- Author: Norma De la Vega
- Author: Translated by Ricardo A. Vela
In the metropolis, where cement almost devours the fertile land, millions of children grow up without seeing how a tomato sprouts on the plant, a new trend emerges that brings a ray of hope to millions of families, many of them Latinos.
In the United States, 80 percent of the population lives in urban areas and millions do not have adequate access to nutritious foods such as vegetables and fruits. The consequences are devastating: obesity, diabetes and cardiovascular disease.
As a ray of hope, we see a gradual change thanks to urban agriculture. It is an alternative in the struggle for inclusion, justice and social equity that is changing mentalities and systems through innovative methods such as: community gardens, rooftop farms, farms in cellars, vertical production, backyard farms, hydroponics, and all kinds of gardens located within the populated urban areas.
The reasons urban farmers plant are as diverse as they are. Some do it motivated by curiosity and pride in producing their own food. Others have ambitious goals they want to combat, such as fighting food insecurity, alleviating poverty, taking care of the environment, giving children the opportunity to get in touch with nature, starting their own businesses, just to mention some of them. One way to keep this practice alive is teaching children that in agriculture there are professional opportunities.
The UC Sustainable Agriculture Research and Education Program (SAREP), part of the University of California's división of Agriculture and Natural Resources, presented a series of six workshops supporting small farmers who have been historically marginalized from training and funding opportunities.
Chanowk Yisrael, a successful urban and African American farmer who adopted for his family farm the motto “Transforming the neighborhood into something good,” showed up at one of the workshops and shared his experiences.
Having no experience and despite living in an area where summers are brutally hot, one day he told his wife, “Let's start a farm."
She replied, “You know we live in an urban area. "
The first plants withered. "No one starts a garden in July," Yisrael said, adding that those who live in cities know little about the cycles of nature. So, he participated in community farming workshops and eventually the land rewarded him for his perseverance with 110 pounds of a variety of foods such as cabbage, cantaloupe, tomatoes, pumpkins and cucumbers.
"It was a magical day," Yisrael said. Then, it involved the children; they all began to cultivate, harvest, cook and eat as a family. "We saw that producing food extends beyond just eating," said Yisrael, "and with just a few plants in the backyard, our vision has grown to show communities that there is opportunity in the earth."
The Yisrael urban farm is currently a family business that promotes agriculture among children and teens.
"We work more with children because most young people in cities have no idea of the career path they can follow and this happens when you grow up in areas disconnected from agriculture," says the farmer, who also wants to change the bad reputation of his neighborhood "We want the neighborhood to be a place where there is more than poverty and crime," he said proudly.
Yisrael had his personal fight against agriculture because of the oppression his ancestors suffered, but now he knows that farming is also a tool for equity and social justice.
He and his wife bought land in Amador County and are engaging in political activity to raise their voice and remove regulations that hinder their project. His first achievement was obtaining a permit to be able to sell the fruits and vegetables they did not consume and he later joined with other small farmers.
In 2017, California passed the Farmer Equity Act of 2017 to break down barriers that prevent people of color from gaining access to technical assistance and financial aid. The California Farmer Justice Collaborative was also formed with a mission is to establish a fair food system.
How to get started?
The UC Small Farm Program provides marketing and management resources and tools to small farms.
California FarmLink serves the communities of the North, Central Coast of California and the Central Valley with access to loan lists and listings of available land. Microloans - USDA's Farm Service Agency (FSA) - has resources including small loans that may be appropriate for some urban farmers.
Did you know?
SAREP is offering a series of seminars in English in support of sustainable agriculture, diversity and equity. To learn more visit:
- Farm Workers are Farmers – Introduces the importance of farmworkers in California and suggests ideas for how Cooperative Extension professionals can support workers to achieve the sustainability of agriculture.
- Racial Equity and Service to Farmers of Color – Provides information and training opportunities to farmers and ranchers of color who have historically been neglected by extension institutions.
- Urban Agriculture – Learn more through this video about the opportunities and challenges of 13 urban farmers in California.
- Author: Norma De la Vega
En las metrópolis, donde el cemento casi devora la tierra fértil, millones de niños crecen sin ver cómo brota un tomate en la planta, pero está surgiendo una nueva corriente que trae un rayo de esperanza a millones de familias, muchas de ellas Latinas.
En Estados Unidos, el 80 por ciento de la población vive en áreas urbanas y millones no tienen acceso a los alimentos nutritivos como son las verduras y frutas. Las consecuencias son devastadoras: obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Como rayo de esperanza se ve el cambio paulatino iniciado por la agricultura urbana. Una alternativa en la lucha por la inclusión, la justicia y la equidad social que está transformando mentalidades y rompiendo esquemas mediante métodos innovadores como: jardines comunitarios, granjas en las azoteas, granjas en bodegas, producción vertical, patios traseros, hidroponía y todo tipo de jardines ubicados dentro de los cinturones metropolitanos.
Las razones por las cuales los agricultores urbanos siembran son tan diversas como ellos mismos. Algunos lo hacen motivados por la curiosidad y para sentir el orgullo de producir sus propios alimentos. Otros tienen metas ambiciosas quieren combatir la inseguridad alimentaria, mitigar la pobreza, cuidar el medioambiente, iniciar su propio negocio, dar a los niños la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza. Además, que enseñando a los adolescentes que en agricultura hay oportunidades profesionales se mantiene viva esta práctica.
UC ANR promoviendo sus principios comunitarios, ha estado presentando, vía zoom a través del Programa de Investigación y Educación en Agricultura Sustentable SAREP, una serie de 6 talleres en apoyo a los agricultores pequeños que han sido históricamente marginados de las oportunidades de entrenamiento y financiamiento.
Chanowk Yisrael, un agricultor urbano y afroamericano exitoso quien ha adoptado para su granja familiar el lema: Transformando en algo bueno el vecindario, se presentó recientemente en uno de los talleres y compartió sus experiencias.
Sin tener experiencia alguna y a pesar de vivir en un área donde los veranos son brutalmente calientes, un día le dijo a su esposa “vamos a empezar una granja” y ella le respondió “sabes que vivimos en un área urbana.”
Las primeras plantas se marchitaron. “Nadie inicia un jardín en julio, dijo Yisrael, añadiendo que quienes viven en las ciudades conocen poco sobre los ciclos de la naturaleza. Entonces, participó en talleres de comunitarios de agricultura y finalmente la tierra le recompensó su perseverancia con 110 libras de una variedad de alimentos como repollo, melón, tomates, calabazas y pepinos.
“Fue un día mágico,” sostuvo Yisrael. Entonces, involucró a los hijos, todos empezaron a cultivar, cosechar, cocinar y a comer en familia. “Vimos que producir los alimentos se extiende más allá que solo comer,” dijo el agricultor “Y con tan solo unas plantas en el patio trasero, nuestra visión ha crecido hasta demostrar a las comunidades que hay oportunidad en la tierra.”
La granja urbana Yisrael es actualmente un negocio familiar que promueve la agricultura entre niños y adolescentes.
“Trabajamos más con los niños porque la mayoría de los jóvenes en las urbes no tienen ni idea de la trayectoria profesional que pueden seguir y esto ocurre cuando se crece en áreas desconectadas de la agricultura”, indica Yisrael, quien además quiere cambiar la mala reputación de su vecindario. “Queremos que el vecindario sea un lugar en donde hay algo más que pobreza y delincuencia”, dijo el agricultor.
Yisrael mantenía sus propias resistencias a la agricultura debido a la opresión que sufrieron sus ancestros, pero aprendió que la cultivar es también una herramienta para la equidad y justicia social.
El y su esposa compraron un terreno en el condado de Amador y están participando en la actividad política para elevar su voz y eliminar reglamentos que obstaculicen su proyecto. Su primer logro fue obtener un permiso para poder vender las frutas y verduras que ellos no consumían y más tarde se unió a otros agricultores pequeños. En 2017 se aprobó en California la ley Farmer Equity Act of 2017para derribar barreras que impiden que la gente de color obtenga acceso a la asistencia técnica y a la ayuda económica. También se formó la organización California Farmer Justice Collaborative cuya misión es establecer un sistema alimentario justo.
¿Cómo empezar?
UC Small Farm Program Provee recursos y herramientas de mercadotecnia y administración a granjas pequeñas.
California FarmLink sirve a las comunidades del Norte, Costa Central de California y el Valle Central con acceso a las listas de préstamos y listados de terrenos disponibles.
Microloans - USDA's Farm Service Agency (FSA) tiene recursos incluyendo préstamos pequeños o que puede ser apropiados para algunos agricultores urbanos.
¿Sabía qué?
SAREP está ofreciendo una serie de seminarios en inglés en apoyo a la agricultura sustentable diversidad y equidad. Si quiere conocer más vaya a:
Farm Workers are Farmers - Presenta la importancia de los trabajadores agrícolas en California y se sugieren ideas de cómo los consejeros de Extensión Cooperativa pueden apoyar a los trabajadores para lograr la sustentabilidad de la agricultura.
Equidad racial y servicio a los agricultores de color – Proporciona información y oportunidades de entrenamiento a agricultores y ganaderos de color que históricamente han sido desatendidos por las instituciones de extensión educativa.
Urban Agriculture – Conozca más a través de este video (en inglés) sobre las oportunidades y retos de 13 agricultores urbanos en California.
- Author: Ricardo A. Vela
There are many people who every year ask themselves, why do we need to celebrate Hispanic/Latinx Heritage Month?
There is not an easy, fast answer. The reasons are plenty. The one that I like the best is every year we celebrate it because even just for a month we don't get lost in politics. Or in the country's polarization where we only see the ends of the race spectrum--black and white--and unnoticed are the array of shades in between. But, maybe it's because in those 30 days or five weeks we pause and look around us and realize we Latinos/Hispanics/Chicanos have contributed to this country as much as any other ethnic group, or maybe more. Sadly, it is during this time that we understand that our path to obtain equity and inclusion is a long and not easy road.
During this time, we appreciate that our youth are making an extra effort to get a seat at the table. Twenty-four percent of Latino adults in the country now have at least a college degree. A decade ago, it was only nineteen percent.
And then we find Latinos like Jennifer Rocha, whose image and story have been circulating all over the internet. Rocha, 21, a new graduate from UC San Diego, proudly posses with her parents in the fields where they work, where she grew up and worked even while attending college. She embodies the spirit of the new generation of Latinos. Let Jennifer, with her own words, tell us her story.
"As a high schooler, my parents told me that the only way I was going to be able to understand how important it was to pursue a higher education was to work as a migrant field worker. My parents came from Michoacán, Mexico, and were not fortunate enough to live their dreams of pursuing a higher education and obtaining the dream career they desired.
When I first started working in the fields, I would get off from school, straight to cross country practice, run miles and miles, and then get picked up by my dad to go work in the fields overnight. We would plant strawberries, get off at around 2-3 am, and wake up at 5 am to get ready, or else I would miss the city bus. I admired the workers because they kept working despite backaches while flies, mosquitos, and bugs kept roaming their faces, getting into their eyes. Nobody thinks about or sees what happens behind a vegetable you grab at the grocery store. But behind it is someone who breaks their backs every day working in the fields.
I continued working in the fields even after I had left for college on weekends or on breaks, even though I had a job with the University of California Policy Department (UCPD). I wasn't able to live in the dorm at school because my parents couldn't afford it, so I had to commute from far distances like Oceanside and Lakeside. Having to work two jobs, commute, and go to school at the same time was a struggle. Many times, I wanted to give up, but my parents and their pieces of advice and support were the reason I kept going.
If it wasn't for how my parents raised me, I don't know who I would be today. Coming from a field worker background has motivated me to work hard as my parents took my sisters and me to the fields in order to understand how difficult labor is.
Working in the fields builds and molds a different type of character. A character that does not give up, and one with resilience and strength to withstand the hazards that come from that job."
Rocha is one of the best reasons to continue celebrating the contributions of Latinos/Hispanics/Chicanos to this great country in which we live. We invite you to join us in the events we have planned to celebrate in a big way.
Jennifer's story and photographs published with permission-Jennifer Rocha '21 (@jrocha_10) B.A. Sociology - Law and Society, Muir College #Adelante / Photography by Branden Rodriguez Media @branden.shoots
- Author: Ricardo A. Vela
Hay muchas personas que cada año se preguntan, ¿por qué necesitamos celebrar el Mes de la Herencia Hispana?
No hay una respuesta fácil y rápida. Las razones son muchas. La que más me gusta es que cada año lo celebramos porque al menos durante un mes no nos perdemos en la política o en la polarización del país donde sólo vemos los extremos del espectro étnico - blanco y negro y pasan desapercibidos toda la gama de grises que hay de por medio.
Pero, tal vez, la mejor razón sea porque en esos 30 días, o cinco semanas hacemos una pausa, y miramos a nuestro alrededor y nos damos cuenta de que los latinos / hispanos / chicanos hemos contribuido a este país tanto como cualquier otro grupo étnico, o tal vez más. Lamentablemente, es durante este tiempo que entendemos que nuestro camino para obtener equidad e inclusión en esta sociedad es un camino largo, duro y áspero.
Durante este tiempo, apreciamos que nuestros jóvenes están haciendo un esfuerzo adicional para conseguir un asiento en la mesa de la toma de decisiones. Veinticuatro por ciento de los adultos latinos en el país ahora tienen al menos un título universitario. Hace una década, era sólo el diecinueve por ciento.
Y para celebrarlo con más ganas encontramos a latinos como Jennifer Rocha, cuya imagen e historia circulan por toda la internet Rocha, de 21 años, recién graduada de UC San Diego, orgullosamente posa en varias fotografías con sus padres en los campos donde trabajan, donde ella creció y trabajó, incluso mientras asistía a la universidad.
Ella representa el espíritu de la nueva generación de latinos. Pero dejemos que sea Jennifer, con sus propias palabras, quien nos cuente su historia.
"Como estudiantes de preparatoria, mis padres me dijeron que la única manera en que iba a ser capaz de entender lo importante que era seguir una educación superior era trabajar como trabajador de campo migrante. Mis padres vinieron de Michoacán, México, y no tuvieron la suerte de vivir sus sueños de seguir una educación superior y obtener la carrera soñada que deseaban.
Cuando empecé a trabajar en el campo, salía de la escuela, directamente a la práctica de campo traviesa, corría millas y millas, y luego mi padre pasaba por mi para ir a trabajar en el campo durante la noche. Plantamos fresas, trabajábamos hasta alrededor de las 2-3 am, y nos despertábamos a las 5 am para prepararnos, o de lo contrario perdería el autobús a la ciudad.
Admiro a los trabajadores porque seguían trabajando a pesar de los dolores de espalda, mientras que las moscas, los mosquitos y los insectos seguían merodeando por sus rostros, metiéndose casi dentro de sus ojos. Nadie piensa ni ve lo todo que sucede detrás de una verdura que compras en el supermercado. Pero detrás de ella hay alguien que se rompe la espalda todos los días trabajando en el campo.
Seguí trabajando en el campo incluso después de haber ido a la universidad los fines de semana o en los descansos, a pesar de que tenía un trabajo con la DPCD. No pude disfrutar de un dormitorio en la escuela porque mis padres no podían pagarlo, así que tuve que viajar diariamente desde distancias lejanas como Oceanside y Lakeside. Tener que trabajar dos trabajos, viajar diariamente e ir a la escuela al mismo tiempo fue muy difícil. Muchas veces, quise rendirme, pero mis padres y sus consejos y su apoyo fueron la razón por la que seguí adelante.
Si no fuera por cómo me criaron mis padres, no sé quién sería hoy. Viniendo de una familia de trabajadores del campo me ha motivado a trabajar duro como mis padres. Ellos nos llevaron a mis hermanas y a mí a los campos con el fin de entender lo difícil que es el trabajo.
Trabajar en los campos construye y moldea un tipo diferente de carácter. Una persona que no se rinde, y con resiliencia y fuerza para soportar los peligros que vienen con ese tipo de trabajo".
Rocha es una de las mejores razones para continuar celebrando las contribuciones de los Latinos/Hispanos/ Chicanos a este gran país en el que vivimos.
Te invitamos para que nos acompañes en los eventos que hemos planeado para celebrarlo a lo grande.
Historia y fotografías publicadas con permiso-Jennifer Rocha '21 (@jrocha_10) B.A. Sociología - Derecho y Sociedad, Muir College #Adelante
Fotografía por Branden Rodriguez Media @branden.shoots
- Author: Norma De la Vega
Los trabajadores agrícolas han sido sistemáticamente excluidos de los programas de seguridad. Históricamente han trabajado en condiciones peligrosas e insalubres, sin acceso al cuidado médico, ni días por enfermedad, pero la pandemia amplificó aún más la injusticia.
Con COVID-19 sufrieron una pérdida de empleo sin precedente, y quedaron sin sueldo, sin dinero, con miedo a la enfermedad y sin alimentos en la mesa.
Indica el estudio COVID-19 entre trabajadores agrícolas ejecutado por 6 organizaciones comunitarias que abarcó 1,000 entrevistas telefónicas con trabajadores en todo el estado y cuyos resultados se analizaron en un seminario convocado por SAREP, el Programa de Investigación y Educación sobre Agricultura sostenible.
Expertos y defensores de los agricultores ven en la crisis de la pandemia una oportunidad para cambiar aspectos disfuncionales del sistema alimentario.
California es líder en agricultura en el país, es una industria que genera 50 mil millones dólares y emplea a 800 mil trabajadores. Sin embargo, la mayoría de los trabajos son temporales y el ingreso es menor a los 18 mil dólares anuales. En mayoría los trabajadores son inmigrantes, con escolaridad promedio de 4o año y muchos hablan dialectos indígenas. Noventa por ciento son nacidos en México y sesenta por ciento indocumentados.
“El estudio tienen información que realmente abre los ojos sobre todo las condiciones de vida insalubres y de trabajo peligrosas. Además de la falta de acceso a la red de programas de seguridad y otras cosas que realmente se amplificaron durante la crisis de COVID-19”, dijo Bonnie Bade profesora médico antropólogo en la Universidad de California en San Marcos, una de las autoras del estudio. “Los trabajadores perdieron los salarios y el trabajo, y la educación en el hogar creó un problema masivo entre las familias de trabajadores agrícolas en todo el estado por la falta de acceso a internet.”
Datos sobresalientes de este estudio indican que:
- Hubo una perdida sin precedentes del empleo. Casi la mitad de los encuestados 46% informaron una disminución de trabajo con la consiguiente pérdida de ingresos. “Soy indocumentado, no califico para ninguna ayuda y tengo una familia que sí necesita ayuda, eso me preocupa,” dijo un trabajador agrícola en Santa María durante las entrevistas.
- La mayoría no tiene seguro médico, y por su condición de indocumentados sienten miedo de usar los servicios públicos de salud. “No tengo seguro y es muy caro recibir tratamiento o ser hospitalizado. No tengo muchos ingresos y en caso de muerte por coronavirus los gastos serían mayores.” dijo un trabajador del Valle de Coachela.
- Los trabajadores agrícolas reportaron que pocos empleadores ofrecieron cubre bocas. “Nos entregaron cubre bocas, pero no lo suficiente para 80 personas. Solo nos dieron para 10 personas”, dijo un trabajador agrícola en el condado de Madera.
- La educación a distancia generó alto nivel de angustia en las familias de los trabajadores agrícolas por problemas de hacinamiento, carencia de computadoras, internet y otros recursos necesarios.
El hambre y la obesidad, están relacionados porque la comida chatarra, alta en azúcar, grasa y sal, es más barata, pero causa obesidad, diabetes y con COVID-19 el peligro aumentó.
Investigaciones han mostrado que más del 80% de los trabajadores del campo tienen sobrepeso u obesidad. “Eso era muy preocupante para mi cuando empezamos a entender que las personas con obesidad estaban en mayor riesgo de complicaciones y muerte por COVID y lo que más me sorprendió es que también tienen más riesgo de infectarse comparado con personas que no tienen obesidad,” dijo Matías.
De ahí la importancia de los talleres de nutrición que imparte Extensión Cooperativa por todo el estado. “Mis colegas, que están en los condados, son una fuerza laboral masiva que provee educación nutricional a través de las escuelas y otras organizaciones,” dijo Matías.
Sin embargo, para llevar a los trabajadores agrícolas la educación de nutrición hay barreras como el lenguaje y el miedo, por lo que es crucial trabajar con las organizaciones comunitarias que conocen a los trabajadores agrícolas para empezar a crear puentes. Otra idea que se presentó es trabajar con promotoras de salud que son personas en las mismas comunidades agrícolas que entienden el lenguaje y la cultura para que ayuden a llevar educación preventiva.
“California Institute for Rural Studies tiene una lista de organizaciones de base comunitaria en todo el estado que están muy ansiosas por trabajar con entidades grandes como Extensión Cooperativa para poder acceder a un público más amplio de trabajadores agrícolas, “dijo Bade durante el seminario.
Así empiezan a proyectarse lo que podrían ser los primeros pasos hacia un reto mayor: la inclusión hacia el bienestar para los trabajadores agrícolas.