- Author: Norma De la Vega
Durante más de cien años, la horticultura ha estado ligadas al servicio de las comunidades estadounidenses. Los reformistas usaron las huertas escolares y comunitarias para mejorar aspectos de la vida urbana, educar a los niños, alimentar a los hambrientos y entrenar a quienes enfrentan retos económicos. Ahora, el esquema de servicio de la Universidad de California, que se realiza a través de su Programa de Jardineros Maestros, cuenta con miles de hortelanos entrenados para proveer apoyo en escuelas, hogares y huertas comunitarias por todo el estado.
Nuestra nación tiene muchas necesidades ahora. Las familias enfrentan inestabilidad económica. Las comunidades sufren inseguridad alimentaria. La obesidad es una epidemia; las estadísticas sobre obesidad infantil son particularmente preocupantes. Nosotros tenemos una conexión indirecta y escasa con la tierra y un pobre entendimiento de nuestro sistema alimenticio. Las preocupaciones sobre el medio ambiente – y la disminución de los suministros petroleros - dictan la necesidad de volver a crear sistemas alimenticios locales más sustentables. Y a pesar de las malas noticias, los estadounidenses han mostrado que están ansiosos por un cambio, deseosos de volver a comprometerse con sus vecinos, comunidades y nación.
Un renacimiento de los exitosos programas de jardinería "Victory Gardens" (Los Jardínes de la Victoria) está ocurriendo, sin lugar a dudas. La jardinería y horticultura y el movimiento alimenticio local son temas de actualidad. Sólo hay que tomar en cuenta la USDA’s People Garden Initiative (PGI) (La iniciativa del Programa de Agricultura de los Estados Unidos para Fomentar la Horticultura), la cual fue lanzada en el 2009 en el bicentenario del aniversario del nacimiento de Abraham Lincoln. (Una decisión muy apropiada puesto que el Presidente Lincoln fue quien estableció el USDA y estaba convencido de que los estadounidenses necesitaban aprender cómo cultivar la tierra –incluso pequeñas parcelas- para proteger su libertad.
El PGI está alcanzando un buen progreso a lo largo del país: ahora hay "People's Gardens" (Huertas del Pueblo) en todos los estados. Si lo alentamos y apoyamos, el PGI podría ayudar en un sin fin de maneras. La infraestructura ya existe. Los materiales educativos que apoyan las huertas escolares, caseras y comunitarias están disponibles a través de agencias gubernamentales y organizaciones no lucrativas. Y tal y como le sugerí al Secretario de Agricultura Tom Vilsack, vía el Huffington Post, podríamos invitar y pedir a miles de Jardineros Maestros voluntarios y muy bien entrenados (y quienes trabajan bajo dirección de USDA y a través de instituciones establecidas con la concesión de tierras) que compartan sus conocimientos con hortelanos en escuelas, hogares y comunidades.
Ya lo he dicho antes, pero lo diré de nuevo: todo lo que necesita hacer el presidente Obama es solicitar ayuda. Convocar a los estadounidenses a servir al país a través de la horticultura. Invocar nuestro espíritu de servicio. Salir a visitar una a huerta, admitir en público que estamos pasando por tiempos difíciles, pero dejarnos saber también que podemos lograr el cambio si participamos localmente – a través de algo tan sencillo como la horticultura. Alentar a aquellos que puedan a tener una huerta. Hacer un llamado a nuestro espíritu de servicio: pedirnos que sembremos frutas y verduras para nuestras familias y comunidades y compartir con los bancos de comida las frutas y verduras que no necesitemos.
Sr. Presidente, estamos deseosos del cambio (y un vergonzoso número de estadounidenses están simplemente hambrientos). Algunas veces para avanzar debemos volver a mirar al pasado para obtener inspiración. Ciertamente, el pasado de Victory Gardens provee un ejemplo maravilloso de lo que ciudadanos comunes pueden lograr en su ámbito local para enfrentar los retos de un mundo más allá de su vecindario. El renacimiento de una campaña nacional de Victory Gardens puede proveer el tipo de cambio que estamos buscando, buenas noticias que todos nosotros necesitamos.
Yo no puedo crear milagrosamente millones de empleos, o limpiar el derrame de petróleo en el Golfo, pero si puedo ayudar a facilitar el pequeño milagro de producir y proveer alimentos frescos para mi familia, y quizá compartir estos con aquellos que están enfrentando el hambre en mi comunidad. Por favor, Sr. Presidente: invoque nuestro espíritu de servicio
Preparado por Rose Hayden-Smith
Adaptado al español por Norma De La Vega