- Author: Kelly Hong
- Editor: Mishelle Costa
- Editor: Rosa I Vargas
- Editor: Shannon A Klisc
De manera colectiva, los distritos unidos de preparatoria de Santa María-Bonita y Santa María, sirven a 25,600 estudiantes que califican para comidas gratuitas o a precio reducido. Si bien las escuelas ofrecen comidas nutritivas a los estudiantes, en particular, los adolescentes compran comidas rápidas durante horas que no son de comida como después de clases. Las comidas rápidas son fuertemente dirigidas a la juventud que vive en barrios de bajos ingresos y son típicamente comidas altas en calorías que contienen azúcares agregadas, grasas saturadas y sodio. Más aun, 52.1 por ciento de los jóvenes en el condado de Santa Bárbara reportaron consumir comida rápida dos o más veces por semana. Los estudios indican que los niños y adolescentes que aprenden a cocinar a edad temprana son más inclinados a adoptar prácticas alimenticias saludables que continuarán durante la edad adulta. Comer una dieta saludable y ejercitarse regularmente puede reducir el riesgo de enfermedades relacionadas a una mala alimentación y control de peso como hipertensión, enfermedades del corazón e infartos.
Al final de cada sesión, se les pidió a los jóvenes completar el Teacher Tasting Tool (Herramienta de desgustación para el Maestro), que mide la disponibilidad de los participantes para consumir una comida particular de nuevo. Después de probar una pizza en una tortilla de harina de trigo integral, ocho (80%) de cada 10 encuestados reportaron estar dispuestos a comerla de nuevo. Asimismo, después de una sesión por separado donde los participantes probaron una ensalada de fruta elaborada con jícama, 15 (83 por ciento) de los 18 encuestados, reportaron que estaban dispuestos a comerla de nuevo y a pedirla en casa.
Al final de la serie de clases, los jóvenes completaron la encuesta cualitativa abierta “What Did You Learn” (“Que Aprendiste”), que pregunta sobre cambios en conocimiento y conductas. Diez jóvenes respondieron la encuesta y respecto a la pregunta referente al aprendizaje, el tema de mejoramiento en el manejo y seguridad en el manejo de cuchillos fue reportada con más frecuencia, seguida por reportes relacionados al incremento de conocimiento sobre nutrición y aumento del conocimiento sobre la preparación de comida saludable. Cuando se les preguntó sobre una cosa que harían diferente debido a estas clases, los estudiantes respondieron con el tema de comodidad al usar un cuchillo y preparar comida nutritiva. Cuando los jóvenes se sienten seguros con sus habilidades culinarias y de nutrición, es mas probable que tomen decisiones alimenticias mas saludables. En general, los participantes obtuvieron valiosas habilidades de vida en el arte culinario, manejo seguro de alimentos y nutrición que motivan a hacer elecciones saludables para reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con su dieta alimenticia que apoyan los esfuerzos de ANR's para promover personas y comunidades saludables.
“Realmente me gustaron los bocados de avena, así que los preparé en casa para que mi familia los probara”. - estudiante de preparatoria.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Ricardo Vela
- Author: Amy Quinton, UC Davis
Un estudio revela que la cifra fue menor durante las citas virtuales
Mientras que las tasas de desempleo se incrementaron durante la pandemia del COVID-19, millones más de estadounidenses experimentaron inseguridad alimentaria porque carecieron de un acceso consistente a alimentos. Las organizaciones nacionales de salud recomiendan a los proveedores de atención primaria a detectar la inseguridad alimentaria entre sus pacientes, ya que, no contar con suficientes alimentos, puede llevar a enfermedades crónicas.
Las investigaciones de la Universidad de California en Davis muestran que solo un 7 por ciento de los proveedores de atención primaria preguntaron a sus pacientes sobre inseguridad alimentaria. Si la cita médica era de manera virtual o teléfono, solo un 3 por ciento preguntóó a sus pacientes sobre su acceso a alimentos. El American Journal of Preventive Medicine (Diario Americano de Medicina Preventiva) publicó los resultados de la investigación.
“Estas tasas son sorprendentes y parecen relativamente pequeñas en comparación con lo que parece como una creciente concienciación sobre seguridad alimentaria durante la pandemia”, indicó la autora Cassandra Nguyen, profesora asistente del Departamento de Nutrición de Extensión Cooperativa de UC Davis.
La experta señaló que los resultados pueden ser un indicativo de que los proveedores de servicios de salud dieron prioridad a las respuestas de emergencia ante el COVID-19. El estudio mostró que una vez que las personas tuvieron acceso a las vacunas contra el COVID-19, las preguntas sobre seguridad alimentaria se incrementaron a un 10 por ciento.
Barreras a las preguntas por tele medicina
Las preguntas sobre inseguridad alimentaria durante las citas por telemedicina se mantuvieron bajas aun después de que las vacunas estuvieron disponibles. Nguyen manifestó que eso puede sugerir que las citas por telemedicina tienen barreras únicas.
“Una de esas barreras podríaó ser la preocupación sobre privacidad y si el paciente se encuentra solo o se siente cómodo discutiendo una experiencia potencialmente estigmatizante como la de inseguridad alimentaria. Esto puede disuadir a un proveedor de cuidado primario a preguntar sobre el tema”, agregó Nguyen.
Preguntar puede ser tambien más difícil si los pacientes no están familiarizados con la tecnología necesaria o si hay interrupciones tecnológicas durante las citas de telemedicina. Nguyen dijo que se necesitan más estudios sobre las barreras potenciales ante la creciente popularidad de las citas por telemedicina desde la pandemia.
La investigación examinó récords de salud teleelectrónicos e información clínica de una red nacional de más de 400 centros de salud comunitarios en 16 estados. Se examinaron Encuentros entre el 11 de marzo del 2020 y el 31 de diciembre del 2021. Durante el examen, que típicamente incluye a un proveedor de atención primaria, se le pide al paciente responder si una o las dos siguientes declaraciones son con frecuencia ciertas o algunas veces ciertas:
- Durante los pasados 12 meses nos preocupamos de que nuestra comida se acabara antes de tener dinero para comprar más.
- Durante los pasados 12 meses la comida que compramos no nos duró y no tuvimos dinero para comprar más.
Entre los coautores se encuentran Rachel Gold de OCHIN Inc. y el Centro Kaiser Permanente Northwest para la Investigación sobre la Salud; Alaa Mohammad, Dedra Buchwald y Clemma Muller de la Universidad del Estado de Washington; Molly Krancari, Megan Hoopes y Suzanne Morrissey de OCHIN Inc.
Tambien apoyaron la investigacion el National Center for Advancing Translational Sciences of the National Institutes of Health (Centro Nacional para el Avance de las Ciencias Traslacionales de los Institutos Nacionales de Salud) y el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (El Instituto Nacional de la Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales).
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Ricardo Vela
- Author: Saoimanu Sope
El programa REC ha llegado a más de 168 mil personas gracias al amplio apoyo comunitario
Las expresiones de “oohs” y “aahs” se escuchan por todo el salón de clases cuando Stacey Amparano directora del programa Farm Smart, en el Centro de Investigación y Extensión del Desierto de Holtville, arranca una mazorca de maíz, la sostiene en el aire y comienza a quitar las hojas hasta mostrar un grano amarillo brillante.
“¡Es maíz!” grita uno de los miembros de la audiencia. Amparano enseña a un grupo de estudiantes de kínder como desgranar una mazorca y les explica sus múltiples usos.
Farm Smart, es un programa que enseña, a través de actividades prácticas, a niños y familias enteras la importancia de la agricultura. En el Valle Imperial y áreas circunvecinas más de 168 mil personas han participado desde 2001. Es parte del programa comunitario del Desert Research and Extension Center– uno de nueve centros establecidos por la División de Agricultura y Recursos Naturales de la Universidad de California, UCANR.
Enclavado en la esquina sureste del estado, el Valle Imperial alberga más de 500 mil acres de tierras agrícolas con más de 65 cultivos. El sitio ideal para enseñar a los jóvenes la importancia agrícola y las contribuciones del Valle para California, los Estados Unidos y el mundo.
“Farm Smart es un recordatorio para los niños de que provienen de un lugar que alimenta a la mayor parte del país durante todo el año. Es algo para sentirse orgulloso”, dijo Amparano.
Aunque los niños podrían noentender bien, por ahora, la misión tan importante que cumple Farm Smart, la comunidad que sí lo entiende y lo apoya. Más del 60 por ciento del financiamiento del programa se recibe gracias a las contribuciones de la comunidad, incluyendo organizaciones, instituciones y familias locales.
“Creo que mucha gente no sabe que Farm Smart recibe de la comunidad la mayor parte de los fondos de operación. Eso es lo que hace que este programa sea tan especial, el hecho que la comunidad confía en nuestro trabajo y quiere que continuemos haciéndolo”, indicó Amparano.
Un ejemplo, el Distrito de Riego de Imperial ha apoyado y financiado el programa desde su inicio. Tan solo en el año 2022 donó 107,500 dólares.
“Este programa ha creado más conocimiento sobre cómo se cultivan cosechan y llegan los alimentos a nuestra mesa”, dijo Norma Galindo, exdirectora de la junta de IID. “Todos los estudiantes desde primaria hasta la preparatoria están invitados a participar y es un aprendizaje práctico invaluable”.
Durante su administración, Galindo, logró el incremento de los donativos para Farm Smart y solicitó que se permietiera participar a personas de más edad además de los estudiantes. Esto creó una oportunidad para que Farm Smart atrajera a segmentos de la población, que con frecuencia son ignorados, como es el grupo de los jubilados quienes actualmente también pueden participar y aprender sobre los temas de agricultura, como el sistema de riego, tipo de suelo, la cosecha de las verduras para llevar a casa y más.
Valeria Landeros, educadora comunitaria en el Desert REC, quien creció en el Valle Imperial, recordó que cuando era niña y estaba en la primaria también participó en Farm Smart. “Recuerdo qué aprendí a ordenar una vaca y a hacer mantequilla y yo pensaba que había viajado a algún lugar lejano”, señaló.
“La mayoría de las personas que crecieron en el Valle Imperial y el área metropolitana no saben nada sobre los campos que nos rodean”, expresó Clarissa Abarca, otra especialista en educación comunitaria del Desert REC.
Abarca también participó en viajes de estudios a Farm Smart durante la primaria y preparatoria y pudo percatarse que es un programa práctico que se adapta a los intereses de todas las edades. A ella, le entusiasma especialmente que el programa fomente aprecio por la agricultura; además, que enseña a los niños y adolescentes las numerosas oportunidades profesionales que hay en el sector agrícola en general.
Galindo dijo que espera que la Junta de IID siga apoyando al programa con el financiamiento que es crucial para su continuidad.
“Cualquier otro [condado]que emule este tipo de programa se beneficiará siempre y cuando se haga a largo plazo y de forma coherente. Enseñar agricultura a la gente de la ciudad es todo un proceso y no un acontecimiento”, manifestó Galindo.
Farm Smart recibió un premio estatal por su destacado servicio a la comunidad, California State Future Farmers of America Distinguished Service Award, y en marzo pasado también se reconoció su labor comunitaria durante la Conferencia Estatal FFA.
Para conocer más sobre Farm Smart, visite https://drec.ucanr.edu/Farm_Smart/
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Norma De la Vega
- Author: Mike Hsu
¿Qué hacer ante los recortes en los cupones de alimentos? Expertos de UCANR ofrecen varios consejos para estirar el presupuesto.
Alrededor de 3 millones de personas que participan en CalFresh podrían enfrentar hambre y condiciones difíciles para satisfacer sus necesidades básicas, debido a que se terminó la ayuda adicional, establecida por la emergencia de Covid-19.
A finales del mes de marzo, los participantes del CalFresh, la versión californiana de SNAP Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, recibieron la última ayuda por la crisis de la pandemia, establecida por el gobierno federal desde 2020 y que había aumentado considerablemente los beneficios para la compra de los alimentos. Es una reducción importante que podría varíar dependiendo del tamaño de la familia y el ingreso. Por ejemplo, en este mes de abril, los beneficios en la casa de una sola persona, podrían disminuir de 281 dólares a 23 dólares por mes.
“La ayuda por la emergencia tuvo un impacto tremendo en nuestras comunidades y en todo el país”, dijo Shannon Klisch, del Programa de Jóvenes, Familias y Comunidades de Extensión Cooperativa de UC. “Un estudio calculó que el alivio por la emergencia ayudó a más de 4 millones de personas, en todo el país, a salir de la pobreza, durante el último trimestre de 2021 y la pobreza infantil se redujo en 14 por ciento”.
El incremento, a los beneficios de SNAP durante la pandemia, redujó el hambre y muchos habían reconocido que finalmente estaban recibiendo la ayuda suficiente para alimentar a sus familias, indicó Wendi Gosliner, del Instituto de Políticas Sobre Nutrición, un programa de la División de Agricultura y Recursos Naturales, UCANR, que vela por la salud y nutrición de todos los californianos. Sin embargo; con la eliminación de esa ayuda de emergencia, la inseguridad alimentaria empieza a resurgir como una preocupación muy seria.
“Es inconcebible que una nación tan rica tenga tanta gente con hambre”, dijo Gosliner. “Y aquí en California, con el alto costo de vida, la inflación y las disparidades en el ingreso y la riqueza, la gente se ve obligada a explorar todas la opciones para alimentarse a sí mismos y a sus familias”.
Para garantizar que reciban la mayor ayuda posible, Klisch recomienda a los participantes de CalFresh – en especial quienes solicitaron los beneficios durante la pandemia y que son relativamente nuevos en el programa – que verifiquen doblemente su información.
“Si el condado no tiene su información más reciente, llame a la oficina en su condado o si su dirección cambió, o si ha sufrido una reducción de salario, o si aumentaron los gastos en su familia, como podría ser el costo del cuidado infantil o tiene más dependientes – todo eso le puede ayudar a obtener mayores beneficios de CalFresh”, explicó la experta.
También se puede estirar el presupuesto promoviendo hábitos saludables, por ejemplo las familias con niños en edad escolar pueden motivar a los hijos a participar en el programa de comidas escolares universales gratuitas para menores de 18 años y deben permanecer atentos a la próxima emisión de la tarjeta P-EBT (Pandemic EBT), con un valor potencial de cientos de dólares.
Asimismo, el programa California Alternate Rates for Energy Programs conocidos como CARES, por sus siglas en inglés, ofrece descuentos, de 20 por ciento o más, en el pago de la luz y el gas, a familias de bajos ingresos. Otro programa disponible es: Affordable Connectivity Program que también ofrece descuento en el pago de internet. Además, de la ayuda que ofrecen los bancos de alimentos. Pulse en el enlace cafoodbanks.org/our-members para encontrar el banco más cercano a su comunidad.
“Le pedimos a las familias de recursos limitados que aprendan a navegar por los sitios en linea de esos programas y aprovechen la ayuda ya que es otra manera de ahorrar” indicó Klisch “Cuando las familias tienen suficiente dinero para alimentos todos se benefician porque se reduce el costo del cuidado de la salud y aumenta la actividad económica”.
Gosliner agregó que las personas deben informarse sobre su elegibilidad para recibir beneficios de WIC (Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Infantes y Niños) así como el Crédito Tributario por Ingreso de Trabajo (EITC, por sus siglas en inglés) y CalEITC, beneficios para aliviar la pobreza poco utilizados por los californianos.
“Las personas deben asegurarse de tener acceso a todos los beneficios de la red de seguridad para los que sean elegibles”, agrego Gosliner
Market Match y otros incentivos que tambien pueden ayudar
A través de programas como Market Match, disponibles en aproximadamente 300 mercados de granjeros en todo California afiliados con el Ecology Center, los participantes de CalFresh pueden “igualar o recibir un dinero extra” en sus beneficios de EBT, para comprar más frutas y verduras en su mercado local (usualmente hasta 10 o 15 dólares por visita).
“Para las personas que buscan estirar su dinero de los alimentos, Market Match es una forma práctica de hacerlo”, dijo Klisch, quien ha dirigido los esfuerzos de UCCE en la promoción de ese programa en la Costa Central desde el 2017.
En el 2017 se canjearon alrededor de 48 mil dólares en beneficios de CalFresh y Market Match en los mercados de granjeros, cifra que en 2022 ascendió a un total de 207 mil dólares, un incremento del 327 por ciento. A nivel estatal, de acuerdo con las cifras de Ecology Center, las compras a través de CalFresh y Market Match aumentaron 161 por ciento entre el 2019 al 2021, alcanzando un total de 13 millones dólares.
“Las personas que usan Market Match definitivamente les encanta el programa y sienten que es increíblemente útil”, sostuvo Gosliner, cuya investigación ha demostrado que ese tipo de incentivos para la nutrición están asociados con un incremento en la seguridad alimentaria.
La experta agregó que el Departamento de Servicios Sociales de California está desarrollando un programa piloto para ampliar esos beneficios a otras tiendas de alimentos.
A pesar de ser el más grande en su tipo, Market Match es solo uno de los programas en California que ofrecen los beneficios o incentivos en la compra frutas y verduras bajo el California Nutrition Incentive Program (Programa de Incentivos para la Nutrición de California), que es financiado principalmente por GusNIP (el programa nacional de Incentivos para la Nutrición Gus Schumacher).
Los fondos de GusNIP – y SNAP en general – son regulados por la Ley Agrícola de los Estados Unidos que se renueva, tipicamente cada cada cinco años y actualmente se encuentra en negociación ante el Congreso.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Norma De la Vega
- Author: Amy Quinton, UC Davis News and Media Relations
Más de 53 millones de personas en los Estados Unidos recurrieron a los bancos de comida para llevar alimentos a sus mesas, según datos de 2021 de la organización Feeding America. El esfuerzo por combatir la inseguridad alimentaria ha adoptado, en las últimas décadas, nuevas prácticas, para asegurar que las personas que requieran ayuda no solo tengan acceso a los alimentos sino que además reciban alimentos saludables y nutritivos.
Sin embargo, hasta ahora los bancos de alimentos han tenido pocas opciones para evaluar esas prácticas.
Para ayudar a los bancos de alimentos a cumplir mejor con ese propósito, Cassandra Nguyen, profesora asistente de Extensión Cooperativa de la Universidad de California en Davis, en coordinación con un equipo de investigadores, realizó una evaluación sobre el tema de nutrición y salud de los bancos de alimentos publicada en el diario, Public Health Nutrition.
Se trata de una nueva herramienta que ayudará a los bancos a evaluar sus prácticas y determinar si pueden adoptar estrategias adicionales para promover la nutrición y la salud. Al mismo tiempo, esto les servirá como un punto de referencia para monitorear su progreso a través del tiempo, dijo Nguyen, del Departamento de Nutrición de la Universidad de UC Davis.
La política de nutrición va más allá del inventario
Los bancos de alimentos enfrentan varios retos para promover la nutrición, la salud y la equidad. Aunque estos pueden evaluar la calidad nutricional de su inventario, Nguyen afirma que promover la nutrición va más allá de conocer el tipo de alimentos disponibles.
“Los bancos de comida pueden tener políticas de nutrición que indiquen de dónde provienen los alimentos y a qué tipo de alimentos se le debe dar prioridad cuando disponen de fondos. Asimismo, deben asegurarse que las personas que reciben las despensas estén representados, ya sea en consejos de asesores y que puedan dar su opinión sobre los alimentos que desearían recibir,” dijo Nguyen.
- Además, deben asegurarse que los materiales educativos de nutrición y la información de los programas de ayuda federal estén disponibles en los idiomas que habla la mayoría de las personas que ahí acuden.
- Otra idea es trabajar junto a otras organizaciones externas, como los agricultores locales, lo que podría ayudarles a aumentar la variedad y disponibilidad de los alimentos nutritivos.
- Establecer mejores relaciones con las distintas organizaciones comunitarias también les ayudará a enfrentar mejor cualquier crisis inesperada, o un aumento repentino en la demanda de alimentos como ocurrió durante COVID-19.
La Evaluación de Salud y Nutrición de Bancos de Comida se diseñó para evaluar estos y otros objetivos y para que los bancos de comida puedan identificar las áreas de éxito e identificar estrategias potenciales que no aún no han sido consideradas.
Importancia de la información
“Al tener los datos de esta investigación que muestran que algunas de las prácticas para fomentar la nutrición y salud pueden ser difíciles de implementar, los bancos de comida pueden elevar sus voces para abogar por cambios políticos”, dijo Nguyen.
En esta investigación participaron cuatro diferentes bancos de comida que están asociados con Feeding America. En esta pequeña muestra inicial, la mayoría de los bancos de comida preguntaron a las personas sobre sus preferencias o si padecían enfermedades relacionadas con la dieta, como diabetes, pero pocos contaban con representación, de las personas que reciben los beneficios, en sus consejos de asesores.
La evaluación está disponible en Feeding America, es la organización más grande sin fines de lucro en apoyo al sistema de alimentos de beneficencia y en línea a través de la Extensión de la Universidad de Illinois. Otros autores son: Caitlin Kownacki, Veronica Skaradzinski, Kaitlyn Streitmatter, Stephanie Acevedo y Jennifer McCaffrey de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign; Stephen D. Ericson de Feeding Illinois y Jessica E. Hager de Feeding America.
La investigación fue financiada por el Programa Educativo de Asistencia Nutricional Suplementaria o SNAP-Ed en Illinois.
Adaptado al español por Leticia Irigoyen del artículo en inglés
Editado para su publicación por Norma De la Vega