Bittman habla en términos generales sobre la manera en la que podemos lograr esta meta. Pide paciencia, invocando a los pioneros de esos movimientos transformistas, quienes tuvieron la perspectiva de que su progreso no era solo para ahora, sino también para las futuras generaciones. El nombra a los responsables de las bebidas endulzadas y de las pobres condiciones del ganado como sus principales puntos de ataque. Hace un llamado para establecer metas. Enfoques bien razonados, para estar seguros, pero no son un proyecto para una acción especifica.
Los investigadores de UC Berkeley han venido trabajando en puntos específicos desde ya varios años, investigando prácticas agrícolas, políticas y sociales que podrían hacer posible el tipo de cambio sistemático por el que aboga Bittman. En una serie especial de varios artículos dedicado a los “sistemas agrícolas diversificados”, o DFS, por sus siglas en inglés, publicados en la edición de diciembre de Ecology & Society, los científicos de la universidades de Berkeley y Santa Clara y otras instituciones presentan un caso científico integral que muestra que las prácticas agrícolas biológicamente diversificadas pueden contribuir substancialmente a la producción de alimentos a la vez que causan menos daño ambiental que la agricultura convencional mono cultural industrializada —esto es, grandes franjas de tierra dedicadas a la siembra de un solo cultivo al que se hacen aportaciones químicas.
Los DFS son diferentes a la estrecha definición de los productos orgánicos y la investigación muestra que, a diferencia de la agricultura industrial, la agricultura biológicamente diversificada tiende a generar y regenerar los servicios del ecosistema como la fertilidad de la tierra, el control de enfermedades y plagas, el uso eficiente del agua y la polinización, los cuales hacen importantes aportaciones a la agricultura. La investigación también reveló que los DFS apoyan, de manera global, importantes servicios del ecosistema, incluyendo una substancialmente mayor biodiversidad, captura de carbón, uso eficiente de energía y resistencia a los cambios climáticos.
Pero cambiar el sistema agrícola de Estados Unidos es más complejo que simplemente cambiar las técnicas de cultivo, según Alastair Iles, profesor asistente de ciencias del medio ambiente, política y administración y coordinadora del Centro de Sistemas Agrícolas Diversificados de Berkeley.
“Para que los sistemas agrícolas diversificados puedan prosperar en Estados Unidos, las políticas y preferencias deben evolucionar para recompensar los beneficios sociales y del medio ambiente de la agricultura sustentable y la administración paisajista”, manifestó Iles. “Las políticas que apoyan la diversificación ecológica se encuentran subdesarrolladas y fragmentadas comparadas con las políticas agrícolas convencionales”.
En un artículo sobre ecología y sociedad, Iles y el coautor Robin Marsh, también de UC Berkeley, consideran varios obstáculos que previenen o frenan la expansión de las prácticas agrícolas diversificadas, como un contexto político y económico más amplio de la agricultura industrializada, la erosión del conocimiento y capacidad del granjero y la cadena de suministro y condiciones de mercadeo que limitan la habilidad de los granjeros de adoptar prácticas sustentables.
“Por ejemplo, para transformar la agricultura, necesitamos entender estos obstáculos y desarrollar y probar soluciones, como el aprender unos de otros, el reclutamiento y retención de nuevos granjeros a través del acceso a créditos y tierras y la compensación por servicios ecológicos provistos por rancheros”, indicó Iles.
Otras facetas importantes de un sistema agrícola sustentable incluyen la atención a sus dimensiones sociales, como la salud humana, la mano de obra, participación democrática, fuerza moral, diversidad, igualdad y ética, según una edición especial del co editor Chris Bacon de la Universidad de Santa Clara. En un artículo que escribió junto con otros colegas, Bacon propone crear sociedades con instituciones que pudieran abordar asuntos como la inmigración, el acceso a alimentos y la salud de los trabajadores.
“Hasta la fecha, el nivel de inversión en la investigación y desarrollo de este tipo de agricultura es minúsculo comparado con lo que se ha invertido en la agricultura convencional”, dijo Kremen. “Puede que exista un potencial substancial para incrementar la producción de alimentos proveniente de una agricultura sustentable biológicamente diversificada que aún no hemos explotado. Con el apoyo a las investigaciones para estudiar y mejorar los sistemas agrícolas sustentables, podemos explotar ese potencial. Los cultivadores desean utilizar prácticas sustentables si pueden, pero necesitan saber que no perjudicarán sus balances”.
Así que, los científicos de DFS podrían argumentar que el manifiesto de Año Nuevo de Bittman, el cual termina con un llamado de “energía, acción — y paciencia”, podría ser enmendado para incluir “un enfoque integral científico, político y sociológico y colocar los dólares detrás del tipo correcto de investigación”.
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