- Author: Mike Hsu
- Author: Adaptado al español por Leticia Irigoyen
Abrir el acceso a vacas muy pesadas, de unas 1,200 libras, a uno de los ecosistemas más frágiles y biológicamente ricos de California, parece una forma rara de proteger a las especies en peligro de extinción.
Sin embargo; un estudio recientemente publicado sugiere que introducir niveles bajos o moderados de ganado de pastoreo alrededor de los llamados estanques vernales, genera bajo ciertas condiciones, mayor número y variedad de plantas nativas.
Los ecologistas llaman estanque vernal a los depósitos temporales de agua que se forman – “islas de hábitats nativos” entre los pastizales de California y que son dominadas por pastos exóticos. Estos focos de biodiversidad albergan unas 200 especies nativas de animales y plantas, como el cardo de coyote, que germina bajo el agua y forma una paja en forma de tubo como el que se usa para bucear, para transportar oxígeno a sus raíces – y luego “llena” su tallo cuando el estanque se seca.
Especialmente adaptado para sobrevivir en esas fases de humedad y resequedad, muchas de estas especies solo se les encuentra en los estanques vernales que hay a lo largo de California –por lo que estos estanques son una prioridad urgente para los conservacionistas.
Durante la década de los 70 y 80, los estanques vernales fueron cercados en partes del estado, con la esperanza de proteger la flora y fauna del pastoreo de ganado. Sin embargo, a principios de los años 2000, el investigador de UC Davis, Jaymee Marty, descubrió que el pastoreo era realmente crucial para la biodiversidad del estanque vernal: ya que una vez que el ganado fue retirado de las áreas que habían sido pastoreadas históricamente, la diversidad de las plantas se desplomó.
“Su investigación fue fundamental para repensar en la mejor manera de proteger la diversidad de los ecosistemas de los estanques vernales de California”, indicó Eviner.
El estudio encabezado por Michaels, publicado en el Journal of Applied Biology (Diario de Biología Aplicada), se basa en el trabajo de Marty, tras observar escenarios en los que el ganado había sido bloqueado durante décadas y luego examinar la velocidad con la que regresa la biodiversidad después de reintroducir a los animales. Michaels dijo que queria ofrecer algunas respuestas iniciales a las preguntas prácticas que tienen los rancheros y administradores de tierras sobre la posible reintroducción del ganado.
“Muchos de ellos cuentan con estas áreas que han sido cercadas, para evitar el pastoreo, durante los últimos veinte o treinta años y estaban muy preocupados sobre qué pasaría si dejáramos regresar al ganado a estos pastizales del estanque vernal – ¿se producirán impactos negativos porque la tierra ha estado en reposo durante algunas décadas?”, explicó Michaels.
Descubrieron que, después de reintroducir el ganado a las áreas que han sido cercadas desde la década de los 70, se registró una gran abundancia de flora nativa (especies como ranúnculo, hisopo sin brácteas y downingia erizada del estanque vernal), así como una creciente diversidad entre las plantas (tanto en número de especies como en la uniformidad de las que ya estaban ahí).
“Alentadoramente, la diversidad se restaura rápidamente”, señaló Eviner, “eso proporciona a los conservacionistas datos sólidos para mostrar que una acción rápida puede mejorar la diversidad de las plantas”.
Y sobre la posible preocupación que el ganado convierta las plantas del estanque vernal en su bocadillo, Michaels y sus colegas observaron que el ganado parece estar más interesado en comerse los pastos.
“Anecdóticamente, vimos muy pocas señales de herviboría en las especies del estanque vernal porque en ese tiempo [las plantas] se hallan bajo el agua durante una buena parte al final del invierno y a principios de la primavera y cuando llega el tiempo en que florean, hay bastante forraje a su alrededor para el ganado”, manifestó Michaels.
De hecho, el ganado parece estar ayudando en una función ejecutada milenariamente por los pastores nativos (a saber, el alce tule, alguna vez fue abundante), ayudando a derrotar a la competencia principal de las especies del estanque vernal en las zonas de transición: la maleza o hierbas.
En cambio, las microdepresiones generadas por el ganado aparentemente estimulan la proliferación de plantas nativas. Cada huella se convirtió en una pequeña cuenca– “un estanque vernal dentro de otro estanque vernal”.
“Precisamente en esas áreas de transición, es donde pueden existir las especies de la charca vernal o las hierbas de las tierras altas, tan solo un par de centimetros de topografía del suelo pueden hacer una enorme diferencia”, explicó Michaels. - “Si una vaca viene y pisa en esa zona de transicíón y eso hunde la superficie del suelo y se mantiene inundada un poco más de tiempo, tú terminarás viendo estos grupos de estanques vernales con capacidad de persistir”.
Michaels realiza actualmente un estudio de seguimiento sobre las huellas del ganado para identificar su papel en el reforzamiento de la abundancia y biodiversidad de las plantas nativas. Debido a que las huellas pueden durar varios años, podrían ser capaces de ofrecer algunos beneficios duraderos – y los administradores de las tierras no tendrían que traer al ganado a pastorear a los estanques con tanta frecuencia.
“Si las huellas son las que están marcando la gran diferencia, es posible que no necesitemos el pastoreo cada año – solo durante ciertos tiempos del año cuando sabemos que las huellas se forman bien y se endurecen y luego estamos bien durante varios años”, dijo Michaels.