos tribales. California es el hogar de la mayor población de nativos americanos, con 109 tribus reconocidas por el gobierno federal. A pesar de esta vibrante presencia cultural, muchas comunidades nativas se enfrentan a luchas persistentes. Desde la inseguridad alimentaria y el acceso limitado a las tierras ancestrales hasta las tasas desproporcionadamente altas de diabetes y obesidad, los desafíos sistémicos son enormes. El desplazamiento histórico ha cortado los lazos con los alimentos tradicionales, dejando a muchas tribus dependientes de los programas de ayuda alimentaria del gobierno, dominados por opciones altamente procesadas.
"El impulso a la soberanía alimentaria va más allá del sustento", explica Cristina Murillo, asesora de Desarrollo Comunitario de UC ANR. "Se trata de reconectar con las raíces culturales. Muchas comunidades nativas quieren cultivar y cosechar alimentos que son parte integral de su cultura".
UC ANR está trabajando para combinar el conocimiento indígena con la ciencia occidental, una sinergia que beneficia tanto a la tierra como a la gente. "Las prácticas ecológicas tradicionales, como las quemas controladas y la plantación nativa, están siendo reconocidas como herramientas invaluables para el manejo de la tierra", agrega Murillo. "Estos métodos no solo sostienen los ecosistemas, sino que también mitigan los riesgos de incendios forestales y restauran la biodiversidad".
A través de su Grupo de Trabajo de Tierras Tribales en todo el sistema, con el apoyo de la Oficina del presidente de la UC, UC ANR ha creado un mapa detallado de los territorios tribales y las tierras propiedad de la UC. Esta iniciativa está abriendo las puertas para que las tribus accedan y gestionen tierras fundamentales para sus tradiciones, fortaleciendo su papel como guardianes del medio ambiente.
En el Valle de Coachella, el Asesor de Cultivos de Hortalizas de UC ANR, Philip Waisen, ha trabajado junto a la tribu Torres Martinez durante más de una década. Waisen ha apoyado proyectos destinados a la soberanía alimentaria colaborando con programas como CalFresh Healthy Living y Maestros Jardineros, "Uno de nuestros proyectos clave es establecer jardines en los patios", dice. "Estos huertos ayudan a la comunidad a cultivar sus propios alimentos y a avanzar hacia la autosuficiencia".
Mirelez relata un momento crucial cuando los ancianos de la tribu visitaron una granja cercana. "Vieron los productos frescos y dijeron: 'Tenemos tierra. ¿Por qué no estamos haciendo esto aquí?'. Eso nos inspiró a iniciar huertos en el patio trasero e incluso programas de jardinería enfocados en personas mayores".
Más al norte, el Centro de Investigación y Extensión de Hopland de UC ANR está trabajando con la Banda de Indios Pomo de Hopland en proyectos que unen la cultura y la ciencia. Desde la organización de cacerías de ciervos juveniles y bailes de primavera hasta la incorporación de monitores culturales en proyectos de perturbación de tierras, el centro enfatiza el respeto por las tradiciones tribales.
Mientras tanto, en un esfuerzo de colaboración con UC Berkeley, la tribu Karuk está estudiando los impactos del cambio climático en plantas culturalmente significativas mientras restaura los ecosistemas para su resiliencia. Esta asociación subraya cómo las prácticas indígenas pueden complementar la investigación científica para abordar los desafíos ambientales.
Para muchas tribus nativas, la preservación cultural está en el corazón de estas asociaciones. "Sin nuestras tradiciones, somos como todos los demás", dice Mirelez. "Somos una nación tribal y administradores de esta tierra. Es crucial que nuestra comunidad, especialmente nuestros jóvenes, continúen con estas tradiciones porque definen quiénes somos como pueblo".
John Bailey, director del Centro de Investigación y Extensión de Hopland, hace eco de este sentimiento. "Cuando colaboramos con las tribus, se trata de construir acuerdos desde el principio. Nos aseguramos de que las tribus tengan voz y voto en cómo se administra la tierra y cómo se gobiernan los proyectos. Estas discusiones son esenciales para fomentar la confianza y las asociaciones a largo plazo".
Murillo agrega: "Lo que aprendemos de las comunidades nativas a menudo tiene implicaciones más amplias. Su resiliencia y tradiciones pueden inspirar la forma en que nos relacionamos con otros grupos en desventaja, destacando las luchas y fortalezas compartidas".
La asociación entre UC ANR y las tribus nativas americanas es un testimonio del poder transformador de la colaboración. Al combinar la sabiduría ancestral con la ciencia moderna, están creando futuros más saludables y sostenibles, al tiempo que preservan las tradiciones que han perdurado durante generaciones.
Reflexionando sobre esta colaboración Mirelez comenta, “Este trabajo no se trata solo de comida. Se trata de identidad, resiliencia y de garantizar que nuestro patrimonio cultural siga siendo vibrante para las generaciones venideras".
UC ANR and Native tribes partner for a healthier, more sustainable future
Partnerships incorporate traditional foodways, cultural practices
In California's Coachella Valley, a groundbreaking partnership is flourishing, bridging ancient traditions with modern science. This collaboration between the University of California Agriculture and Natural Resources and Native American tribes, including the Torres Martinez Desert Cahuilla Indians, is not just about food production—it's about restoring cultural heritage, fostering sustainability, and building healthier communities.
Joseph Mirelez, vice chairman of the Torres Martinez tribe, recalled the reliance his community once had on government food programs. "We grew up on the USDA [U.S. Department of Agriculture] commodity system," he said. "A lot of it was canned goods, processed cheese, and frozen meats. We made do with what we had."
That reality began to change when the tribe established a wellness committee and partnered with UC ANR to promote healthier eating. “Now, we're providing our seniors with fresh produce every month and teaching them about the benefits of organic food and healthier lifestyles,” Mirelez said.
According to the 2020 Census, 9.7 million Native Americans live across the U.S., representing 150 tribal groups. California is home to the largest Native American population, with 109 federally recognized tribes.
Despite this vibrant cultural presence, many Native communities face persistent struggles. From food insecurity and limited access to ancestral lands to disproportionately high rates of diabetes and obesity, the systemic challenges are numerous. Historical displacement has severed ties to traditional foods, leaving many tribes dependent on government food aid programs dominated by highly processed options.
"The push for food sovereignty is about more than just sustenance," explained Cristina Murillo-Barrick, a community development advisor with UC ANR. "It's about reconnecting with cultural roots. Many Native communities want to grow and harvest foods that are integral to their culture."
UC ANR is working to blend Indigenous knowledge with Western science, a synergy that benefits both the land and the people. "Traditional ecological practices, like controlled burns and native planting, are being recognized as invaluable tools for land management," Murillo added. "These methods not only sustain ecosystems but also mitigate wildfire risks and restore biodiversity."
Initiatives center tribe-led efforts in addressing community challenges
Through its systemwide Tribal Lands Workgroup, supported by the UC Office of the President, UC ANR has created a detailed map of tribal territories and UC-owned lands. This initiative is opening doors for tribes to access and manage lands central to their traditions, strengthening their role as stewards of the environment.
In the Coachella Valley, UC Cooperative Extension advisors have worked alongside the Torres Martinez tribe for over a decade. Vegetable Crops Advisor Philip Waisen, who collaborates with programs like CalFresh Healthy Living and the UC Master Gardeners, has supported projects aimed at food sovereignty. “One of our key projects is establishing backyard gardens,” he said. “These gardens help the community grow their own food and move toward self-sufficiency.”
Mirelez recounted a pivotal moment when tribal elders visited a nearby farm: "They saw the fresh produce and said, ‘We have land. Why aren't we doing this here?' That inspired us to start a senior-focused gardening program, which later motivated other members to begin their backyard gardens.”
Further north, UC ANR's Hopland Research and Extension Center is working with the Hopland Band of Pomo Indians on projects that bridge culture and science. From hosting youth deer hunts and spring dances to incorporating cultural monitors in land-disturbance projects, Hopland REC emphasizes respect for tribal traditions.
“When we collaborate with tribes, it's about building agreements upfront – we ensure tribes have a say in how the land is managed and how projects are governed,” said John Bailey, director of Hopland REC. “These discussions are essential for fostering trust and long-term partnerships."
In addition, the Karuk Tribe is collaborating with UC Berkeley to study the impacts of climate change on culturally significant plants while restoring ecosystems for resilience. This partnership underscores how Indigenous practices can complement scientific research to address environmental challenges.
For many Native tribes, cultural preservation is at the heart of these partnerships. “Without our traditions, we're like everyone else,” said Mirelez. “We are a tribal nation and stewards of this land. It's crucial that our community, especially our youth, continues these traditions because they define who we are as a people.”
The partnership between Native American tribes and UC ANR is a testament to the transformative power of collaboration.
“What we learn from Native communities often has broader implications,” Murillo-Barrick explained. “Their resilience and traditions can inspire how we engage with other underserved groups, highlighting shared struggles and strengths.”
These partnerships, which blend ancestral wisdom with modern science, create healthier, more sustainable futures while preserving traditions that have endured for generations.
“This work isn't just about food,” Mirelez reflected. “It's about identity, resilience, and ensuring that our cultural heritage remains vibrant for generations to come.”
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